Medicamentos anticolinérgicos aumentan el riesgo de padecer demencia

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Investigadores de la University of Nottingham sugieren la existencia de un fuerte vínculo entre los anticolinérgicos y el aumento en el riesgo de demencia.

De acuerdo con ellos, el riesgo incrementa en 50% si hay consumo cotidiano de anticolinérgicos durante 10 años.

Carol Coupland, profesora de estadística médica en la University of Nottingham, declaró a CNN que este estudio es importante porque muestra evidencia de la asociación a largo plazo entre los anticolinérgicos y el riesgo de demencia.

Saber qué tipos de anticolinérgicos tienen una relación más fuerte será de ayuda al prescribir medicamentos.

Para llegar a esa conclusión, analizaron datos de QResearch correspondientes a 284 mil 343 adultos de Reino Unido.

Los pacientes de caso fueron personas de 55 o más años registradas entre el 1 de enero de 2004 y el 31 de enero de 2016; con diagnóstico de demencia (58 mil 769) y con prescripciones de anticolinérgicos.

También se incluyeron sujetos con recetas de medicamentos inhibidores de acetilcolinesterasa —prescrita para pacientes con demencias—; pero que no sufrieron trastornos cognitivos.

Se excluyeron los individuos con Parkinson, enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, VIH, enfermedad de Huntington o esclerosis múltiples.

Tras el análisis, hallaron que los anticolinérgicos se recetaban con mayor frecuencia para tratar síntomas como:

  • la depresión,
  • vértigo,
  • cinetosis,
  • vómito
  • o vejiga hiperactiva.

Según los autores, el radio de probabilidades de demencia aumenta en 1.06 para quienes están expuestos a un nivel bajo de anticolinérgicos; y hasta 1.49 en quienes tienen altas dosis.

Asimismo, anotaron ausencia de riesgos relacionados con: antihistamínicos; relajantes musculares; antiespasmódicos gastrointestinales; antiarrítmicos; o broncodilatadores antimuscarínicos.

Los resultados fueron consistentes con otras investigaciones, como la cohorte estadounidense que se realizó con 3 mil 434 participantes y reportó un radio de entre 1.54 para aquellos con un alto consumo de anticolinérgicos.

Demencia

La demencia es un grupo de síntomas causados por trastornos que afectan al cerebro.

Aunque se habla de ellos como una enfermedad, la realidad es que no es un padecimiento específico.

La forma más común de demencia es el Alzheimer.

A las personas con demencia les puede resultar difícil realizar actividades cotidianas; llegan a perder su capacidad para resolver problemas o controlar sus emociones. En algunos casos, presentan agitación y cambios de personalidad.

La hipertensión, pérdida de la audición, depresión, diabetes, y tabaquismo son causantes de al menos 35% de los casos de demencia.

De igual manera, se piensa que los anticolinérgicos juegan un papel importante en el desarrollo de estos trastornos; ya que son una serie de sustancias inhibidoras de los efectos de acetilcolina sobre el sistema nervioso central y periférico.

En otras palabras, evitan la transmisión de impulsos nerviosos en los ganglios del sistema nervioso; es por ello que se utilizan en diferentes enfermedades como el Parkinson o la depresión.

Algunos de los fármacos que poseen un efecto anticolinérgico son:

  • antidepresivos como paroxetina o amitriptilina;
  • antimuscarínicos como el oxybutynin;
  • antipsicóticos,
  • y algunos antiepilépticos.

Aunque pueden provocar confusión y pérdida de memoria, se considera que el deterioro cognitivo causado por ellos es reversible si se retiran en el corto plazo. No obstante, no se habían observado sus efectos en el largo plazo.

Como respuesta, la Universidad de Nottingham decidió investigar si su uso acumulado causa mayores probabilidades de desarrollar demencia.

Por supuesto, declararon sus limitaciones, como el hecho de que algunos pacientes pudieron no haber recibido una prescripción directa y ser mal clasificados.

Una asociación, no una relación causal

Por eso, más estudios son necesarios para clarificar si la medicación de anticolinérgicos representa un riesgo reversible o no.

Del mismo modo, los especialistas recalcaron que hace falta evaluar el potencial de daño de la interrupción de este tipo de fármacos como el empeoramiento de síntomas depresivos, incontinencia, dolor, o el aumento involuntario de atención médica.

Por lo anterior, en los siguientes pasos para entender a los anticolinérgicos y la demencia, deberán tomarse en cuenta aspectos como el control de síntomas, calidad de vida y análisis cognitivos.

Los hallazgos fueron publicados en la revista JAMA Internal Medicine. Recibieron apoyo del National Institute for Health Research (NIHR) School for Primary Care Research; así como de la Facultad de medicina y del Sciences Research Board de la Universidad de Nottingham.