Autoinmunidad en la COVID prolongada 

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Una reciente investigación explica el papel que juega la autoinmunidad en la COVID prolongada y cómo es que el sistema inmunológico juega un papel importante en los efectos secundarios de la vacuna. Te invitamos a conocer más sobre la inmunidad y el coronavirus en esta nota. 

¿Cómo afecta la autoinmunidad en la COVID prolongada? 

El estudio, publicado en New England Journal of Medicine, sostiene la hipótesis que las respuestas inmunes complejas al virus del SARS-CoV-2 podrían explicar los efectos la COVID-19 prolongada, que se refiere a la variedad de síntomas que persisten durante meses después de haber contraído la infección, así como los efectos secundarios graves y poco frecuentes de la vacuna contra COVID-19. 

Para entender un poco más el tema es necesario explicar cómo funciona la autoinmunidad, la cual se modifica cuando nuestro organismo entra en contacto con un virus, o cualquier otra infección, y reconoce a las proteínas y moléculas del virus como invasores. A estos invasores se les conoce, científicamente, como antígenos. Posteriormente, el cuerpo trata de neutralizar a los agentes invasores, o antígenos, para lo cual genera anticuerpos y anticuerpos secundarios, también conocidos como anticuerpos anti-idiotípicos. 

¿Para qué sirven los anticuerpos anti-idiotípicos? 

Cabe destacar que los anticuerpos anti-idiotípicos, son parte de un proceso natural del organismo para regular y, sobre todo, bajar la respuesta inmunológica. No obstante, estos pueden tener efectos negativos inesperados, tales como: 

  • Neutralizar los anticuerpos de primera línea e interferir con la capacidad del cuerpo de combatir una infección persistente, como es el caso de muchos pacientes con COVID-19. 
  • Imitar al organismo invasor y unirse a nuestras células sanas de la misma manera, lo que provoca los mismos síntomas de la infección y el ataque a nuestras células sanas. 

Autoinmunidad y las complicaciones del COVID-19 

Otro punto en el que juega un papel importante la autoinmunidad en la COVID-19, es en el desarrollo de complicaciones en diversos órganos. Los científicos han observado que la proteína pico del SARS-CoV-2 se une a los receptores de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2) de nuestras células y estos receptores están presentes en células pulmonares, cardíacas, renales, nerviosas y cerebrales. Por lo que la proteína del COVID-19 podría unirse a cualquier receptor de cualquier zona del cuerpo y afectar profundamente nuestra salud. 

Además, al unirse a los receptores ACE2, no sólo suprime la función de la célula sana, sino que también libera proteínas inflamatorias, mejor conocidas como citocinas. 

Según William J. Murphy, autor del estudio, “los hallazgos podrían ser benéficos, particularmente, en la comprensión de cómo aumentar la efectividad y la duración de las respuestas de anticuerpos protectores, así como permitir medios para determinar si los pacientes está en riesgo de una respuesta anti-idiotipo o desarrollar nuevas intervenciones terapéuticas”. 

Más sobre la autoinmunidad en la COVID prolongada

Por otro lado, de acuerdo con una investigación de científicos de la Universidad de Cambridge, la Fundación NHS y el Hospital Addenbrooke al autoinmunidad en la COVID se da en tres escenarios:

  • Personas que tienen una enfermedad leve o asintomática muestran una respuesta inmunitaria sólida al principio de la infección. 
  • Pacientes que requieren de atención hospitalaria tienen respuestas inmunitarias deterioradas o inflamación sistémica desde el inicio de los síntomas. 
  • Gente con anomalías persistentes en las células inmunitarias y con un cambio en la respuesta inflamatoria del cuerpo tienen mayor riesgo de padecer COVID prolongado. 

Según Paul Lyons, coautor principal de la investigación y del Instituto de Inmunología Terapéutica y Enfermedades Infecciosas de Cambridge, “este hallazgo podría tener implicaciones importantes sobre cómo se debe manejar la enfermedad, ya que sugiere que debemos comenzar el tratamiento lo más pronto posible para evitar que el sistema inmunológico cause daño muy temprano y, tal vez, de manera preventiva en grupos de alto riesgo evaluados y diagnosticados antes de desarrollar los síntomas”. 

Además, se observó que en los pacientes que informaron tener síntomas de la enfermedad, como fatiga, durante varios meses después de la infección (COVID prolongada), tenían alteraciones profundas en muchos tipos de células inmunitarias que, con frecuencia, persistían durante semanas o, incluso, meses. Las anormalidades se resolvieron en tiempos diferentes según el tipo de célula afectada. 

Estas investigaciones sobre autoinmunidad en la COVID-19, sin duda ayudarán a los científicos a entender mejor cómo tratar y ayudar a los pacientes que continúan con secuelas por coronavirus, así como evitar que más personas presenten complicaciones graves por esta enfermedad. 

Con información de Medical News Today, Plos MedicineUK Research and Innovation, y National Institute of Health.


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