Una mutación genética podría ser la responsable de fallas en anticonceptivos

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Desde los años 60, los anticonceptivos han dado a las mujeres la oportunidad de tener autonomía sobre su cuerpo; así como para decidir cuándo y cómo tener (o no) hijos.

A pesar de ello, todavía no se puede decir que la anticoncepción hormonal —pastillas, parches, anillo o DIU— sea 100% eficaz.

Un estudio publicado en la revista Obstetrics & Gynecology reconoce que el motivo puede ser una mutación genética.

Dicha mutación produce una enzima extra para el desmantelamiento de hormonas. En otras palabras, destruye los efectos supresores de la ovulación de los anticonceptivos; por lo tanto, se reduce su eficacia.

Los investigadores, de la University of Colorado School of Medicine, descubrieron que la mutación está presente en el 5% de las mujeres. Igualmente, encontraron que existen dos genes más comunes con efectos pequeños; pero que no habían sido notados.

El equipo trabajó con un grupo de 350 mujeres que tomaron como método un implante bajo la piel; realizaron pruebas para detectar 120 variaciones genéticas que podrían estar involucradas en el metabolismo hormonal.

Midieron la concentración de hormonas en su sangre. Gracias a esto, encontraron al gen llamado CYP3A7*1C, generalmente activo en los fetos.

De igual manera, observaron que, en las mujeres con esa mutación, la enzima CYP3A7 se sigue produciendo hasta la edad adulta; como consecuencia, se sobrealimenta la capacidad de su cuerpo para descomponer el ingrediente activo de los anticonceptivos.

Para los autores, estos hallazgos suponen la necesidad de prestar más atención desde la genética, para brindar un tratamiento mejor y más individualizado; en lugar de solo pensar que, si a una mujer le falla el anticonceptivo, es por haber hecho algo mal.

Ahora bien, los especialistas piensan que la medicina de precisión a través de la genética podría ser la respuesta.

En la actualidad, estos métodos son más comunes en los pacientes con cáncer o problemas del corazón.

Ellos se someten a pruebas de ADN para determinar cuál es el tratamiento con mayor eficacia y mínimos efectos secundarios. Sin embargo, esos métodos no se han extendido a otras áreas como la salud reproductiva de las mujeres.

Por ejemplo, la Food and Drugs Administration (FDA) cuenta con un registro de 232 medicamentos con factor genético conocido; de ellos, sólo 1 es anticonceptivo, y, según los expertos, el marcador genético identificado no tiene que ver con los ingredientes de tal fármaco.

Aaron Lazorwitz, líder de la investigación, reconoció ante la revista Wired, que su análisis se limitó a buscar interacciones gen-fármaco que otras personas habían buscado antes; pero tiene claro que el próximo paso es repetir el experimento con una muestra más grande.

En esos nuevos análisis, señaló, se hará la secuenciación del genoma completo; de modo que puedan descubrir nuevas variantes genéticas relacionadas con las afectaciones al control de natalidad.

Además, dijo, quiere investigar los vínculos entre el ADN y los efectos secundarios.

Pruebas de ADN, respuestas genéticas y decisiones informadas

Cuando un método anticonceptivo no funciona como se esperaba, las mujeres prefieren seguir recomendaciones de personas cercanas a ellas sobre otros métodos. No obstante, como las experiencias no son universales, la mayoría termina rebotando entre tres métodos diferentes de control natal a los 40 años, indican los especialistas.

Por otro lado, se sabe que existen efectos secundarios como dolores de cabeza, depresión y sangrado impredecible, lo cual resulta inconveniente para algunas y hasta provocan incapacidad para realizar sus actividades cotidianas.

Esas situaciones generan rumores que, aunado a los efectos secundarios, provocan que muchas mujeres prefieran no acercarse a los métodos anticonceptivos hormonales.

Por ese motivo, hay compañías como Celmatix —que trabaja con fondos de la Fundación Bill y Melinda Gates—, para aplicar el modelo del genoma de cáncer en la creación de nuevas versiones de medicamentos que respondan a las necesidades de fertilidad y control natal de las mujeres.

Con ayuda de sus bases de datos, investigan más sobre la salud femenina; y los riesgos genéticos relacionados con el síndrome de hiperestimulación ovárica, endometriosis y síndrome de ovario poliquístico.

Con esa información, confirman, se podrá generar una nueva generación de anticonceptivos con formulaciones nuevas y más efectivas.

El objetivo es otorgar opciones de anticoncepción para las necesidades reales de las mujeres.