Relacionan la demencia con tratamiento de supresión de andrógenos en cáncer de próstata

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Los andrógenos son los responsables de estimular el crecimiento de las células cancerosas de la próstata. Las principales hormonas de este tipo son la testosterona y la dihidrotestosterona, cuya síntesis mayoritariamente es en la próstata,  aunque las glándulas suprarrenales también producen una cantidad muy pequeña.

Como una forma de tratamiento, la estrategia de reducir los niveles de andrógenos o evitar que alcancen las células cancerosas ocasiona una reducción en el tamaño de los cánceres o ralentizar su crecimiento por un período de tiempo, mediante la llamada terapia de deprivación de andrógenos (TDA) o terapia supresora de andrógenos- que incluye varios fármacos cuyo mecanismo de acción consiste en bloquear la producción de testosterona o inhibir los receptores que hacen que la hormona se una a las células blanco- que se aplican en formas de inyección o de implantes de liberación controlada.

La mayoría de los hombres estadounidenses que reciben esta terapia son mayores  de 70 años. Los motivos para emplear la TDA se debe a las condiciones de salud de los pacientes, considerando que existen condiciones clínicas que les impiden tolerar otros tratamientos para el cáncer, incluida la prostatectomía (extirpación de la próstata) y la radioterapia.

Sin embargo, este tratamiento  incluye un extenso listado de efectos secundarios, como sofocos, insomnio, cefaleas, hiperglucemia, hipercolesterolemia, pérdida de masa ósea, insuficiencia cardíaca, reacciones alérgicas, obesidad, reducción del tamaño del pene y testículos; además de disfunción eréctil (impotencia).

Últimamente algunos estudios han relacionado el uso de la TDA en pacientes ancianos con la enfermedad de Alzheimer, información que ha causado gran preocupación en la comunidad científica, debido a las elevadas tasas que esta patología viene adquiriendo a nivel global.

Si bien no está claro cómo el tratamiento de supresión androgénica podría estar relacionado con el deterioro mental, se ha visto que aumenta los riesgos de padecer depresión, trastorno que se ha relacionado con la demencia. Además, los investigadores han observado que la TDA puede conducir a la diabetes, que también se ha relacionado con cuadros de demencia, tal vez porque el daño de los vasos sanguíneos ocasionado por la diabetes puede restringir el flujo de sangre al cerebro, afectando con ello la cognición. 

Efectos de la terapia

Un estudio de cohorte retrospectivo que fue realizado por investigadores de la Universidad de Pensilvania se publicó en JAMA Network Open. Utilizó una enorme y confiable base de datos, consistente en 154,089 pacientes mayores- 70 años en promedio-  con cáncer de próstata local o avanzado diagnosticado entre 1996 y 2003, que fueron objeto de seguimiento hasta el 2013.

La información fue obtenida de la base de datos del National Cancer Institute’s Surveillance, Epidemiology, and End Results–Medicare, cuyos registros cubren casi el 30% de la población de E.E.U.U. 

Se identificaron aquellos pacientes que recibieron TDA dentro de los 2 años posteriores al diagnóstico de cáncer de próstata. El análisis de supervivencia se realizó para determinar la asociación entre la exposición a TDA y el diagnóstico de enfermedad de Alzheimer o demencia durante el período de seguimiento. También se examinó la asociación por dosis de TDA.

Dentro de los hallazgos, el equipo de investigadores informó que:

  • El 13% que recibió tratamiento de bloqueo hormonal desarrolló Alzheimer, en comparación con el 9% que recibió otro tratamiento u optó por no recibir terapia.
  • El riesgo de demencia por accidentes cerebrovasculares u otras causas fue mayor: se diagnosticó en el 22% de las personas que recibieron TDA, en comparación con el 16% del resto de los pacientes.

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Los resultados, por el hecho de haber utilizado una de las bases de datos más grandes y confiables en cuanto a la calidad de la información, sugieren que realmente puede haber una conexión entre TDA y demencia, dijo el Dr. Sumanta Pal, un experto en cáncer de próstata de la Sociedad Americana de Oncología Clínica, que no participó en el estudio.

La investigadora Grace Lu-Yao, del Centro de Cáncer Sidney Kimmel en Filadelfia- no involucrada en la investigación- refiriéndose al caso puntual de aquellos pacientes más jóvenes, enfatizó en señalar que los riesgos potenciales de demencia por el tratamiento de TDA pueden superar cualquier beneficio, considerando que tienen una vida útil más larga.

Si bien el estudio no es de causalidad, por lo que no prueba que el tratamiento ocasione demencia, Lu- Yao manifestó que es importante informar a los pacientes «debido al posible impacto de la enfermedad de Alzheimer o la demencia en la calidad de vida de los pacientes y su familia«, por lo que los expertos enfatizan en la importancia de discutir los riesgos y beneficios potenciales al elegir una terapia para el cáncer de próstata.