¿Las pastillas anticonceptivas afectan la cognición de las mujeres?

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Los anticonceptivos orales se han convertido en uno de lo métodos más populares entre las mujeres.

En el mundo, se estima, más de 100 millones de mujeres usan píldoras anticonceptivas para prevenir el embarazo. En México, el 72.5% de las féminas entre 15 y 49 años utilizan anticonceptivos, según la Encuesta Nacional de la dinámica Demográfica de 2009.

La píldora anticonceptiva es uno de los métodos más elegidos; además, es segura para la mayoría de las personas.

Este tipo de anticonceptivos hormonales fueron hechos para administrarse en mujeres sanas; es decir, si una mujer tiene alguna complicación en su salud, probablemente no sea recomendable que utilice la pastilla.

Algunos otros expertos también indican que tomar la pastilla es, al final, ingerir un tipo de medicamento; por lo cual puede tener efectos secundarios en algunas usuarias.

Dicha situación ha llevado a examinar las posibles consecuencias de la píldora. Así, se han observado distintos efectos en la salud y cuerpo de las mujeres.

Por ejemplo, se puede presentar: dolor de cabeza; náuseas; alteración del flujo menstrual; aumento de peso; alteraciones de humor, y aparición de espinillas.

En casos más graves, se presenta dolor en el pecho, la espalda o las piernas; dificultad para respirar; dolor intenso en el abdomen o estómago; color amarillento en piel y ojos. Si eso pasa, es necesaria la atención médica inmediata.

Otras investigaciones asocian a las pastillas anticonceptivas con el riesgo —aunque bajo y en caso de anticonceptivos combinados—, de padecer trombosis venosa.

Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuenta con una serie de directrices para promover los servicios de planificación familiar; en ellos se incluyen los criterios para la elegibilidad del uso de anticonceptivos.

Por supuesto, esas iniciativas surgen con la finalidad de determinar cuáles son los métodos anticonceptivos para cada persona.

Lo mismo sucede con las indagaciones sobre las consecuencias del uso de la píldora anticonceptiva; no obstante, poco se sabe de sus efectos en los pensamientos y conductas.

Por el motivo anterior, un reciente estudio de la University of Rostock, en Alemania, se centró en el reconocimiento y control de emociones de las mujeres que usan anticonceptivos orales.

Sus hallazgos sugieren que los anticonceptivos orales tiene impacto en el juicio de las mujeres.

Para comprobar sus hipótesis, los científicos trabajaron con 41 usuarias de anticonceptivos orales, y con 53 que no lo eran. Se les preguntó sobre su ciclo menstrual, uso de anticonceptivos, edad, educación, nivel de angustia y de empatía.

Posteriormente, a cada una le asignaron una tarea de reconocimiento de emociones llamada “Leyendo la mente en los ojos”; con este examen, evaluaron su capacidad para leer señales sociales sutiles en imágenes en blanco y negro de ojos de personas.

El nivel de dificultad fue de mínima a moderada, y luego a máxima.

Usaron otros métodos como:

  • Breve inventario de síntomas 18 (BSI-18) para evaluar el nivel de angustia y depresión de las participantes.
  • Índice de reactividad interpersonal, para analizar los rasgos empáticos.
  • Análisis estadístico. Se usaron dos conjuntos, uno basado en hipótesis y otro exploratorio para comparar las características de las participantes y su rendimiento en el reconocimiento de emociones.

Las diferencias, declararon los especialistas, fueron sutiles; pero significativos.

La mayor distinción estuvo en el 10% de mujeres que tomaban la píldora y no pudieron describir las emociones más complejas; en especial las negativas.

Asimismo, los investigadores indicaron que, al comparar los resultados con otros estudios, sus conclusiones fueron similares. De hecho, aseguran que los anticonceptivos orales suprimen los niveles de estrógenos y progesterona; lo cual, a su vez, afecta la manera en que se reconocen las emociones.

Aun con esos hallazgos, los autores aseguran que todavía hay preguntas por resolver para determinar si las deficiencias observadas son suficientemente poderosas para causar dificultades interpersonales para las mujeres. Para ello, se necesita mucha más investigación.

La evaluación completa fue publicada en la revista Frontiers in Neuroscience.