Somatometría para la evaluación médica del recién nacido

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La somatometría es el conjunto de técnicas para realizar mediciones exactas de las dimensiones de un cuerpo humano. En los recién nacidos, cobra vital importancia porque permite determinar si se encuentran bien de salud o si presentan algún tipo de enfermedad.

Para evaluar el desarrollo de los neonatos o de los recién nacidos existen diferentes métodos basados en características anatómicas externas, neuromotoras y físicas.

Ese conjunto de técnicas constituye una parte fundamental de la evaluación clínica no invasiva para detectar si alguna medida no se ajusta a los índices de normalidad. Estas mediciones se realizan justo después del parto.

Dentro de la enfermería, la somatometría tiene varios objetivos:

  • Valorar el estado de salud del paciente.
  • Detectar algunas medidas que no se ajustan a los índices corporales normales.
  • Valorar el crecimiento del individuo.
  • Dar seguimiento a pacientes determinados.
  • Establecer un diagnóstico más certero acerca de lo que le sucede al paciente.

En los adultos, la somatometría también se utiliza para medir variables, como el índice de masa corporal (IMC), la estatura y el peso. Además, se suma el registro de los signos vitales, tales como el pulso, la presión arterial y la temperatura.

Incluso hay otras ciencias como la biología, la paleontología y la antropología que también utilizan la somatometría en diferentes clases de estudios. No obstante, en la práctica pediátrica es indispensable para vigilar la salud y para tomar las medidas necesarias e inmediatas para atender cualquier eventualidad.

¿Qué mide la somatometría?

En los recién nacidos, los elementos que el personal médico revisa son los siguientes:

Peso: Valora la masa del organismo. Se mide mediante la colocación del neonato sobre la báscula para bebés, a la cual le colocan un paño o toalla para evitar que se pierda calor corporal.

Talla: Representa la suma de los segmentos corporales y puede ser referencia para analizar la proporcionalidad del cuerpo. En los recién nacidos, se obtiene al colocarlos de forma horizontal en el neonatómetro.

Perímetro de la cabeza: Sirve para conocer la anchura de la cabeza y se realiza con una cinta métrica flexible.

Perímetro torácico: También se realiza con una cinta métrica para saber la circunferencia del tórax.

Además de esas medidas, valoran la frecuencia cardiaca que debe ser de entre 120 y 160 latidos por minutos; la frecuencia respiratoria, de 40 a 60 respiraciones por minutos; y la temperatura, que debe estar alrededor de los 37 grados centígrados.

Finalmente, el análisis de la composición corporal de los neonatos permite diferenciar la masa corporal de grasa y el tejido magro. Esta se puede obtener a través de diferentes métodos como la pletismografía por desplazamiento de aire, análisis de impedancia eléctrica corporal total y resonancia magnética.

¿Cuáles son las medidas normales al momento del nacimiento?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desarrollado estándares que definen las medidas normales de longitud o de estatura, peso e índice de masa corporal tanto para adultos como para adolescentes, niños y bebés.

Según la OMS, si bien cada bebé es diferente, existen parámetros que se toman como normales para determinar que un recién nacido cuenta con buena salud.

Las medidas estimadas son estas:

  • Para el peso, entre los 2.5 y 4 kilogramos.
  • En cuanto a la talla, deben rondar los 50 centímetros.
  • El perímetro cefálico del neonato debe medir alrededor de 34 centímetros.
  • En el caso del perímetro torácico, este suele medir dos centímetros menos que el cefálico; o sea, aproximadamente 30 centímetros.

¿Hasta cuándo se considera nenonato a un bebé?

De acuerdo con la Federación Nacional de Neonatología de México, A.C., el periodo neonatal es el tiempo transcurrido desde el nacimiento hasta los primeros 28 días de vida, y se clasifica según la edad gestacional:

  • Inmaduro, de 2 a 8 semanas.
  • Prematuros o pretérmino, hasta 37 semanas.
  • Lactantes a término, de 37 a 42 semanas.
  • Postérmino, de 42 o más semanas.

Por lo anterior, si bien la primera somatometría da un aspecto general de su salud, los neonatos requieren de evaluaciones periódicas para saber si se han adaptado al entorno y si están teniendo un desarrollo adecuado. Además, tras el nacimiento, hay pérdida de peso y un retraso en la velocidad de crecimiento que se recupera de 10 a 30 días después, pero debe ser monitoreado.

Así, los exámenes posteriores al nacimiento siguen tomando en cuenta indicadores como el peso, perímetro cefálico, longitud, perímetro braquial y los pliegues cutáneos.

La Federación Nacional de Neonatología de México señala que el crecimiento es el índice más sensible de salud. Es decir, si existe un adecuado patrón de crecimiento, se garantizará un desarrollo neurosensorial normal.

Asimismo, establece que, para la valorización de crecimiento, se deben realizar mediciones de peso, longitud y perímetro cefálico hasta los 24 meses de edad y con la edad gestacional corregida hasta los 2 años.

Crecimiento óptimo

La Organización Mundial de la Salud, en abril de 2006, dio a conocer nuevos patrones para evaluar el crecimiento de la población infantil desde los recién nacidos hasta los 5 años de edad.

Con esos nuevos estándares se establecieron niveles normales de salud generales para niños, de manera independiente al lugar donde se desarrollen. Toman en cuenta ambientes libres de humo de cigarrillo, controles pediátricos periódicos, vacunación y prácticas nutricionales adecuadas.

Para cada una de las medidas representativas de la salud del neonato se han establecido parámetros y ritmos de crecimiento:

  • Peso: Del nacimiento hasta los 3 meses de edad, el ritmo de crecimiento óptimo es de 25 a 35 gramos por día (g/d) y de los 3 a los 12 meses, de 10 a 20 g/d.
  • Longitud: De los 0 a los 3 meses debe ser de 0.7 centímetros (cm) por semana y de los 3 a los 12 meses, de 0.2 a los 0.6 cm por semana.
  • Perímetro cefálico: De los 0 a los 3 meses debe crecer 0.4 centímetros por semana y de los 3 meses al año, de 0.2 centímetros por semana.

Por su parte, para los índices de evaluación nutricional, importantes en la salud y en el desarrollo, se establecen distintas clasificaciones que definen la gravedad de un diagnóstico clínico o de un tipo de desnutrición. Estos se basan en edad y en peso, densidad ósea, volumen del tejido adiposo y volumen corporal.

Otras consideraciones

La evaluación del recién nacido, señala el pediatra Marco Rivera Meza, del Hospital Berta Calderón-roque de Nicaragua, está en función de la edad gestacional, de la capacidad de reacción y de otros hallazgos.

Rivera Meza indica entonces que se pueden reconocer tres periodos tras el nacimiento. Estos determinarán la capacidad de respuesta y de salud del recién nacido una vez fuera de la cavidad uterina.

El primero de ellos es la “reactividad refleja”, que es la transición inmediata feto-neonato, es decir, el momento en el que sale del útero. En esta etapa, se buscan anormalidades estructurales y de funciones vitales.

Un segundo periodo, “arreactivo o reposo”, es un momento de inactividad por motivos fisiológicos, bioquímicos y nutricionales, que se recuperan tras procesar los elementos que generan energía fuera del útero.

Es importante que, durante este segundo periodo, se observen las respuestas del niño al entorno, a estímulos directos y la calidad de la respuesta. De manera paralela se hacen los exámenes físicos integrales, incluida la somatometría.

Por último, el tercer periodo, de reactividad adaptativa, se trata del momento en el que el recién nacido comienza su proceso real de adaptación a la vida extrauterina. En él, se debe observar cómo se adapta a la autonomía, tras no depender más del útero de la madre.

Por supuesto, los datos y los parámetros normales son solo una aproximación media; sin embargo, deben considerarse en las evaluaciones generales. De igual manera, solo los médicos especializados deben realizar el diagnóstico y valorar la salud y los tratamientos que el recién nacido necesite.

Finalmente, cabe recordar que los antecedentes maternos, el desarrollo fetal, el trabajo de parto y el parto mismo influyen de manera significativa en la transición de vida fetal a la extrauterina, a la respuesta del recién nacido y a su aspecto físico general. Por todo eso, el cuidado antes, durante y después del embarazo es fundamental.