La testosterona mejora el bienestar sexual en las mujeres posmenopáusicas

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Aunque la testosterona es más conocida como una hormona masculina, cumple funciones importantes en el mantenimiento de la salud sexual femenina, al contribuir a la líbido y al orgasmo, además de ayudar a mantener la función metabólica normal, la fuerza muscular, la función cognitiva y el estado anímico. 

Las concentraciones de testosterona disminuyen de forma natural a lo largo de la vida de una mujer, aunque también pueden descender bruscamente después de la menopausia secundaria a una histerectomía. 

Algunas investigaciones han sugerido que la terapia con testosterona en el sexo femenino puede mejorar la función sexual, pero el inconveniente es que las formulaciones disponibles han sido diseñadas para los hombres, por lo que la evidencia de su seguridad y efectos adversos observados en las mujeres es escasa.

Tratamiento con testosterona en mujeres

En la revista The Lancet Diabetes & Endocrinology se publicó un estudio, resultado de un análisis sistemático donde los científicos revisaron 46 informes sobre 36 ensayos controlados aleatorios, realizados entre enero de 1990 y diciembre de 2018, que involucraron a 8,480 participantes de 18 a 75 años, de las cuales, aproximadamente el 95% eran posmenopáusicas. 

Los investigadores compararon el tratamiento con testosterona, con un placebo o con un tratamiento hormonal alternativo como el estrógeno  (con o sin progestágeno). Los autores revisaron los efectos de los tratamientos en la función sexual y evaluaron aspectos de la salud cardíaca, cognitiva y musculoesquelética; además  buscaron efectos secundarios graves, como un mayor riesgo de cáncer de mama, densidad mamográfica, así como el impacto en el estado anímico y la sensación de bienestar; los efectos metabólicos, los perfiles lipídicos y los efectos androgénicos, como el aumento del crecimiento del vello. 

Beneficios de la testosterona

Los resultados obtenidos en base a la testosterona, sugieren que puede mejorar significativamente el bienestar sexual de las mujeres posmenopáusicas, como: la función y mejora significativa del deseo sexual, la excitación, el orgasmo, la capacidad de respuesta a los estímulos sexuales, el placer, junto con la reducción de las preocupaciones y la angustia asociadas  al sexo y la autoimagen. Las mujeres tratadas con testosterona también mostraron una idea más positiva en su autoimagen.

En palabras de la autora principal, profesora Susan Davis de la Universidad de Monash, Australia: «Los efectos beneficiosos para las mujeres posmenopáusicas que se muestran en nuestro estudio van más allá de simplemente aumentar la cantidad de veces al mes que tienen relaciones sexuales«, «Algunas mujeres que tienen encuentros sexuales con regularidad informan que no están satisfechas con su función sexual, por lo que aumentar su frecuencia de una experiencia sexual positiva de nunca, u ocasionalmente, a una o dos veces al mes puede mejorar la autoestima y reducir las preocupaciones sexuales, y puede mejorar en general bienestar «.
Con respecto a los tratamientos, Davis agrega: «Nuestros resultados sugieren que es hora de desarrollar un tratamiento de testosterona adaptado a las mujeres posmenopáusicas en lugar de tratarlas con concentraciones más altas formuladas para los hombres«, “Casi un tercio de las mujeres experimentan un bajo deseo sexual en la mediana edad, con angustia asociada, pero no existe una formulación o producto de testosterona aprobado para ellas en ningún país y no existen pautas acordadas internacionalmente para el uso de testosterona en las mujeres. Teniendo en cuenta los beneficios que encontramos para la vida sexual y el bienestar personal de las mujeres, se necesitan con urgencia nuevas pautas y nuevas formulaciones«.
En cuanto a otros aspectos evaluados, el estudio no encontró efectos beneficiosos sobre la cognición, la densidad mineral ósea, la composición corporal o la fuerza muscular. Tampoco se observaron mejoras para estados depresivos, independientemente del estado menopáusico o en el bienestar psicológico. 

Efectos adversos del tratamiento

No se registraron efectos adversos de gravedad en las mujeres posmenopáusicas en relación a los niveles de glucemia o la insulinemia, la tensión arterial o las evaluaciones de salud mamaria. Sin embargo, solo se disponía de datos limitados sobre el riesgo de cáncer de mama y se necesita más investigación para aclarar estos potenciales efectos. 

Con la testosterona no oral, los autores no encontraron efectos en los perfiles lipídicos ni en las variables metabólicas como el colesterol (10 estudios con 1,774 mujeres). Sin embargo, se observó que las formulaciones orales de testosterona aumentaron el colesterol LDL y redujeron el colesterol HDL, el colesterol total y los triglicéridos. 

Las mujeres posmenopáusicas tratadas con testosterona tampoco tuvieron más probabilidades de experimentar un evento cardiovascular grave, como un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular (9 ensayos clínicos con 4,063 mujeres).

Si bien se observó un aumento en el acné en 11 estudios que incluían a 3,264 mujeres, además de aumento en el crecimiento del vello en 11 estudios con 4,178 mujeres, el número de participantes que se retiraron de los ensayos clínicos debido a estos efectos secundarios no fue mayor para las mujeres tratadas con testosterona en comparación con las que recibieron placebo, indicativo de que estos efectos son leves y no constituyen una preocupación importante para las participantes. 

Un leve aumento de peso se asoció con la terapia con testosterona en cinco estudios, con 2,032 mujeres.

Dados los beneficios y efectos adversos asociados a esta terapia hormonal, los autores recomiendan que se informe a las pacientes acerca de estos potenciales riesgos, para que puedan tomar una decisión informada sobre si seguir el tratamiento con testosterona u optar por otra alternativa terapéutica.