Mexicanos innovan en tratamiento para la insuficiencia renal crónica

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El 10% de la población mundial sufre de la enfermedad renal crónica. Este desorden se puede prevenir; pero, una vez que se padece, no tiene cura. La también llamada insuficiencia renal es progresiva y silenciosa, pareciera no tener síntomas; en etapas avanzadas, su tratamiento es muy costoso e invasivo.

En países subdesarrollados, los recursos son insuficientes para atender a todo los que lo necesitan; por lo tanto existe una inequidad en el acceso a los tratamientos. De acuerdo con la Sociedad Latinoamericana de Nefrología e Hipertensión (SLANH), en América Latina hay un promedio de 613 pacientes por millón de habitantes que, durante 2011, tuvieron acceso a las terapias para tratar la insuficiencia renal. En México, más de ocho millones de personas sufren de este mal; pero sólo 100 mil de ellas reciben tratamiento de diálisis y hemodiálisis.

A nivel mundial se impulsan esfuerzos para aumentar la cantidad de pacientes atendidos; así mismo, grupos de científicos trabajan para poder utilizar terapias basadas en tecnologías de inteligencia artificial. El objetivo es mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y nuestro país se está convirtiendo en un referente mundial para el tratamiento de la enfermedad renal crónica; tanto que, en enero de este año, se inauguró la primera Clínica de Investigación en Hemodiálisis; como parte de un proyecto estratégico del Centro Nacional de Investigación en Imagenología e Instrumentación Médica de la UAM.

Fuente: Pixabay

La insuficiencia renal crónica, una enfermedad de riesgo

Los riñones nos ayudan a mantener la presión sanguínea y la hemoglobina en los niveles adecuados; también eliminan el exceso de líquidos y desechos dañinos de nuestro cuerpo. Cuando dejan de funcionar adecuadamente, comienza la insuficiencia renal y es necesario un tratamiento que reemplace sus funciones.

El tabaquismo, alcoholismo, sedentarismo y la obesidad son factores que influyen en el desarrollo de esta enfermedad; se estima que un 40% de los casos se da en personas con diabetes y el 25% en hipertensas. Las alteraciones cardiacas, del cerebro o los vasos sanguíneos; el aumento de ácido úrico, se mayor de 45 años y ser hombre; son los principales factores de riesgo para que la insuficiencia aparezca.

Algunas de las técnicas utilizadas para su tratamiento son la diálisis peritoneal, la hemodiálisis y el trasplante renal. Según los especialistas de la Clínica de Investigación en Hemodiálisis, estas terapias son altamente invasivas, pues se requiere extraer la sangre del paciente a través de una máquina. Esa máquina utiliza un filtro de membranas que depura los líquidos, sales y desechos que interfieren con el correcto funcionamiento de los riñones. Este procedimiento debe realizarse tres veces por semana; dura de tres a cuatro horas por sesión.

A pesar del tiempo ocupado en los tratamientos, siguen siendo deficientes. Una hemodiálisis, por ejemplo, depura toxinas urémicas de pequeño peso molecular; sin embargo, no extrae a largo plazo las moléculas más grandes y con mayor toxicidad. Si el cuerpo sigue con ese exceso, el corazón crece debido a la presión interna; las consecuencias pueden llegar hasta un infarto al miocardio, tromboembolia pulmonar o la calcificación de los vasos sanguíneos. Tras estas alteraciones, la esperanza de vida se reduce drásticamente; los pacientes pueden morir dentro de los tres años siguientes.

Fuente: Conacyt

Menos medicamentos y hemodiálisis a largo plazo

La Clínica de Investigación en Hemodiálisis tiene como objetivo minimizar el consumo de fármacos crónicos y, así, preservar el bienestar del paciente con hemodiálisis. De esta manera, se ofrece una mejor calidad de vida a quien padece insuficiencia renal; además de contar con una reducción de los gastos directos e indirectos hasta en un 35%.  

El trabajo está en personalizar el funcionamiento de las hemodiálisis a las necesidades de cada paciente según indicadores fisiológicos. Esos indicadores son medidos por un monitor, el cual también ayudará a prevenir consecuencias como la hipotensión intradialítica.

El tratamiento que se implementará en esta clínica es la hemodiafiltración; ésta depura toxinas urémicas de todos los tamaños. A través de 20 litros de agua ultrapura que infunde en la sangre, mejora el flujo sanguíneo.

Este procedimiento ya se ha puesto en práctica en algunos países de Europa; pero esta clínica mexicana sumará otras técnicas basadas en investigaciones del doctor Miguel Cadena Méndez.

Fuente: Conacyt

La importancia de la actividad física y la tecnología

Las investigaciones del doctor Cadena Méndez documentan el impacto del ejercicio aeróbico, el control de la temperatura del líquido dializante y el apoyo nutricional en el proceso de hemodiafiltración. Para que los pacientes puedan tener un tratamiento menos agresivo, es importante la actividad física, así como una dieta hiperproteica e hipercalórica.

En cuanto a la modificación de la temperatura del líquido dializante, el investigador indica que utilizan una máquina capaz de modificarla en tres modalidades. Con lo anterior se resalta la importancia del uso tecnológico en la hemodiafiltración.

Para apoyar a todo el procedimiento, contarán con un monitor de parámetro fisiológicos. También contarán con un procesamiento de datos a través de inteligencia artificial para analizar el historial clínico de cada paciente.

El objetivo de combinar estas tecnologías es personalizar las terapias y ofrecer mejores tratamientos.