Ibuprofeno: utilidad y contraindicaciones

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El ibuprofeno es un conocido fármaco antnflamatorio con propiedades analgésicas y antipiréticas. Pese a su conocida seguridad, en marzo, un tuiteo del ministro de Sanidad francés, Olivier Verán, aconsejaba a los pacientes con COVID-19 no ingerir este medicamento por un riesgo de mortalidad. Esto tardó en ser desmentido en Europa, debido a que provenía de una fuente gubernamental creíble.

Si bien el uso del ibuprofeno tiene un largo historial y mucha popularidad a nivel mundial, es indispensable insistir en los riesgos que conlleva su uso excesivo, especialmente entre pacientes con algunas patologías preexistentes o con un uso concomitante de otros fármacos. Todo medicamento lleva beneficios y reacciones adversas para sus usuarios, por lo que conviene conocerlas.

¿Qué es el ibuprofeno y para qué se utiliza?

El ibuprofeno (ácido isobutilfenil propiónico) es un fármaco sintético de tipo antinflamatorio no esteroideo (AINE), es decir, no derivado de la cortisona (no es corticoide). Tiene acción antinflamatoria, analgésica y antipirética (baja la fiebre).

El ibuprofeno está indicado en procesos dolorosos de tipo agudo y crónico en tejidos blandos, acompañados de inflamación, aunque tiene una buena acción antitérmica

Se prescribe para el tratamiento sintomático de:

  • Fiebre
  • Cefalea
  • Tratamiento del dolor de intensidad leve o moderada
  • Migraña
  • Dismenorrea primaria (dolor menstrual)
  • Odontalgia (dolor dental)
  • Mialgia (dolor muscular)
  • Dolor neurológico de carácter leve o moderado y dolor posquirúrgico
  • Odinofagia (dolor de garganta)
  • Osteoartritis (artrosis)
  • Artritis (reumatoidea, juvenil, gotosa)
  • Espondilitis anquilosante (inflamación de las articulaciones de la columna vertebral)

Se emplea mucho para controlar la fiebre en aquellos casos en los que el paracetamol no es suficiente. Además, su rápida acción comienza a los 30 minutos de administrado por vía oral.

Además, se puede combinar con otros analgésicos para dolores más intensos y con descongestivos para aliviar los síntomas del resfrío común.

En ocasiones, es utilizado para tratar el acné debido a sus propiedades antinflamatorias. Dada su acción antinflamatoria, el ibuprofeno inhibe la acumulación de neutrófilos (leucocitos que forman el pus) alrededor de las lesiones inflamatorias. Por este motivo, ha sido vendido en Japón en forma tópica para tratar el acné en adultos.

Últimamente, se ha empleado en la Argentina un tratamiento con ibuprofeno inhalado en casos de pacientes moderados y graves con COVID-19, lo que produjo una inmediata mejoría de la sintomatología.

¿Quiénes pueden usarlo y en qué dosis?

Niños

En cuanto a su uso en pediatría, se debe evaluar costo versus beneficios, especialmente en los menores de 3 meses, debido a los mayores riesgos que puede implicar su empleo.

Se puede administrar en forma general, pero se recomienda en mayores de 6 meses o con un peso superior a 7 kilos.

Para los niños, vienen jarabes de ibuprofeno en dos concentraciones: 2 % y 4%. El pediatra indicará la dosificación según el peso y la graduación de la fiebre.

Adultos

El Ibuprofeno para adultos viene en varias presentaciones. Puede ser administrado a través de la vía oral (sobres y comprimidos) y rectal (supositorios).

En general, la dosis recomendada en adultos y adolescentes de 12 a 18 años es de un comprimido (400-600 mg) cada 6 u 8 horas. Pero la dosis y duración del tratamiento deberá administrarse en función de la gravedad del cuadro, las molestias que experimente el paciente y las patologías o efectos adversos que pueda manifestar.

La dosis máxima diaria es de 2400 mg de ibuprofeno en adultos, mientras que en jóvenes de 12 a 18 años es de 1600 mg.

Para su ingesta, se debe tragar un comprimido entero con ayuda de un poco de agua. Los pacientes con molestias gástricas deben ingerir el medicamento durante las comidas.

Qué hace el ibuprofeno: mecanismo de acción

Es un fármaco que inhibe la enzima ciclooxigenasa 2 a nivel de los tejidos periféricos. Esto genera la disminución de la síntesis de prostaglandinas, que son responsables del dolor, inflamación y vasodilatación. Este bloqueo se traduce en analgesia y en disminución de la inflamación.

El ibuprofeno actúa, además, inhibiendo la migración de los leucocitos a través de las zonas inflamadas. Esto impide la liberación de sustancias proinflamatorias e irritativas sobre los receptores del dolor, como las citoquinas, en las áreas afectadas.

Su accionar no modifica el umbral del dolor ni las concentraciones de protaglandinas a nivel cerebral, por lo que tiene una acción periférica.

Su efecto antipirético se debe a una acción central sobre el centro regulador de la temperatura del hipotálamo al propiciar una acción vasodilatadora periférica.

Se absorbe rápidamente por vía oral, al llegar a la mucosa gastrointestinal, pero la ingesta de alimentos disminuye la velocidad de absorción. El tiempo en el que alcanza su efecto máximo es de 1 a 2 horas tras su administración. Al administrar el ibuprofeno por vía rectal, las concentraciones plasmáticas máximas se logran más lentamente.

Efectos adversos y peligros

Como un efecto indeseado, inhibe de manera reversible la agregación plaquetaria, la que se recupera en el plazo de un día tras la suspensión del tratamiento. Por este motivo, se debe administrar con precaución en pacientes hemofílicos, con coagulopatías o úlceras.

Si bien es de amplio uso y bastante seguro, deben considerarse algunas reacciones adversas posibles, especialmente de tipo irritativas a nivel gastrointestinal. Por esto, conviene tomarlo junto con comida y, si el uso es reiterado, con protectores gástricos.

A  esto se le pueden sumar mareos, rash cutáneo (piel brotada), prurito, tinnitus (zumbido de oídos), edema, neutropenia, agranulocitosis (disminución del recuento de una fracción de los glóbulos blancos), anemia aplástica y trombocitopenia (baja de plaquetas).

Su uso está contraindicado en casos de hipersensibilidad al fármaco o a otros AINEs. Hay que tener precaución en el caso de las interacciones con otros fármacos o alcohol por el riesgo de toxicidad.

Se recomienda precaución cuando se administra ibuprofeno con anticoagulantes orales y antihipertensivos.

Debe evitarse en el caso de mujeres embarazadas o en período de lactancia.

Considerar que los pacientes geriátricos son más propensos a presentar toxicidad gastrointestinal, hepática y renal.

Además, se suman numerosos estudios que advierten sobre los efectos adversos que puede acarrear su uso excesivo. Estos incluyen un mayor riesgo de infarto, pérdida de audición, esterilidad y accidente cerebrovascular isquémico.

Además, advierten que el ibuprofeno puede producir eosinofilia (aumento de eosinófilos en sangre) y síntomas sistémicos, conocido como síndrome Dress.

Otros estudios han mostrado que si se toma en dosis importantes y durante un periodo prolongado, puede reducir la fertilidad masculina.

¿Qué es mejor: el ibuprofeno o el paracetamol?

La elección de uno u otro fármaco depende tanto del cuadro que se quiera tratar como del paciente (patologías, sensibilidad al medicamento, tratamiento farmacológico, edad).

El ibuprofeno y paracetamol comparten propiedades analgésicas y antipiréticas. Ambos son generalmente seguros si se toma la dosis correcta, pero los enfermos crónicos deben tener precaución con las dosis y los fármacos con los que pueden interactuar.

El ibuprofeno posee acción antinflamatoria, mientras que el paracetamol es mejor como antitérmico. Además, es seguro combinar estos fármacos por un breve tiempo para obtener un efecto sinérgico (potenciado).

El perfil de seguridad del paracetamol es mejor, por lo que se recomienda su administración, siempre que sea posible, frente al ibuprofeno. A diferencia del ibuprofeno, el paracetamol puede administrarse a los menores desde que nacen. 

Algunas características farmacológicas del  paracetamol o aminoacetofén:

  • Actúa calmando el dolor en caso de lesiones y artritis, entre otros. 
  • Suele emplearse para calmar cefaleas, contusiones, odontalgia, quemaduras actínicas (de sol) y fiebre.
  • Actúa directamente sobre los nervios y los receptores para el dolor en el cerebro, por lo que es más eficaz para aliviar las cefaleas.
  • Cuenta con estudios que avalan su seguridad para ser usado en niños y en adultos si se toma correctamente.
  • Posee efectos secundarios mínimos, incluidos los efectos sobre la coagulación sanguínea.
  • Es seguro tomarlo con otros antibióticos y medicamentos para el resfrío.
  • Tiene menos efectos secundarios gastrointestinales que el ibuprofeno.
  • Puede ser ingerido por embarazadas y mujeres que están amamantando.
  • Es menos eficaz para disminuir el dolor asociado a procesos inflamatorios y a lesiones corporales.
  • Su efecto es a los 45 o 60 minutos después de la primera dosis.
  • Reduce el dolor y la fiebre solo por cuatro horas.
  • Ingerir paracetamol, sobre todo en altas dosis, puede producir daño hepático, por lo no se recomienda su uso en casos de insuficiencia o enfermedad hepática.

Propagación de información errónea

En marzo, cuando transcurrían los primeros días de la pandemia de COVID-19 en Europa, un tuiteo del ministro de Sanidad francés, Olivier Verán, desaconsejaba a los pacientes con COVID-19 la ingesta de ibuprofeno. Incluso advirtió que su administración aumentaría la mortalidad entre estos enfermos. Pese a que esta declaración no contaba con ningún respaldo de evidencia científica, posteriormente se extendió a varios países. 

Investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) estudiaron el alcance digital de esta información propagada por Twitter en Alemania, Francia, España, Países Bajos e Italia. 

Los resultados, publicados en la revista Harvard Kennedy School (HKS) Misinformation Review, muestran que la información errónea tiene un gran impacto cuando en su propagación participan fuentes que gozan de credibilidad. También destaca la importancia de los canales locales en la difusión o en la desactivación de la desinformación, ya que son precisamente los medios autónomos quienes tienen mayor impacto en cada territorio.

La importancia de las fuentes oficiales en estos temas se evidencia en las diferencias en cómo se difundió la información entre Francia y Alemania, donde nadie lo tomó en serio. Sin embargo, en Francia, donde el mensaje fue emitido por una fuente creíble, las fake news tuvieron el mayor impacto de todos los países estudiados.

Ante información falsa, como las declaraciones sobre el ibuprofeno, los investigadores recomiendan seguir y verificar la información a partir de fuentes oficiales.

Además, a nivel institucional, proponen abordar la ciberseguridad desde el punto de vista de la información y de la comunicación.