Moringa: salud, nutrición y otros usos

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La moringa, conocida también como baqueta, árbol de rábano, árbol ban, árbol de la vida y árbol de los milagros, es una planta que ha ganado popularidad gracias a sus múltiples propiedades nutritivas y a sus beneficios en la salud humana.

Su nombre científico es Moringa oleifera. Proviene de India y de Paquistán, aunque se ha convertido en un cultivo importante en Etiopía, Filipinas, Sudán, el Caribe, América Latina y algunos países africanos. De hecho, ya se cultiva en varias zonas tropicales, subtropicales y semiáridas del mundo ubicadas a menos de 500 metros sobre el nivel del mar.

La moringa es pariente de la papaya, el rábano y la col. Sobre su aparición en México hay dos hipótesis: se piensa que llegó en la Nao de China o que vino con misioneros provenientes de África a principios del siglo XX.

Cualquiera que haya sido su forma de introducción, lo cierto es que la moringa ganó terreno como una planta con propiedades múltiples no solo para el cultivo, sino para la salud humana.

¿Salud y nutrición?

Las propiedades medicinales de la moringa se conocen desde hace siglos en países como la India, por lo cual se ha convertido en un ingrediente esencial en los alimentos de ese país.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) la recomienda para mujeres embarazadas, lactantes o niños pequeños. Incluso ha promovido programas de alimentación dirigidos a la población infantil en los que se incluye la moringa por su alto contenido en proteínas, vitaminas, aminoácidos y antioxidantes.

Así, se ha convertido en una opción económica para los países en desarrollo porque todas sus partes se utilizan y puede crecer incluso con escasez de agua o de sequía. Además, en comparación con otros pastos como la alfalfa y en situaciones de buena irrigación y fertilización tiene una alta productividad.

Pueden producirse hasta 100 toneladas de moringa por hectárea.

Por su parte, el Instituto de Producción Anual de los Trópicos y Subtrópicos de Hohenheim, Alemania, demostró que la composición de aminoácidos de la moringa es equiparable con la de la soya, y que el índice de proteínas digeribles en el intestino es mucho mejor que el de suplementos proteicos convencionales.

Por si fuera poco, se dice que esta planta es capaz de prevenir, mitigar y curar más de 30 enfermedades, entre las que se encuentran:

  • anemia
  • ansiedad
  • asma
  • ataques de parálisis
  • bronquitis
  • catarro
  • cólera
  • conjuntivitis
  • deficiencia de esperma
  • déficit de leche en madres lactantes
  • diarrea
  • disfunción eréctil
  • dolor de cabeza
  • malestar en articulaciones
  • hinchazón glandular
  • gonorrea
  • diabetes
  • cáncer

La capacidad para contrarrestar esos padecimientos proviene de sus propiedades nutricionales y de sus sustancias anticancerígenas, hipotensoras, hipoglucemiantes, antibióticas, antiulcerosas, antinflamatorias y antiespasmódicas.

Son esas mismas características las responsables de que, en el mercado, se vendan productos a base de moringa con la promesa de tener los beneficios de la planta. No obstante, algunos especialistas destacan que esos productos no necesariamente cumplen con lo que dicen.

El doctor Mark Olson, del Instituto de Biología de la UNAM, declaró en 2013 que el comercio de los productos con moringa se debía regular, pues no existían ensayos clínicos suficientes para asegurar que la moringa era un tratamiento eficaz contra padecimientos crónicos como el cáncer, la diabetes o la hipertensión.

En realidad, los estudios de la química y de la farmacología de la moringa son recientes. En la literatura científica no se tienen suficientes pruebas para determinar si esta planta realmente tiene todos los beneficios terapéuticos que se han divulgado.

Ahora bien, lo anterior no quiere decir que los beneficios de la moringa sean inexistente. De hecho, investigaciones recientes in vivo e in vitro han demostrado que la planta es rica en glucosinolatos, isotiocianatos, flavonoides, antocianinas, proantocianidinas y cinamatos, responsables de sus propiedades anticancerígenas y antioxidantes.

De igual manera, se han obtenido resultados científicos que confirman su actividad antimicrobiana.

Beneficios de la moringa

A pesar de que aún falta un camino largo por recorrer para conocer científicamente todos los beneficios de la moringa, existen algunos bien documentados y para los cuales se recomienda hacer de esta planta un ingrediente cotidiano en la alimentación. Por ejemplo:

  • Protege y nutre la piel y el cabello. El aceite de las semillas de moringa contiene efectos antioxidantes que protegen a las células del daño causado por el ambiente y por la contaminación.
  • Sirve como tratamiento para edemas debido a su alto contenido de fenoles, vitaminas, ácidos grasos omega 3, aminoácidos, glutatión, esteroles e isocianatos, lo cual contribuye a la prevención de enfermedades inflamatorias.
  • Protección para el hígado ante la acción de fármacos.
  • Evita dolencias estomacales como el estreñimiento, la gastritis y la colitis ulcerosa gracias a sus propiedades antibióticas y a su alto contenido en vitamina B.
  • Mejora la digestión.
  • Ayuda a contrarrestar el efecto de bacterias como la salmonella, rhizopus y E. coli.
  • Mejora la salud ósea gracias a la cantidad de calcio, fósforo y flavonoides de la semilla. Esto puede servir como tratamiento para la artritis y para la osteoporosis.
  • Previene daño cardíaco y mantiene sano el corazón.
  • Al tener isotiocianato y niazimicina, evita el engrosamiento de las arterias y, por lo tanto, reduce la presión arterial.
  • Sana heridas de forma rápida y reduce cicatrices.
  • Disminuye las probabilidades de desarrollar cálculos en los riñones, vejiga y útero.
  • Se piensa que la moringa mejora la función pulmonar y la respiración general, por lo que puede ayudar a disminuir ataques de asma y a proteger contra constricciones bronquiales.

Moringa contra el cáncer, la diabetes y la hipertensión

La evidencia científica sobre los efectos de la moringa en enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes o la hipertensión comenzó a mostrarse a finales de los años 90.

En 1999, se descubrió la acción inhibidora del isotiocianato de bencilo y de la niacimicina sobre los elementos responsables de la activación temprana de antígenos en células linfoblastoides. Además, inhiben la activación del virus Epstein-Barr.

Entre algunos de los hallazgos, se encontró que la actividad antitumoral de la moringa sucede por los extractos hidroalcohólicos que previenen la carcinogénesis química.

Del mismo modo, se observó que los extractos de la planta tienen fitoquímicos que modulan la actividad de las enzimas; esto facilita la destoxificación y garantiza una actividad antitumoral.

En cuanto a las propiedades hipoglucemiante y antihipertensiva, se realizaron estudios en India con 30 plantas medicinales, a las que los sistemas de medicina Ayurveda, Unani y Siddha les atribuían esas características.

Tras el análisis, los investigadores confirmaron que 24 de ellas provocaban una disminución en la concentración de glucosa en ratas albinas. La planta con mayor efecto hipoglucemiante resultó ser la moringa.

En pruebas distintas, han observado su potencial para aliviar disfunciones del sistema endocrino, como trastornos de la tiroides y secreción de insulina.

Un beneficio más que la moringa proporciona es el alivio de inflamaciones bronquiales como el asma (gracias a los alcaloides), además de tratar la anemia porque el organismo se vuelve capaz de absorber mayor cantidad de hierro y de aumentar los glóbulos rojos.

Por otro lado, se sugiere que la moringa es capaz de tratar los desórdenes de estados de ánimo, como la depresión, ansiedad y fatiga.

Efectos adversos

Aun cuando los beneficios de la moringa han mostrado ser múltiples y variados, lo cierto es que, a nivel clínico, hay muchos aspectos que faltan evaluar, como la existencia de alergias o toxicidad, por mencionar algunos.

Incluso el portal Medical News Today publicó en 2019 un artículo sobre la moringa. En él recomendaba, puntualmente, discutir el uso de la planta o sus derivados con un médico, sobre todo porque se sugiere que podría causar esterilidad.

Aunado a lo anterior, existen riesgos de si este producto se combina con fármacos como levotiroxina u otros recetados para mejorar la función tiroidea. Sucede lo mismo si se usa con medicamentos para hígado.

Si se usa con la finalidad de bajar la glucosa, debe ser con precaución y no cuando se estén tomando medicamentos para tratar la diabetes, ya que la glucosa podría reducirse mucho más de lo recomendado.

Por todo eso, los expertos reiteran la importancia de acudir a un especialista para determinar el tratamiento adecuado y el uso controlado de moringa para cada caso particular.

Otros usos

Las propiedades de la moringa no la hacen solo una candidata para el tratamiento de enfermedades y para una alimentación adecuada, también la han convertido en un elemento capaz de mejorar la economía desde diversas áreas.

Por ejemplo, el aceite de la moringa representa entre el 22 % y el 40 % de la semilla y se utiliza para la creación de perfumes y de cosméticos. Igualmente, puede ser usado como lubricante de relojería o de maquinaria de precisión.

Su aceite, asimismo, cuenta con propiedades como densidad, viscosidad, lubricidad, estabilidad oxidativa y punto de enturbiamiento, las cuales cumplen con los estándares internacionales para su uso como combustible.

De forma adicional, funciona como elemento para fabricar forraje, biopesticidas, biogás, biodiesel y fertilizante. Finalmente, es una opción más barata para países en desarrollo y menos dañina para el ambiente pues, al ser biodegradable y no tóxica, es perfecta para remover los metales y los materiales contaminantes de las aguas turbias.