Antibióticos usados para COVID-19 aumentan resistencia bacteriana

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Las infecciones causadas por el virus SARS-CoV-2 pueden complicarse con neumonías bacterianas. Se ha visto que los antibióticos usados aumentan la resistencia de las bacterias, como lo que está ocurriendo con la azitromicina.

La importante tasa de letalidad en casos de graves brotes de virus respiratorios se ha dado por neumonías bacterianas. Más de la mitad de las 300 000 personas que murieron por la gripe H1N1 en el 2009 y la mayoría de las muertes por la gripe de 1918 se debieron a esta causa.

Infecciones bacterianas secundarias

El uso de antibióticos después de contagiarse con el SARS-CoV-2 y de padecer COVID-19 se da a menudo, pues estos pacientes se complican con una neumonía bacteriana. 

En algunos casos, a los médicos se les puede dificultar la determinación del agente patógeno presente en el tejido pulmonar de un enfermo. Por eso, «tendemos a no restringir los antibióticos en estos pacientes», dice Priya Nori, encargada de dirigir el programa de administración de antibióticos del Montefiore Medical Center. Esta zona neoyorkina constituye un área pandémica especialmente “caliente”, que trata a muchos pacientes diariamente.

Las unidades de cuidados intensivos hospitalarias constituyen focos muy importantes de resistencia a los antimicrobianos, pese a sus intentos por controlar el uso de estos fármacos. 

Por este motivo, se estableció que las instituciones sanitarias deben informar sobre el uso de antibióticos y sobre las tasas de infecciones adquiridas ante los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE. UU. (CDC). Sin embargo, Nori y otros médicos indican que este cumplimiento se ha reducido a causa de la pandemia.

Neumonía bacteriana

Algunos investigadores piensan que esta pandemia podría retrasar la propagación de bacterias y la resistencia a los antibióticos intrahospitalarias. Esto se debería a que las cirugías, responsables de muchas infecciones adquiridas en el hospital, se han cancelado, con el fin de tener camas disponibles para los pacientes con COVID-19.

En el caso del empleo de equipos de protección personal (EPP), algunos hospitales se ven obligados a reutilizarlos y, además, deben compartir ventiladores entre los pacientes. Esto facilitaría el contagio y la resistencia bacteriana.

Paralelamente, se ha observado que el uso de antibióticos está cobrando nueva intensidad. El empleo de estos fármacos es para tratar las potencialmente mortales infecciones bacterianas secundarias a la virosis por SARS-CoV-2.

Un artículo recientemente aparecido en The Lancet muestra los resultados de 247 pacientes hospitalizados con COVID-19 en Wuhan, China. Pone en evidencia que el 15 % del total de pacientes y la mitad de los que murieron habían contraído infecciones bacterianas. 

Resistencia a la azitromicina

Un gran número de los pacientes con COVID-19 tienen infecciones resistentes a los antimicrobianos. Casi todos estos enfermos reciben azitromicina, un antibiótico de amplio espectro que es muy utilizado.

Además, este antibiótico, en combinación con el antipalúdico hidroxicloroquina, ha pasado a constituir un tratamiento muy empleado para los pacientes con COVID-19. Esto sucedió después de que el presidente Donald Trump y otros funcionarios difundieron los datos obtenidos por pequeños estudios no controlados, que parecían mostrar que su uso combinado era efectivo. 

Aunque es imposible saber con qué frecuencia se prescribe esta combinación farmacológica, debe ser lo suficientemente elevada como para haber causado escasez de azitromicina en EE. UU.

Marisa Holubar, especialista en enfermedades infecciosas de la universidad de Stanford, manifiesta que aún es muy pronto para saber en qué medida COVID-19 afectará a las tasas globales de resistencia antibiótica. Pero se sabe que en algunas partes de los Estados Unidos, del  30 % al 40 % de algunas especies comunes de bacterias ya exhibían resistencia a los macrólidos, que incluye a la azitromicina. Su uso excesivo podría llevar a que estos u otros antibióticos pierdan efectividad. 

Aumento de resistencia

El hecho que el aumento de los antibióticos usados en COVID-19 incrementan la resistencia bacteriana de estos pacientes ha llevado a que el U.S. Department of Defense (DOD) esté reuniendo a 10 centros médicos para estudiar las infecciones bacterianas y fúngicas secundarias en estos pacientes. También evaluarán los antibióticos que se emplean para tratarlos, junto con su justificación de uso.

Los resultados obtenidos deberían servir para que los expertos desarrollen pautas orientadoras y protocolos de tratamiento antibiótico para los pacientes con COVID-19. También se espera que sus resultados ayuden a comprender mejor cómo se propagan las infecciones bacterianas en los hospitales y por qué se asocian tan estrechamente a las de origen viral. «Las personas han estado estudiando infecciones [secundarias] asociadas con la gripe durante décadas», dice Bo Shopsin, médico especialista en enfermedades infecciosas de la New York University’s Langone Health Center.

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