Relación entre estrés y depresión

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Es conocido que existe una relación entre ambos trastornos, aunque no está claro cómo el estrés crónico lleva a la depresión. Un estudio reciente mostró una respuesta de la corteza prefrontal medial y la liberación de glutamato, como consecuencia de situaciones de estrés que pueden terminar en depresión.

Estrés y depresión

La depresión representa un importante problema de salud pública, debido a su elevada prevalencia. Se sabe que en su génesis intervienen factores genético, psicosociales y de índole biológico.

Entre los factores psicosociales, se ha observado que la ocurrencia de las primeras manifestaciones depresivas se evidencia con posterioridad a algún evento estresante, y este estrés acompañante al primer episodio ocasiona modificaciones en la fisiología cerebral.

Estos cambios se generan a nivel estructural y funcional de diferentes áreas cerebrales y se mantienen a largo plazo.

En general, se calcula que 1 de cada 6 adultos sufrirá depresión en algún momento de su vida, pues cualquier persona corre el riesgo de deprimirse por diversas causas.

Además, recientes investigaciones realizadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) muestran que el estrés, a consecuencia de la pandemia de COVID-19, puede estar asociado con un aumento en los síntomas de estrés y depresión. A esto se suma un estado exacerbado de ansiedad, visto especialmente en adultos menores de 30 años.

Experimentar estrés durante un período prolongado se ha asociado con el desarrollo de depresión, donde se manifiestan síntomas como la anhedonia, que es la incapacidad de anticipar o sentir placer.

Falta de adaptación al estrés y depresión

Pero un estudio reciente, que aparece en la revista Nature, dirigido por un equipo de investigadores de la universidad de Emory en los Estados Unidos, muestra que las personas que no sufren de depresión se adaptan al elevado estrés diario a través de cambios en la respuesta de la corteza prefrontal medial (mPFC).

Esta es una región cerebral involucrada en la regulación de la respuesta al estrés, por lo que la incapacidad de generar una respuesta adaptativa adecuada a grandes niveles de estrés diario puede conducir a la depresión.

Por otra parte, los estudios en roedores han demostrado que el glutamato, un neurotransmisor de efecto excitante, es liberado por neuronas en la mPFC ante la respuesta al estrés agudo.

Sin embargo, cuando los roedores fueron expuestos a estrés crónico, liberaron niveles más bajos de glutamato en la mPFC que cuando se enfrentaron a un nuevo evento estresante agudo.

Si bien existen estudios previos que han demostrado que la actividad del glutamato de mPFC se altera en la depresión, este estudio reafirmó el vínculo entre estrés y depresión, además de encontrar una base bioquímica.

Tal reducción en la respuesta de liberación de glutamato en la mPFC por estrés crónico podría constituir un mecanismo adaptativo de protección ante el estrés.

Se evidenció que las personas con depresión no pueden producir una disminución adaptativa en los niveles de glutamato de la mPFC, ante un aumento reciente en el estrés diario.

Los investigadores sugieren que la falta de un cambio adaptativo en los niveles de glutamato de la mPFC puede estar asociado al desarrollo de patologías de tipo mental relacionadas con estrés y depresión.

Sin embargo, los investigadores no comprenden totalmente cómo el estrés crónico lleva a la depresión o a los síntomas relacionados con la anhedonia.

Anhedonia, estrés y depresión

La causa de la anhedonia, desde un punto de vista fisiológico, se debe a una alteración de la química cerebral, que impide la síntesis de dopamina, un neurotransmisor asociado con las sensaciones placenteras.

En situaciones depresivas, de un gran estrés o ansiedad excesiva, el cerebro es incapaz de generar esta sustancia, que termina afectando a todas las actividades de la vida cotidiana.

Por lo tanto, la anhedonia se considera como uno de los principales síntomas para establecer el diagnóstico de la depresión.

Cuando la pérdida de respuesta ante las sensaciones placenteras no es generalizada, sino que afecta a algún aspecto en particular, se puede explicar por otras causas. Por ejemplo, la pérdida del placer sexual o del gusto por la comida puede ser causada por el uso de ciertos medicamentos, como los antidepresivos.

En definitiva, es evidente que las consecuencias del estrés y de la depresión pueden terminar afectando severamente a la calidad de vida de quienes la sufren, lo que está convirtiéndose en un tema preocupante de salud pública a nivel mundial.

Esta evidencia en el estudio del nexo entre estrés y depresión podría marcar un punto de partida en cuanto a nuevos hallazgos que amplíen aún más su conocimiento y comprensión, para llegar a tratar de manera más eficiente estos cuadros tan comunes.

Con información obtenida de Medical News Today, Revista Biomédica, Revista Médica Ocronos, Clínica Mayo, Revista de la Universidad de Salamanca, Intramed.