La microfluídica, un nuevo campo de estudio en México para diagnosticar y tratar enfermedades

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El diagnóstico de cientos de enfermedades se realiza a través del análisis de fluidos corporales, como la sangre, la saliva y la orina, que permiten saber de manera más rápida qué enfermedad tiene el paciente.

Sin embargo, en las últimas tres décadas ha habido un auge por estudiar estos fluidos y desarrollar dispositivos que permitan analizarlos de manera más rápida y profunda en escalas micrométricas, es decir, menos de un milímetro.

Eso es la microfluídica, un campo de la ciencia que ha cobrado importancia en la ciencia mexicana, aunque apenas se están haciendo los primeros estudios. Dos investigadores del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (CINVESTAV) y de la Facultad de Química de la UNAM están desarrollando un dispositivo que permite estudiar la viscosidad y la elasticidad de la sangre.

El objetivo es determinar qué factores coinciden para que circule adecuadamente por las venas y arterias.

La aplicación concreta de nuestro dispositivo es poder controlar el flujo de fluidos viscoelásticos cuando van fluyendo a través de un conducto como una arteria o una vena. Según los cálculos, si uno manda una señal de presión, si uno le atina a la resonancia del sistema, el  fluido fluye con más facilidad”, explica Gabriel Caballero Robledo, líder del proyecto en Cinvestav, unidad Monterrey en una entrevista para Naciónfarma.

El proyecto comenzó hace cuatro años, cuando la profesora Eugenia Corvera de la Facultad de Química, lo buscó para aplicar sus investigaciones teóricas sobre la elasticidad de los fluidos corporales y sus peculiaridades. A largo plazo, dice Gabriel Caballero, la investigación servirá para ocluir parcialmente una arteria con una señal que mandara la señal adecuada para aliviar la presión y permitir que la sangre fluya. O, en caso contrario, si existe un tumor irrigado por una arteria principal, se podría mandar una señal de antirresonancia para disminuir el flujo de sangre y evitar que el tumor siga creciendo.

Foto: Cortesía Cinvestav

Sin embargo, la aplicación del dispositivo aún está lejos. Caballero Robledo señala que el dispositivo todavía se encuentra en investigación básica y el primer paso es encontrar las frecuencias correctas de la resonancia de la sangre dentro del canal.

El dispositivo podría estar listo en 10 años, si los investigadores logran conseguir recursos suficientes para completar su desarrollo y aplicarlo en pruebas clínicas. Además, el mismo podría ayudar a analizar otros fluidos, como el moco. El investigador del Cinvestav explicó que otra de las líneas de investigación de Eugenia Corvera es la relación de las características de la tos con las propiedades viscoelásticas del moco.

Caballero Robledo asegura que en México hay pocos estudios de microfluídrica. “Apenas algunos grupos están empezando cada vez somos más pero somos contados. En particular este dispositivo no hay alguien que esté haciendo algo similar”, afirma.

Sin embargo, en la unidad de Monterrey del Cinvestav se están realizando otras investigaciones. El grupo de Caballero está desarrollando otra tecnología basada en nanopartículas magnéticas, capaz de realizar un análisis de la sangre similar a la de una prueba ELISA, la cual se utiliza para diagnosticar VIH.

Otras investigaciones se concentran por un lado en el desarrollo de un dispositivo para hacer crecer tejido biológico dentro de un chip, y por el otro en el estudio de células del sistema auditivo dentro de un dispositivo microfluídico.