Evidencia entre uso de vitaminas prenatales y menor riesgo de autismo

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Los trastornos del espectro autista (TEA) son más comunes que el cáncer o diabetes infantil. De hecho, se estima que 1 de cada 59 niños padece alguna forma de autismo, es decir, cerca del 1.7%. Sin embargo, no se tiene tanta difusión sobre el hecho. A pesar de que algunos factores de riesgo, como la edad de los padres o un antecedente de autismo, son bien conocidos en la comunidad médica. Es realmente poco lo que se sabe sobre que origina el autismo en los niños. Aunque últimamente, el autismo ha llamado la atención de algunos, debido a que se han vuelto más comunes los diagnósticos de alguna forma del TEA.

Recientemente, se ha encontrado el consumo de vitaminas prenatales en el embarazo, como otro factor que podría disminuir notablemente la posibilidad de desarrollar autismo, incluso en casos de riesgo. Los hallazgos son fruto del trabajo de la doctora Rebecca J. Schmidt, académica de la Universidad de California, y su equipo.

Estudio en casos de alto riesgo

Si bien, el consumo de ácido fólico durante el embarazo disminuye notablemente la posibilidad de tener un hijo con autismo. Lo mismo no puede concluirse en casos de mayor riesgo, como es en la situación de un hijo mayor con alguna forma de TEA. En estos casos, el riesgo incrementa de una posibilidad del 1.7% hasta un 19% o incluso, un 30% de probabilidad. Es sobre este grupo en el que se centró el estudio de la doctora Rebecca.

Para el estudio se consideró cerca de 300 casos, donde el hermano mayor padeciera alguna forma de TEA. En el estudio existen dos grupos principales, el de las madres que no tomaron vitaminas prenatales y las que sí. Del segundo grupo, el estudio identifica algunos casos. El primero es el grupo que tomó los complementos durante el primer mes únicamente. El segundo grupo relevante, es el que tomó los complementos antes de la concepción.

Los resultados fueron favorables para el grupo que tomó los complementos. Ya que si comparamos la incidencia de autismo en el grupo que no tomó vitaminas ( 32.7% de casos de TEA en el caso de estudio) con el que sí consumió suplementos (incidencia de 14.1% de casos de TEA en el estudio). Se observa una disminución notable de la incidencia de TEA en los grupos de riesgo. Además, los niños cuyas madres tomaron vitaminas, pero que fueron diagnosticados con TEA, mostraban signos más leves de la enfermedad, que aquellos casos cuyas madres no tomaron ningún suplemento.

Balancear las probabilidades a favor

A pesar de que bajo las mimas palabras de la doctora Schmidt, hacen falta más estudios para comprender mejor el suceso. El hecho de poder manipular alguna variable y disminuir el riesgo de enfermedad es un avance. Ya que los resultados se traducen en poder sobrellevar la predisposición, manipulando el ambiente o hábitos de las personas.

Artículo original publicado en el Journal of the American Medical Association Psychiatry (JAMA Psychiatry). Con información de Medscape, Center for Disease Control (CDC) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS).