ONU advierte sobre crisis mental causada por la pandemia

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El nuevo coronavirus ha generado una enorme problemática a todo nivel, especialmente en los grupos y en los países más vulnerables. Por esto, la ONU advierte sobre la crisis mental causada por la pandemia de COVID-19, en una sesión informativa donde además pide una inversión sustancial en servicios de apoyo para la salud mental.

El coronavirus ha infectado a más de 4,3 millones de personas en todo el mundo y ha matado a casi 300 000. Esta situación afecta de manera muy negativa a la salud mental de las personas.

Incluso, antes de esta pandemia de COVID-19, la depresión y la ansiedad le costaron a la economía global más de US1 billón al año. Este panorama se ve agravado debido a que, a nivel mundial, hay menos de un profesional de salud mental por cada diez mil personas. Esto se da a pesar de que la depresión afecta a 264 millones de personas en todo el mundo. 

ONU y alerta por salud mental

El secretario General de la ONU, António Guterres, instó a la comunidad internacional a incrementar las acciones para proteger a aquellas personas sometidas a enormes presiones mentales.

La pandemia de coronavirus ha generado una enorme crisis a nivel de salud mental, especialmente en los grupos y en los países más vulnerables, enfatizaron sus directivos. Por este motivo, la ONU advierte sobre la crisis mental causada por la pandemia de COVID-19.

Guterres hizo énfasis en aquellos grupos que actualmente se encuentran en mayor riesgo, que son los «trabajadores de atención médica de primera línea, personas mayores, adolescentes y jóvenes, aquellos con cuadros de salud mental preexistente y aquellos atrapados en conflictos y crisis. Debemos ayudarlos y apoyarlos». Además, destacó que los problemas psicológicos, como la depresión y la ansiedad, «son algunas de las mayores causas de miseria en nuestro mundo».

Ese mensaje fue repetido por Dévora Kestel, directora del Departamento de Salud Mental y Uso de Sustancias de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Argumentó, además, que estados como el aislamiento, el miedo, la incertidumbre y la agitación económica que rodean a la pandemia podrían causar «angustia psicológica». Agregó que «la salud mental y el bienestar de sociedades enteras se han visto gravemente afectados por esta crisis y son una prioridad que debe abordarse con urgencia». 

Vulnerabilidad, patologías y adicciones

Según Kestel, los datos a nivel mundial parecen confirmar este aumento de la vulnerabilidad mental. Citó encuestas «que muestran un aumento del 35 % de angustia de la población encuestada en China, el 60 % en Irán y el 45 % en los Estados Unidos».

Además de la sintomatología general causada ​​por la COVID-19, las condiciones neurológicas subyacentes también incrementan el riesgo de hospitalización por esta patología. Mientras que el estrés, el aislamiento social y la violencia intrafamiliar pueden afectar la salud y el desarrollo cerebral en grupos vulnerables y en pleno crecimiento, como niños pequeños y adolescentes.

En cuanto al grupo de adultos mayores, el aislamiento social, el sedentarismo y la estimulación intelectual reducida aumentan el riesgo de deterioro cognitivo y de demencia.

Por su parte, aquellos que previamente tenían una patología mental pueden experimentar un «empeoramiento de su afección y un funcionamiento reducido». 

Este informe también hizo referencia a un estudio realizado en Etiopía en el mes de abril. Sus estimaciones indicaban que el 33 % de las personas mostraban síntomas de depresión. Estas cifras se habrían triplicado, en relación con las existentes antes de la pandemia. 

La ONU también alertó que, para lidiar con el estrés de esta pandemia por COVID-19, las personas pueden recurrir al alcohol. También, ha aumentado el consumo de drogas y el tabaquismo. En paralelo, creció el tiempo dedicado a la práctica de actividades potencialmente adictivas, como son los juegos en línea. 

En relación al consumo de bebidas alcohólicas, un estudio encontró que un 20 % de los canadienses de 15 a 49 años aumentaron su ingesta durante la pandemia. 

Apoyo y recursos insuficientes

En sus declaraciones, la ONU manifestó que en estos últimos meses se habían aplicado formas innovadoras para brindar apoyo para la salud mental. Pero la evidencia ha mostrado que no fue suficiente como para absorber las crecientes necesidades de una inmensa mayoría. Esta cobertura insuficiente fue agravada por una baja inversión histórica en este área, previa a la pandemia. 

Es por esto por que la ONU resaltó que los países gastan apenas el 2 % de su presupuesto en salud mental. Por esto, Kestel recomendó que los países desarrollen y financien planes nacionales que faciliten la atención de salud mental a través de los servicios comunitarios. 

Recalcó que los estados, además, deben garantizar las coberturas en salud mental por parte de los paquetes de seguro de salud y contar con los recursos humanos necesarios para brindar atención de calidad a la comunidad.

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