Investigan relación entre depresión y envejecimiento cerebral

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La depresión es considerada una alteración patológica del estado de ánimo. Se relaciona principalmente con sentimientos de desesperanza, tristeza, falta de motivación y concentración.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que ese desorden afecta a 350 millones de personas en el mundo. Además, se ha convertido en la principal causa mundial de discapacidad.

Pese a los tratamientos eficaces para la depresión, más de la mitad de los afectados no los recibe; por ende, este trastorno va en aumento.

Estudios recientes han mostrado la relación entre la depresión, la irritabilidad e ira; así como el impacto mutuo con la diabetes.

Ahora, un equipo de investigadores de la Yale University descubrió que los pacientes con depresión tienen menor densidad de sinapsis. Estos síntomas causan problemas particulares en la atención y provocan la pérdida de interés en actividades anteriormente placenteras.

Los neurocientíficos, quienes hablaron en el encuentro de la American Association for the Advancement of Science (AAAS), aseguran que sus hallazgos significarían que la depresión empeora la memoria y las habilidades de pensamiento más rápido.

En otras palabras, aun cuando la cognición disminuye con la edad, quienes presentan un trastorno como la depresión empeoran a mayor velocidad.

Los especialistas indican que la depresión en una etapa avanzada de la vida podría ser un factor de riesgo para el desarrollo de Alzheimer.

Una de las razones de ese envejecimiento podría ser que las células cerebrales se comunican mediante la activación de mensajes; es decir la sinapsis.

En general, las habilidades cognitivas buenas se relacionan con sinapsis más fuertes; cuando se deterioran, significa que esas uniones del cerebro se encogen gradualmente hasta morir.

Anteriormente, los tejidos cerebrales en esa situación sólo se habían visto en personas fallecidas; pero, en esta ocasión, pudieron verificar en personas vivas.

Gracias a sus observaciones, notaron que cuanto más baja es la densidad, más severos son los síntomas de depresión; de igual manera, los problemas de atención y la pérdida de interés aumentan.

Eso se podría traducir como una aceleración del envejecimiento.

Los análisis de este equipo todavía son pequeños, señaló Irina Esterlis, líder el proyecto; no obstante, indicó, han trabajado con personas de diferentes edades.

Sus conclusiones preliminares la han motivado a ampliar sus muestras; aunque señala lo delicado de las evaluaciones:

A los voluntarios, se les inyecta una sustancia radioactiva que se une a proteínas en las vesículas o contenedores de almacenamiento usados por la sinapsis. Posteriormente, esas áreas se iluminan para determinar cuántas están en diferentes regiones del cerebro.

Por ahora, no hay medicamentos dirigidos al daño subyacente de la sinapsis; sin embargo, para otros expertos, estos resultados preliminares son un recordatorio de la importancia de trabajar en el tratamiento de la depresión.

Esos investigadores anotan también que el envejecimiento cognitivo es un proceso normal en el cual se involucran otros problemas de salud, como enfermedades cardiacas; éstas retardan el flujo de sangre al cerebro.

Bajo ese conocimiento, se podría concluir que la depresión sólo hace más evidente el declive sináptico, mas no lo empeora.

Sobre el mismo tema, Daniela Kaufer, de la University of California, mencionó, en la reunión de la AAAS, que otra forma de envejecer es el rompimiento gradual de una barrera hematoencefálica encargada de proteger a al cerebro contra la infiltración de sustancias dañinas.

Como consecuencia de la ruptura, hay inflamación y deterioro cognitivo. De hecho, esta investigadora y su equipo trabajan en un experimento para bloquear el daño inflamatorio.

Finalmente, Etienne Sibille, de la Universidad de Toronto, compartió que desarrolla un compuesto para tratar a los receptores cerebrales afectados por el envejecimiento y la depresión. Sus más recientes exámenes en ratones probaron la reversión de la pérdida de memoria causada por estrés.

A pesar de todos esos avances, las científicas resaltaron que faltan mucha investigación por hacer y las pruebas en humanos aún tardarán.

Con información de AP.