Relación entre obesidad y depresión

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Si bien se sabe que existe una relación entre obesidad y depresión, un reciente estudio en ratones descubrió un nuevo circuito cerebral encargado de gobernar el estado de ánimo y el apetito, que puede ser alterado por una dieta alta en grasas.

¿Cómo se relaciona la obesidad y la depresión?

Existe una estrecha relación bidireccional entre la obesidad y algunos trastornos mentales, incluidos la depresión y la ansiedad.

Entre las posibles causas que pueden tener en común se encuentran:

  • Inflamación
  • Alteraciones endocrinas
  • Aumento del estrés oxidativo
  • Factores genéticos
  • Trastornos del sueño, especialmente, apnea

La depresión es una patología relacionada con la inflamación crónica, asociada a un incremento de citoquinas proinflamatorias. Por esto, los fármacos antidepresivos tienen un efecto inhibidor sobre la síntesis de citoquinas, control que no es efectivo en casos refractarios al tratamiento.

Dentro de los variados factores que pueden inducir la inflamación, además de la obesidad y depresión, está el estrés psicológico, que crea una especie de círculo vicioso.

Por otro lado, la obesidad también es un trastorno asociado a la inflamación sistémica, pues la adiposidad central actúa como centro sintetizador de citoquinas inflamatorias que pueden promover la neuroinflamación que, a su vez, inducen a la depresión.

Además, las alteraciones metabólicas que promueve la obesidad pueden desencadenar incrementos en las hormonas cortisol, leptina e insulina, que llevan a la desregulación del eje hipotálamo-pituitaria-adrenal. Por consiguiente, se produce una resistencia a la insulina que induce más inflamación y empeora los síntomas de la depresión.

¿Por qué se produce la obesidad?

Un informe para Centers for Disease Control and Prevention (CDC) muestra que un 43 % de los adultos estadounidenses de 20 años o más que padecen depresión también son obesos.

El aumento de peso es un efecto secundario común al uso de varios medicamentos antidepresivos. Este efecto podría agravar aún más la relación entre obesidad y depresión.

También existe la posibilidad de que ciertos circuitos neuronales en el cerebro predispongan a las personas tanto a la obesidad y depresión como a otros trastornos de salud mental. 

Para ayudar a dilucidar estos circuitos, investigadores del Baylor College of Medicine en Houston creen haber descubierto dicho mecanismo en ratones. Sus hallazgos fueron publicados en la revista Molecular Psychiatry.

Este circuito cerebral comprende conexiones entre las neuronas del hipotálamo y las de una región cerebral llamada núcleo del lecho de la estría terminal (BNST). Mientras que el hipotálamo regula hormonalmente el apetito, el BNST participa en las respuestas al estrés y al miedo.

Los científicos descubrieron que cuando alimentaron a los ratones con una dieta rica en grasas se interrumpió el circuito, lo que provocó un aumento de peso, sumado a signos de ansiedad y depresión en las pruebas de comportamiento estándar.

Cuando los investigadores restauraron el funcionamiento normal de los receptores nerviosos en el circuito a través del uso de técnicas genéticas, esto se tradujo en una pérdida de peso y en la eliminación de los signos de ansiedad y de depresión en los roedores.

Por lo tanto, se deduce que “este circuito recién descubierto funcionaba mal en ratones con obesidad y depresión”, dice el doctor Xia.

Los científicos indicaron que los ratones, pese a tener un apetito saludable, redujeron su ingesta de alimentos y perdieron el interés ​​en consumir alimentos ricos en grasas. Esto logró la reducción de la obesidad y de la depresión.

Combinación farmacológica y potencial aplicación

Debido a la realización de varios ensayos preclínicos y clínicos, se conoce que la zonisamida (ZNS), un medicamento anticonvulsivante, reduce la ingesta de alimentos con la consiguiente pérdida de peso moderada.

Por su parte, el granisetrón, un fármaco aprobado para prevenir las náuseas, causa el mismo efecto en las personas.

Para probar esta hipótesis, los ratones se sometieron a una dieta rica en grasas durante 3 meses, con la administración paralela de ZNS y GNS combinados. 

El comportamiento observado fue un indicativo de que la administración de ZNS y GNS produjeron importantes efectos ansiolíticos y antidepresivos.

Además, demostraron que estos dos medicamentos se dirigen a los receptores nerviosos del circuito cerebral recién descubierto.

El doctor Qi Wu, autor del nuevo estudio, explica: «Descubrimos que la combinación de dos medicamentos clínicamente aprobados, zonisamida y granisetrón, redujo enormemente la ansiedad y la depresión en ratones y promovió la pérdida de peso al actuar sinérgicamente sobre dos objetivos moleculares diferentes dentro de nuestro circuito cerebral recién identificado».

Los investigadores creen que estos descubrimientos podrían conducir a futuros ensayos clínicos basados en esta combinación farmacológica para romper este vínculo entre la obesidad y los trastornos mentales.

Primeramente, es necesario que otros investigadores confirmen los hallazgos para ver si pueden tener aplicación médica para tratar los efectos de la obesidad y de la depresión.

Con información obtenida de MedicalNewsToday y Revista Médica de Clínica Las Condes.