La “teoría del Big Bang de la migraña” en las adolescentes

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Las migrañas son cuadros que pueden manifestarse con un aura de trastornos sensoriales- seguidos de una cefalea severa, que a menudo aparece en un lado de la cabeza (hemicraneana)- como náuseas, vómitos, mareos y cambios de humor, así como sensibilidad a la luz, el sonido, el tacto y los olores.

Aunque la causa de las migrañas aún no se conoce, se atribuye al resultado de una actividad anormal en el cerebro, que puede afectar las sinapsis, así como los neurotransmisores y los vasos sanguíneos cerebrales. 

Se sabe que la genética puede hacer que alguien sea más susceptible a los desencadenantes que pueden causar migrañas, pues en el caso de que ambos padres la padezcan, sus hijos tienen un 75% de probabilidades de heredarla, e incluso si solo uno de los padres la tiene, los hijos aún tienen un 50% de probabilidad de sufrirla.

Dentro de los factores conocidos están los de tipo emocional, las causas físicas, desencadenantes en la dieta, algunos medicamentos y disparadores presentes en el medio ambiente.

La migraña afecta tanto a los niños como a los adultos, aunque especialmente a personas de 15 a 55 años, que se calcula, llega a padecerla un 12% de la población. Según datos de la Migraine Research Foundation, la migraña ocurre en alrededor del 10% de los niños en edad escolar, y más de la mitad de ellos experimenta su primer episodio a la edad de 12 años.

Además, las estadísticas muestran que ambos sexos sufren de este trastorno con una frecuencia parecida, hasta que comienza la menstruación. Después de la menarca, las niñas experimentan migraña en un porcentaje mayor que los niños, debidos a cambios en los niveles hormonales que se producen durante la menstruación.

Pubertad y migraña en las niñas

Buscando profundizar más sobre la relación existente entre la pubertad y la migraña, se realizó un nuevo estudio, que fue dirigido por el Dr. Vincent Martin, profesor de la Headache and Facial Pain Center at the University of Cincinnati (UC) Gardner Neuroscience Institute in Ohio.

Esta investigación, que el equipo presentó en la 61ª Reunión Científica Anual de la American Headache Society en Pennsylvania, revisó los datos de 761 niñas adolescentes de tres áreas metropolitanas de los Estados Unidos, como son Cincinnati, Nueva York y el área de la Bahía de San Francisco.

Las edades de las participantes oscilaron entre los 8 y los 20 años, de las cuales los investigadores recopilaron los datos durante un período de 10 años, contados desde el 2004.

Los científicos examinaron a las participantes- que tenían entre 8 y 10 años al inicio del estudio- cada 6 a 12 meses para determinar si la pubertad estaba cerca.

Consideraron que los signos de pubertad incluían el desarrollo de las mamas (telarca), el crecimiento del vello púbico (pubarca) y el inicio de la menstruación (menarca o menarquia).

Además, las participantes (con edades alrededor de los 16 años) completaron cuestionarios para determinar la manifestación de migraña durante el estudio. 

Pubertad precoz como posible factor de riesgo

Los investigadores descubrieron que aunque la migraña tiende a afectar más a las niñas que a los niños, puede haber otro factor a considerar, como es la pubertad temprana: «Sabemos que el [porcentaje] de niñas y niños que tienen migraña es prácticamente el mismo hasta que comienza la menstruación«, según palabras de Martin, que agregó «Cuando el período menstrual comienza en las niñas, la prevalencia va en aumento, pero lo que nuestros datos sugieren es que ocurre incluso antes«.

De las participantes del estudio, la mayoría no padecían migraña (82%). Alrededor del 11% de las participantes había recibido un diagnóstico de migraña y el 7% tenía una migraña probable.

Cuando los investigadores examinaron los datos con mayor cuidado, descubrieron un factor adicional para aquellas que sufrían migraña: las mujeres con episodios migrañosos tendían a experimentar la menarca antes que las que no manifestaban este cuadro.

Aunque no hubo una diferencia cuantificable entre aquellas niñas que tuvieron pubarca temprana, las que experimentaron migrañas evidenciaron la telarca aproximadamente 4 meses antes y la menarca unos 5 meses antes, en promedio, en relación con las no migrañosas. Además, hubo un aumento considerable en las posibilidades de desarrollar migraña por cada año en que una niña experimentó la menarca de manera adelantada.

Por lo que Susan Pinney, profesora del UC Department of Environmental Health y una investigadora principal del estudio dice: «Esto sugiere una fuerte relación entre la pubertad temprana y el desarrollo de la migraña en las adolescentes«.

El nuevo estudio enfatiza que las niñas que experimentan la pubertad antes que sus pares tienen un mayor riesgo de desarrollar migraña, por lo que»Sugerir que los orígenes de la migraña pueden ocurrir en realidad antes de que comiencen los períodos menstruales es bastante novedoso«, dice Martin.»En cada una de estas etapas, comienzan a aparecer diferentes hormonas en las niñas. Durante la pubarca, la testosterona y los andrógenos están presentes, y durante la menarca existe la primera exposición al estrógeno. La menarquia es cuando un patrón hormonal más maduro emerge”. Por lo que estos datos indicarían que «Nuestro estudio implica que la primera exposición al estrógeno podría ser el punto de partida para la migraña en algunas adolescentes. Puede ser la teoría del Big Bang de la migraña«.