Enfermedad hepática alcohólica: qué es y cómo evitarla

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La enfermedad hepática alcohólica es provocada por el consumo excesivo de alcohol, lo cual daña el hígado y causa inflamación y cicatrices, llevando a consecuencias que podrían ser fatales. Esta condición es la primera causa de cirrosis en países occidentales.

El hígado es uno de los principales órganos en el cuerpo, ya que realiza más de 500 funciones. Por ejemplo, filtra toxinas de la sangre, sintetiza hormonas y proteínas, regula el colesterol y los niveles de azúcar en la sangre. Es por esto que el daño al hígado puede afectar a todo el cuerpo.

Cuando el daño empieza, es difícil notarlo, debido a que el hígado puede regenerarse y curarse a sí mismo. Cuando se encuentra el daño en este órgano, a menudo ya es irreparable. En 2014, las muertes por esta enfermedad sobrepasaron los 19 mil casos en Estados Unidos. El 20 por ciento de los trasplantes de hígado ocurrieron como resultado de la enfermedad hepática alcohólica.

Ya que se ha diagnosticado, la única manera de reparar este daño es que la persona deje de consumir alcohol por completo, también se debe tomar medicación, hacer cambios en el estilo de vida y a menudo se recurre a operaciones quirúrgicas.

Primeras señales y síntomas

Es difícil reconocer las señales ya que estas pueden confundirse con otros problemas. Entre estas se encuentra: dolor abdominal, náusea, vómito, diarrea y pérdida del apetito. Sin embargo, una de las primeras señales claras puede ser la ictericia.

Ya que el daño es notorio pueden aparecer otros síntomas como la ascitis, fiebre, temblores, comezón en la piel, fatiga general, sangre en el vómito y al defecar, aparición de moretones más fácilmente y reacciones más sensibles al alcohol o a las drogas. Ya que aparecieron algunos de estos, lo único que queda es acudir al hospital para obtener tratamiento médico ya que el daño al hígado está avanzado.

Tratamiento

Para tratar esta enfermedad lo primordial es remover por completo el consumo de alcohol. Por ejemplo, se ha notado que cuando alguien padece hígado graso, dejar de beber puede revertir este daño en un periodo de 2 a 6 semanas.

Sin embargo, ya que alguien ha sido diagnosticado con enfermedad hepática alcohólica, esta persona no puede continuar bebiendo. Cualquier síntoma reaparecerá si esta persona vuelve a ingerir alcohol. Debido a que la dependencia al alcohol es grave, se recomienda dejar de beber gradualmente.

Asimismo, si alguien está acostumbrado a beber más del mínimo recomendado (no más de una dosis al día para las mujeres o dos para los hombres), debe acudir a un médico para dejar de beber con atención médica, ya que la abstinencia alcohólica puede ser mortal.

Si en dado caso se debe tratar la abstinencia al alcohol, se recomienda recurrir a la Terapia Cognitivo Conductual e incluso al uso de medicamentos, especialmente las benzodiazepinas pueden ayudar para combatir la dependencia al alcohol.

Otras recomendaciones

También se debe hacer un énfasis al cambio en el estilo de vida. El paciente debe dejar de fumar, ya que el sobrepeso y el tabaquismo pueden hacer más grave esta condición. Sobre los medicamentos se recomienda la pentoxifilina para reducir la inflamación en el hígado. Sin embargo, esta debe ser recetada siempre por un médico.

En dado caso alguien tenga falla hepática, la única solución es un trasplante de hígado. Solo aquellas personas que lleven al menos seis meses sin haber bebido alcohol y cuyos órganos se muestren saludables pueden ser considerados para recibir una donación.

Entre más avanzado este el daño antes de comenzar el tratamiento, menores son las expectativas de vida. El promedio de vida de las personas con cirrosis avanzada es de 2 años, cuando el hígado todavía puede regenerarse puede ser desde los 6 hasta los 12 años. En algunos casos, el daño puede revertirse por completo cuando una persona deja de beber.

Con información de Medical News Today.