El síndrome del miembro fantasma causa plasticidad en áreas sensomotoras del cerebro

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El síndrome de un miembro fantasma se da tras la amputación de alguna extremidad. Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, las personas pueden experimentar:

  • Dolor en el sitio donde se encontraba la extremidad.
  • Hormigueo.
  • Pinchazos.
  • Entumecimientos.
  • Calor o frío.
  • Sensación de movimiento en dedos de manos o pies.
  • La sensación de que la extremidad faltante sigue en el cuerpo o está en una posición extraña.
  • Invaginación (acortamiento de la extremidad).

Los especialistas estiman que hasta un 90% de quienes han sufrido amputaciones reportan sensaciones fantasma y, a menudo, con dolor.

Un estudio realizado en dos centros de investigación en Río de Janeiro, Brasil, arrojó hallazgos sobre los cambios en la conectividad funcional del cerebro que se desencadenan tras la amputación de una extremidad.

De acuerdo con los investigadores, la amputación en adultos se asocia con una extensa reasignación de la topografía cortical en las áreas sensitivas y motoras primarias (recibe señales desde los receptores sensitivos) y secundarias (interpreta las señales).

En otras palabras, los cambios se producen en las partes del cerebro donde se procesan el tacto y otras señales sensoriales, así como el control del movimiento.

Amputaciones y cerebro

Gracias a la estimulación de miembros residuales táctiles y a la resonancia magnética (IRM), el equipo halló dos cambios principales en las personas con amputaciones:

Por un lado, se afecta la comunicación entre los hemisferios izquierdo y derecho; por otro, solo el lado del cerebro opuesto al lugar del miembro amputado sufre desbalance.

En el informe, se reportan análisis previos relacionados de la extremidad fantasma con la plasticidad inadaptada. Sin embargo, en pruebas más recientes se señala una mayor actividad en el área motora y sensorial del cerebro asociada a la parte amputada.

A partir de esa información, la hipótesis de estos autores brasileños es que la extremidad fantasma podría involucrar varios factores. Para comprobarlo, realizaron exámenes de la conectividad funcional en áreas sensoriomotoras de nueve individuos con amputaciones de miembros inferiores y de nuevo individuos sin amputaciones.

Observaron que los individuos con amputación, experimentaban sensaciones fantasma en la parte del miembro faltante; pero sin dolor. Además, tras las resonancias magnéticas, notaron una reacción exagerada en el cerebro al tocar el muñón de la amputación.

En otros aspectos, se dieron cuenta de que la amputación parece debilitar el cuerpo calloso; o sea, a la estructura que conecta los dos hemisferios del cerebro y les permite comunicarse entre sí.

Los expertos hallaron una reducción pronunciada entre ambos hemisferios en individuos con amputación. Asimismo, identificaron un aumento en la conectividad funcional dentro del hemisferio del cerebro opuesto a donde estaba el miembro amputado.

Lo anterior sería indicador de un desequilibrio en la organización de la red funcional del cerebro. También sería muestra de que no hay dolor crítico en los cambios sensomotores tras una lesión en las extremidades.

Para los autores, estos resultados podrán ayudar a la comprensión de la plasticidad cerebral; es decir, cómo el cerebro altera su estructura y función en respuesta a las circunstancias.

De ese modo, se apoya la idea de que, a diferencia de ideas pasadas, el cerebro adulto sí es capaz de cambiar en respuesta a situaciones de estrés; o por hormonas, aprendizaje, drogas, estimulación u otros factores.

Esas condiciones provocan modificaciones en su estructura y redes neuronales; de igual manera, tiene incidencia en la generación de nuevas alteraciones, su conectividad y bioquímica.

Así, al entender los mecanismos de la plasticidad cerebral, se podría llegar a nuevos tratamientos para atender afecciones psiquiátricas.

La investigación se publicó en la revista Scientific Reports.