Iniciar clases más tarde mejoraría el rendimiento en estudiantes

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En años recientes se ha hablado mucho de las ventajas de ser una morning person. Aunque tu momento más activo del día no sea por la mañana, por todos lados encontrarás a alguien que te hablará de los beneficios de despertar antes del amanecer.

Probablemente sea bueno si alguien necesita o prefiere aprovechar la mañana; y si tu reloj biológico no se modifica. Sin embargo, puede resultar perjudicial si eso implica modificar todo tu sistema circadiano.

De cualquier manera, estamos acostumbrados a estar despiertos a muy tempranas horas desde nuestra etapa de estudiante. No obstante, poco se ha hablado de la respuesta del organismo de niños y jóvenes cuando sacrifican horas de sueño por llegar a tiempo a la escuela.

La falta de sueño como primera causa de problemas de salud en jóvenes.

Algunos de las efectos de alterar los patrones de sueño son: problemas digestivos; cambios de ritmo cardiaco; modificación de la temperatura corporal, alteraciones de las funciones del sistema inmune, riesgos en la salud mental, y problemas de atención.

Por todos estos motivos, la sugerencia de iniciar el horario escolar más tarde ha estado latente durante al menos los tres últimos años.
Ahora, un nuevo estudio ofrece evidencia de lo benéfico que sería para las y los estudiantes entrar más tarde a la escuela.

Los adolescentes prefieren estar activos hasta tarde

La mayoría de los adolescentes están más activos durante la noche y prefieren dormir hasta tarde. De acuerdo con los científicos, esto no sólo se debe a los cambios en la vida social y el acceso a dispositivos electrónicos; también es resultado de cambios en su ritmo circadiano y en la regulación de sueño.

Los especialistas aseguran que, durante la adolescencia, el reloj circadiano retrasa naturalmente el inicio del sueño.

Lo anterior sucede porque se conduce a un inicio tardío de la noche biológica respecto al ciclo luz-oscuridad. Además, existe evidencia de que el reloj circadiano adolescente es menos sensible a la luz durante la mañana.

Por otro lado, la regulación homeostática del sueño aumenta las horas de vigilia; con lo cual, pueden permanecer despiertos por más tiempo.

Estas características adolescentes se enfrentan a las obligaciones sociales como ir a la escuela; como consecuencia, hay un deterioro en la calidad y en el tiempo de sueño; pues no es posible que duerman entre 8 y 10 horas, tiempo recomendado para esa etapa de la vida.

En el ciclo escolar 2016-2017, las escuelas de Seattle, en Washington, movieron la hora de entrada de 7:50 a. m. a 8:45 a. m., en secundarias y preparatorias. En ese momento, investigadores de la University of Washington observaron a los estudiantes antes y después de ese cambio.

Con entrar casi una hora más tarde, hubo un incremento de 34 minutos en el sueño; así, el promedio de horas de sueño subió a siete y tuvo significativos efectos.

Según el estudio, contar con más tiempo de sueño aumentó la asistencia y la puntualidad de los estudiantes. Además, entrar más tarde a la escuela mostró una mayor alineación con el sistema circadiano adolescente; reducción de la somnolencia, y mejor rendimiento académico.

La American Academy of Pediatrics apoyó el esfuerzo de las escuelas de Seattle e invitó a otras instituciones a permitir que los estudiantes logren óptimos niveles de sueño con mover un poco sus horarios.

Los beneficios no sólo se verán en el rendimiento académico; sino también en la salud, pues se reduciría el riesgo de obesidad, de depresión, y se mejoraría la calidad de vida.

Los resultados completos de la investigación fueron publicados en la revista Science Advances.