Depresión y ansiedad serían daños colaterales de la diabetes

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La diabetes es una enfermedad crónica causada por la imposibilidad del páncreas para producir suficiente insulina; o de la ineficacia del organismo para utilizar la insulina que produce.

Existen dos tipo de diabetes: la tipo 1, caracterizada por la ausencia de síntesis de insulina; y la 2, que tiene su origen en la incapacidad del cuerpo para usar la insulina.

La diabetes tipo 2 es consecuencia de la falta de actividad física, exceso de peso y malos hábitos alimenticios.

Esta enfermedad se ha convertido en uno de los principales problemas de salud pública en México y el mundo.

El Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) indica que 14% de los adultos mexicanos tiene este padecimiento; además, se estima que es el causante de 80 mil muertes por año.

La diabetes, aunque no tiene cura, es prevenible; sin embargo, al no cambiar los hábitos de alimentación y ejercicio, puede complicarse.

Numerosos estudios hablan sobre sus características epidemiológicas, consecuencias y prevención. De igual manera, es sabido que altos niveles de azúcar en la sangre, sin un tratamiento adecuado, tienen como consecuencia otras complicaciones en la salud:

  • Problemas visuales;
  • desarrollo de úlceras;
  • alta presión arterial;
  • enfermedades renales;
  • daño óseos;
  • piel reseca;
  • dolor, ardor o pérdida de sensibilidad en los nervios;
  • aumento de riesgo de demencia.

A pesar de ese conocimiento, muchas de las terapias se enfocan únicamente en los problemas fisiológicos de los pacientes; es decir, se atiende poco la salud psicológica y cuyas emociones son capaces de alterar el estado de una persona con diabetes.

Ante esta situación, investigadores de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Coahuila (Uadec) realizaron un estudio piloto para hallar indicadores de depresión y ansiedad en pacientes con diabetes mellitus tipo 2.

Fuente: SWA Spain

Los especialistas trabajaron con 60 pacientes de la región sureste de Coahuila, principalmente de la zona metropolitana de Saltillo; a quienes les aplicaron pruebas cualitativas de corte correlacional:

  • El LSCB 90, para medir rasgos generales de incomodidad, depresión y ansiedad.
  • La Escala de de depresión de Beck.
  • ISRA, para medir la respuesta ante la ansiedad y las consecuencias cognitivas, fisiológicas o motoras.

Los resultados preliminares mostraron que el 10.9% de los pacientes tenían depresión. Aun cuando esa cantidad se considera como sintomatología baja, siete de los sujetos de estudio presentaron una depresión manifiesta.

Este detalle llevó a los autores a darse cuenta de que, en un panorama general, la sintomatología puede parecer menor; pero, al personalizarlo, se observa depresión y ansiedad claras.

El 44% de las personas tiene ansiedad mínima; y un 37% la presenta de forma moderada con manifestaciones clínicas.

Un hallazgo más fue que el 100% de los encuestados indicó no tener deterioro ni requerir apoyo psicológico; no obstante, el 77% reciben atención psicológica. Por supuesto, esta situación no la relacionan como parte de su tratamiento médico.

Otro aspecto fue el tema de comorbilidad; o sea, la presencia de uno o más trastornos, adicional a la diabetes, y su relación con la depresión, la ansiedad y el estrés.

El doctor Joel Zapata Salazar, uno de los autores de esta investigación, afirma que es necesario abordar la diabetes desde varias disciplinas; pues es una enfermedad multifactorial.

Al ser una estado de desequilibrio físico, mental y social, es necesaria la intervención de otros profesionales de la salud que no sólo sean médicos.

Señala también que el 37% de los encuestados ha vivido más de cinco años con la enfermedad; pero sin un seguimiento adecuado respecto a comorbilidad y otras afectaciones relacionadas con la diabetes.

Son justamente los daños colaterales los que aumentan los indicadores de depresión y ansiedad sutilmente hasta que se naturaliza; de modo que la persona se acostumbra hasta no darse cuenta de esas nuevas condiciones.

Para el Dr. Zapata, existen conductas que llevan a la diabetes. En otras palabras, es un padecimiento que viene de años atrás y es ahí donde se tiene que incidir.

Como seres humanos, somos unidades biopsicosociales; nada que pase en tu cuerpo va a dejar de incidir en tu mente y viceversa: procesos psicosomáticos y procesos somatopsíquicos.


(Dr. Joel Zapata Salazar)

La finalidad del proyecto es hacer un diagnóstico de la enfermedad en la región para conocer los estragos emocionales en los afectados; así, se podrán ofrecer alternativas de intervención psicológica para la prevención y tratamiento de la diabetes.

Uno de los objetivos futuros es escalarlo a nivel estatal y nacional en estados estratégicos como Zacatecas, Oaxaca, Tabasco, Yucatán, Sonora, Chihuahua, Tamaulipas y Nuevo León, donde ya hay académicos interesados en el tema

Asimismo, anotaron los especialistas, es importante revisar las redes de apoyo social y familiar para crear terapias más efectivas para mejorar la calidad de vida de los pacientes.