¿La hipnosis es efectiva para aliviar el dolor crónico?
El dolor crónico afecta a más de 1 millón y medio de personas alrededor del mundo. En 2013, se calificó como una de las 10 razones más comunes de discapacidad en 188 países.
Durante siglos, los analgésicos opioides se han utilizado para controlar tanto el dolor moderado como el crónico, en especial en pacientes con cáncer. Sin embargo, no es viable en todos los casos.
Los opioides suelen ser adictivos; además, en ocasiones su eficiencia falla y producen efectos adversos como: alteraciones de sueño; fatiga, vómito, picor; ansiedad y depresión; cambios endocrinos; deficiencia neurocognitiva, y problemas cardiovasculares.
Por el motivo anterior, los científicos se han encargado de encontrar nuevos métodos analgésicos y eficientes.
Recientemente, un equipo de investigadores de la University of Greenwich, en Londres, Reino Unido, evaluó si la hipnosis puede ser útil ante ciertos tipos de dolor.
Para lograrlo, recabaron información de estudios previos. Los datos se obtuvieron de seis bases de datos principales para comparar las inducciones hipnóticas con las condiciones de control, sin intervención en las calificaciones de dolor, umbral y tolerancia en modelos experimentales.
Fueron 85 estudios previos elegibles que, en total, sumaron 3632 participantes; de ellos, 2862 fueron tratados con hipnosis, y 2646 se colocaron en grupos de control.
El objetivo del meta análisis era cuantificar la efectividad de la hipnosis para reducir el dolor e identificar los factores involucrados en su eficacia.
Tras las examinaciones, se encontraron efectos anlgésicos de la hipnosis para todos los resultados de dolor.
De acuerdo con los especialistas, la eficacia fue influida por la sugestión hipnótica y el uso de la sugerencia analgésica directa.
Hubo alivio óptimo del dolor cuando la hipnosis se acompañó de analgésicos en dosis altas y medias.
Según los resultados, un 15% de la población es receptiva a la hipnosis; ese porcentaje reduce hasta un 40% sus niveles de dolor. Quienes, por el contrario, no se muestran tan receptivos, también aliviaron su dolor hasta en un 29%.
De forma adicional, se dieron cuenta de que los efectos hipnóticos podían suceder en persona o por un audio.
Estos hallazgos, indicaron los autores, sugieren que la intervención hipnótica puede brindar un alivio significativo; asimismo, resulta una alternativa efectiva, segura y menos costosa.
A pesar de ello, aclararon que no todos responder de la misma manera a la hipnosis; además, las pruebas analizadas miden el dolor en modelos, lo cual descarta los aspectos físicos y psicológicos involucrados en el dolor crónico en personas.
Otra de las limitaciones es que el promedio de edad de los participantes de las investigaciones fue de 24 años; así que no hay datos concretos de si la hipnosis tiene los mismo efectos en personas mayores.
Aun así, esta es la primera revisión de la hipnosis en más de tres mil personas y sus efectos.
Y, si bien hacen falta datos clínicos, la evidencia obtenida sugiere que los métodos hipnóticos pueden ser utilizados en diferentes formas.(*)
La investigación se publicó en la revista Neuroscience and Biobehavioral Reviews.
Una revisión a la hipnosis
La American Psychological Association define a la hipnosis como un estado mental o grupo de actitudes generadas a través de un procedimiento llamado inducción hipnótica.
Esa inducción hipnótica se logra a partir de un conjunto de procedimientos capaces de crear un contexto en el cual se facilita el cumplimiento de algunas sugestione en los pacientes.
La hipnosis ha sido practicada desde hace siglos por civilizaciones de diferentes épocas y latitudes como los egipcios, los griegos, celtas, indios, chinos, incas, entre otros.
En la literatura, existen referencias que atribuyen a asirios y babilonios el uso de métodos hipnóticos en sus prácticas terapéuticas. Así, la hipnosis se convirtió en una herramienta para atender la salud física y mental.
El médico alemán Franz Antón Mesmer formuló la Teoría del magnetismo animal que planteaba que todo ser vivo irradia tipos de energía similar al magnetismo y puede ser transmitida de unos a otros hasta tener efectos terapéuticos.
A partir de esa teoría, sus discípulos documentaron “curaciones milagrosas” por trances hipnóticos llamados sueños magnéticos; es por ello que a Mesmer se le considera el precursor de la hipnosis.
Más tarde, otros investigadores ofrecieron información sobre la hipnosis de Oriente y comenzaron a explicar este fenómeno a partir de causas psíquicas.
Bajo esa premisa, los psiquiatras empezaron a usar el famoso método hipnótico en el cual una persona mantiene fija la mirada en otro objeto hasta que llegue una especie de sueño.
Ese sueño, al que algunos llaman “nervioso”, sucede porque los centros nerviosos de los ojos se paralizan a tal punto que se alteran el equilibrio del sistema nervioso y se produce la hipnosis.
Para 1880, en Francia, los científicos comenzaron a realizar estudios sistemáticos sobre la hipnosis; y se fundaron escuelas especializadas en el tema.
Poco a poco, fue llegando a América y se convirtió en un tema de interés para algunos especialistas, sobre todo para quienes trataban desórdenes como doble personalidad o personalidad múltiple.
Sigmund Freud, por ejemplo, vio a la hipnosis como un método para analizar los contenidos traumáticos del inconsciente; y realizó ensayos más profundos para tratar la neurosis.
Para el siglo XX, la hipnosis como técnica se desarrolló lentamente; no obstante, en la década de los 50 se aprobó su uso en psiquiatría y se dio paso a nuevos trabajos para ofrecer a la hipnosis como una técnica terapéutica alternativa alejada de los electrochoques o comas insulínicos.
Esos avances dieron paso a la formación de asociaciones dedicadas al estudio y uso de la hipnosis alrededor del mundo.
De la neurosis al dolor
En las últimas décadas, la hipnosis ha sido evaluada como un analgésico (hipnoanalgesia), para atender dolores crónicos derivados de enfermedades.
En el año 2000, por ejemplo, se revisó información de 18 estudios sobre el dolor de forma general. Como conclusión se observó que la hipnoanalgesia tiene efectos a mediano y largo plazo.
En 2016, se publicó un estudio en el cual se revisó el uso de hipnosis durante el parto. Los autores concluyeron que la hipnosis puede reducir el uso de analgésicos durante la labor de parto, aunque no a la epidural.
Del mismo modo, otras investigaciones han observado que entre el 70% y 80% de las personas que combinan la intervención médico-psicológica con hipnosis muestran respuestas positivas. Lo que sugiere que la hipnosis es un factor auxiliar en los tratamientos de dolor; pero no sustituye a otras terapias.
Es por ello que, aunque los esfuerzos por encontrar maneras de reducir el dolor de forma efectiva, menos costosa e invasiva continúan, la hipnosis puede ser un método capaz y con alto potencial para lograrlo.