Identifican tres nuevos tipos de depresión con diferentes respuestas terapéuticas
Si bien la depresión es una de las patologías más «tratables» en la medicina psiquiátrica actual, existe un elevado porcentaje de pacientes que no alcanza la remisión de la sintomatología. La mayoría solo responden de forma parcial- además de existir un grupo de pacientes que no experimentan mejoría alguna- pese a probar distintos enfoques de tratamiento.
En la práctica clínica, uno de cada tres pacientes con depresión responde efectivamente a la terapia inicial con un tipo de antidepresivo. Estos datos se traducen en que un 65% de los pacientes tratados y con una adecuada adherencia al tratamiento persistirán con los síntomas. Pero ante la presentación de una depresión resistente o refractaria a tratamiento existen alternativas terapéuticas a las que se puede recurrir.
La depresión resistente se define como aquella que no ha evidenciado respuesta a dos antidepresivos que han sido empleados por tiempo y dosis adecuados, ya que el 80% de las personas que presentan depresión resistente responde a una combinación de medicamentos antidepresivos.
Los medicamentos del tipo inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son los más comúnmente recetados para la depresión. Su mecanismo de acción está pensado para obtener un incremento en los niveles de serotonina en el cerebro.
Para utilizar un antidepresivo la elección debe debe individualizarse y considerar las características sintomáticas del cuadro depresivo, la existencia de comorbilidades, efectos secundarios asociados, interacciones farmacológicas y disponibilidad en el medio del paciente.
Según estimaciones recientes de la OMS, la depresión afecta a unos 350 millones de personas a nivel mundial y al menos a 16 millones de ellos viven en los Estados Unidos.
Más del 60% de los individuos de los E.E.U.U. que viven con depresión han experimentado un deterioro general grave como consecuencia, y hasta el 30% de las personas que viven con depresión no encuentran alivio a sus síntomas en las terapias que han recibido.
La depresión en estudio
Un nuevo estudio, publicado en la revista Scientific Reports ayuda a explicar por qué los ISRS son incapaces de tratar de manera eficaz algunos tipos de depresión.
El equipo, que fue dirigido por el Prof. Kenji Doya, de la Neural Computation Unit at the Okinawa Institute of Science and Technology Graduate University (OIST) de Japón, logró identifcar tres nuevos subtipos de depresión.
Escaneo del cerebro en depresión
El profesor Doya explica que la motivación de este estudio fue debido a que: «Siempre se ha especulado con la existencia de diferentes tipos de depresión, que influyen en la eficacia del medicamento. Pero no ha habido consenso«.
En la búsqueda de una explicación a esta refractariedad al tratamiento, los investigadores examinaron los datos clínicos de 134 pacientes, de los cuales, la mitad había diagnosticada recientemente con depresión.
A través del empleo de cuestionarios y análisis de sangre, los científicos pudieron recabar información sobre los participantes, como el estado de salud mental , los patrones de sueño y algunas posibles causas que estuvieran generando estrés en sus vidas.
En el estudio también se empleó escáneres de resonancia magnética funcional para estudiar la actividad cerebral de los participantes, cartografiando 78 regiones cerebrales para analizar las conexiones entre estas áreas.
Uno de los autores principales- Tomoki Tokuda, un estadístico en OIST- explica que «El principal desafío en este estudio fue desarrollar una herramienta estadística que pudiera extraer información relevante para agrupar temas similares«. Para procesar los datos obtenidos, Tokuda desarrolló un nuevo método estadístico para dividir unas 3,000 características medibles en cinco grupos de datos. Estas características incluyeron la incidencia de trauma infantil- medido en la puntuación de la Escala de trauma de abuso infantil (CATS) y la gravedad inicial del episodio depresivo.
Depresión y subtipos
De esos cinco grupos de datos, tres se correspondieron con diferentes subtipos de depresión.
Las resonancias cerebrales pusieron en evidencia que la relación funcional de las diferentes áreas del cerebro que estaban conectadas a la estructura conocida como giro angular servía para predecir si los ISRS servían efectivamente en el tratamiento de la depresión. El giro angular es una región cerebral ubicada en el lóbulo parietal, involucrada en funciones cognitivas relacionadas con el procesamiento del lenguaje, cálculos numéricos, la cognición espacial y la atención.
El estudio encontró que uno de los subtipos identificados- el que era refractario al tratamiento con los ISRS, se correlacionaba con una elevada conectividad funcional entre las áreas cerebrales mapeadas y con haber padecido trauma durante la infancia. En contraste, los dos subtipos de depresión que tuvieron una adecuada respuesta farmacológica se caracterizaron por una baja conectividad cerebral y ausencia de traumas en la etapa infantil.
Estos hallazgos pueden ser de gran utilidad predictiva en la terapéutica, al emplear como parámetros medibles la conectividad funcional del cerebro y la incidencia de trauma infantil, como explica Doya: «Este es el primer estudio que identifica los subtipos de depresión a partir de la historia de vida y los datos de IRM«. «Proporciona a los científicos que estudian los aspectos neurobiológicos de la depresión una dirección prometedora para continuar su investigación«.
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