¿Cómo la hipoxia afecta el cerebro?

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La hipoxia se presenta cuando hay una disminución del suministro de sangre a un tejido. Es importante saber que sin oxígeno, el cerebro, el hígado y otros órganos pueden dañarse en cuestión de minutos. Por este motivo, a continuación explicaremos qué ocurre cuando el cerebro recibe poco oxígeno, y también abordaremos una reciente investigación que encontró que los ratones que son expuestos a una repentina hipoxia están protegidos contra la demencia y la pérdida de memoria. 

¿Qué es la hipoxia?

La hipoxia es un trastorno en el que hay un nivel bajo de oxígeno en los tejidos, este padecimiento puede presentarse debido a la hipoxemia (nivel bajo de oxígeno en la sangre).

¿Cuáles son los síntomas de la hipoxia?

Los síntomas más comunes de este trastorno son: 

  • Confusión 
  • Cambios en la coloración de la piel (desde piel azul hasta rojo cereza)
  • Frecuencia cardíaca acelerada
  • Dificultad para respirar 
  • Ritmo cardíaco lento
  • Sudoración 
  • Silbidos 

¿Qué es lo que causa la hipoxia en el cerebro?

Sin oxígeno, las células del cerebro pueden morir rápidamente (en cuestión de cinco minutos) y generar lesiones cerebrales irreversibles. De hecho, el cerebro consume una quinta parte de todo el suministro de oxígeno del cuerpo. Con este, el cerebro envía señales nerviosas y mensajes a todo el cuerpo. 

¿Cuáles son las razones para presentar falta de oxígeno en el cerebro?

La hipoxia cerebral se puede presentar por varias razones:

  • Atragantamiento, ahogo o asfixia
  • Electrocución 
  • Lesión en la cabeza
  • Ataque cardíaco o accidente cerebrovascular 
  • Sobredosis de drogas 
  • Inhalación de humo y monóxido de carbono
  • Hemorragia 
  • Complicaciones con la anestesia en una cirugía
  • Grandes alturas 
  • Esclerosis lateral amiotrófica, porque involucra la parálisis de los músculos de la respiración
  • Presión arterial muy baja 

Cabe destacar que la hipoxia cerebral es una condición de salud que requiere de asistencia médica de emergencia para restablecer el suministro de oxígeno lo más pronto posible y, con ello, evitar que el daño a las células cerebrales sea mayor. 

¿Podría la hipoxia prevenir la pérdida de memoria? 

Por otro lado, aunque es paradójico, según un estudio publicado en el Journal of the Alzheimer’s Association, encontró que, en condiciones controladas, la privación de oxígeno puede retrasar la degeneración y el deterioro neurológico y promover el flujo de sangre al cerebro. Es importante mencionar que para la investigación se usó ratones, a los cuales se les expuso a niveles de oxígeno bajos en repetidas ocasiones. 

Durante la investigación, los científicos sometieron a ratones a un acondicionamiento hipóxico repetitivo (RHC), parecido a estar desde una gran altura, por una hora cada dos días por un periodo de dos meses.

Con estas acciones, los investigadores querían comprobar dos hipótesis: 

  1. La hipoxia reducirá la demencia en los ratones 
  2. Futuras generaciones heredarán este “fenotipo resistente a la demencia”

Después de tres o cuatro meses, se evaluaron los cambios en la memoria y otras funciones cerebrales. 

Como resultado, los investigadores observaron que ninguno de los ratones tratados con RHC o su descendencia tenían cambio en la densidad de la mielina, sustancia que está involucrada en la función neurocognitiva, la plasticidad sináptica y la demencia. 

Aunque no saben muy bien porque la hipoxia parece ofrecer este beneficio, se piensa que induce angiogénesis, que es el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos, lo que contribuye a mejorar el flujo sanguíneo del cerebro.

Dicho estudio tiene limitaciones, primero, se usaron ratones y esto no ha sido comprobado en humanos. Además, no se emplearon ratones viejos y con comorbilidades, como hipertensión, que se asemejan más a la población humana que tiende a desarrollar demencia.

Hipoxia intermitente y la demencia

Además, otro estudio demostró que el condicionamiento de hipoxia intermitente (IHC) y el condicionamiento de hipoxia-hiperoxia intermitente (IHHC) podría moderar potencialmente el desarrollo y la progresión de la demencia o Alzheimer. Según esta investigación, la IHC mejora los factores de riesgo cardiovascular, aumenta el flujo sanguíneo cerebral, disminuye el estrés oxidativo, previene la degeneración neuronal y estimula la neurogénesis. Por lo que se cree que estas podrían ser terapias prometedoras para preservar la función neurocognitiva en la demencia. 

Cabe destacar que la privación de oxígeno al cerebro puede tener consecuencias fatales e, incluso, generar la muerte. Las investigaciones descritas anteriormente, generaron un estado de hipoxia en condiciones controladas, las cuales podrían ser el parteaguas para diseñar nuevos tratamientos para la demencia. 

Con información de Medical News Today, Science Direct, WebMd y Cleveland Clinic