7 claves para aliviar el estrés durante la psoriasis

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La psoriasis es una afección crónica de la piel, en la que existe una alteración en la proliferación de las células dérmicas con inflamación crónica, que se ve agravada por el estrés. Por lo tanto, aprender a convivir con la enfermedad mejora la calidad de vida de estos pacientes.

¿Qué es la psoriasis y cuál es su principal causa?

La psoriasis es una enfermedad cutánea de curso crónico con períodos de exacerbación. En su génesis participan diferentes mecanismos patológicos, como la interacción de factores inmunitarios, biológicos, infecciosos, medicamentosos e, incluso, estrés.

En su etiopatogenia se señala la inflamación crónica, con una alteración más evidente como la hiperproliferación y diferenciación anómala de los queratinocitos (tipo de células cutáneas), que genera manchas rojas y escamosas en la piel.

Esto sucede cuando, a causa de señales anómalas de un sistema inmunológico hiperactivo, se acelera la proliferación y crecimiento de las células cutáneas, lo que causa la formación y acumulación de nuevas células de la piel sobre las células viejas que aún no se han descamado.

Puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero es más frecuente que afecte a los codos, el cuero cabelludo y las rodillas.

Se ha calculado que afecta globalmente a más de 125 millones de personas a nivel mundial y que su frecuencia en México es de alrededor del 0,1 a 2,8 % de la población general.

Cómo el estrés puede desencadenar la psoriasis

Entre la acumulación de responsabilidades personales y laborales, así como aspectos emocionales, se puede generar demasiado estrés, el cual se torna inmanejable o sin resolver (estrés crónico) y termina repercutiendo en la salud y empeorando cuadros como la psoriasis.

Si bien se desconoce con exactitud la asociación entre la psoriasis y el estrés, se admite que los brotes de esta enfermedad probablemente se deban a una reacción fisiológica ante situaciones estresantes.

Cuando el organismo está bajo lo que percibe como una amenaza, entra en una situación de estrés, que activa la respuesta de lucha o huida.  Esta situación desencadena la liberación de las hormonas relacionadas con las respuestas energéticas y de reacción ante el estrés, como son la adrenalina y el cortisol.

En casos de estrés crónico, el exceso de cortisol puede desequilibrar el sistema inmunológico y desencadenar un brote de psoriasis. Las alteraciones inmunológicas secundarias al estrés excesivo también pueden generar una respuesta inflamatoria. 

Esta situación crea un efecto dominó: el estrés crónico causa hiperactividad inmunológica, que lleva a una inflamación crónica, lo que genera o exacerba la psoriasis.

Además, el paciente con psoriasis puede sentirse ansioso o estresado si el tratamiento no funciona de forma inmediata o si la enfermedad regresa tras un período de remisión.

¿Cómo reducir el estrés en pacientes con psoriasis?

En la medida que el paciente aprende a manejar sus niveles de estrés puede sentirse mejor, lo que incidirá de forma favorable en el aspecto de su piel.

Aquí se mencionan algunas técnicas para ayudar a manejar y a reducir el estrés crónico:

Realizar ejercicio físico

La actividad física regular puede mejorar notablemente la salud mental, ya que, con el ejercicio, se liberan hormonas que incrementan la sensación de placer y bienestar, como son las endorfinas y la dopamina.

Es ideal practicar al menos 30 minutos de actividad física durante la mayoría de los días de la semana. Para aquellas personas que no están acostumbradas, pueden comenzar lentamente, con ejercicios de bajo impacto:

  • Caminatas rápidas
  • Andar en bicicleta
  • Ejercicios aeróbicos ligeros
  • Natación

Dormir suficientes horas

La falta de sueño puede causar un empeoramiento de la ansiedad. Para la mayoría de los adultos, entre 7 y 8 horas de sueño cada noche suelen ser suficientes.

Para promover un sueño reparador se recomienda:

  • Evitar o limitar las siestas durante el día
  • Evitar el uso de las pantallas brillantes de 1 a 2 horas antes de acostarse
  • Evitar las comidas abundantes o muy calóricas, y la ingesta de líquidos antes de acostarse
  • Mantener la habitación oscura, silenciosa y el ambiente lo más cómodo posible

Practicar la respiración profunda

Las técnicas de respiración pueden ayudar a aclarar la mente, promover la relajación y los pensamientos positivos, redundando en una sensación de calma y confort. Si se practica alguna técnica de meditación, sus efectos pueden ser más beneficiosos aún.

Con los ojos cerrados, inhalar por la nariz, contener por un par de segundos la respiración y luego exhalar lentamente por la boca. Su repetición sirve para reducir la frecuencia cardíaca, el nivel de estrés y la tensión arterial.

Recibir masajes descontracturantes

La masoterapia puede ayudar a aliviar la tensión muscular, el estrés y el dolor crónico, lo que incrementa la sensación de relajación.

Disfrutar de los pasatiempos

El hecho de realizar actividades agradables a diario o pasatiempos es importante para desligarse de la rutina laboral, las obligaciones y las preocupaciones de la vida diaria.

Identificar los desencadenantes del estrés

Llevar un diario destinado a identificar los desencadenantes del estrés puede ser de gran utilidad. Es importante registrar en él las actividades diarias y cómo se siente la persona con respecto a ellas. 

Una vez que el paciente identifique los posibles desencadenantes del estrés, es necesario tomar medidas para reducirlos o adoptar técnicas para sobrellevarlos.

Hablar sobre los sentimientos

El evitar expresar los sentimientos, en especial los negativos, puede incrementar el estrés y la psoriasis. Confiar en un familiar, un amigo de confianza, un terapeuta o un médico, puede permitirle al paciente lidiar de forma más efectiva con el estrés.

Puesto que la psoriasis es una afección crónica, caracterizada por rebrotes, el aprender a convivir con la enfermedad y manejar el estrés pueden hacer la gran diferencia no solo en la calidad de vida, sino también en la frecuencia y en la gravedad de los rebrotes.

Con información obtenida de Healthline y Revista MED.