Día Mundial del SIDA, 1 de cada 4 personas no sabe que está infectada: OMS

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Un enorme paso se dio en 1983 cuando Barré-Sinoussi y Luc Montagnier del Instituto Pasteur aislaron por primera vez el virus VIH. Ese mismo año, en el mes de noviembre, la OMS realizó la primera reunión que sirvió de punto de partida para iniciar la vigilancia epidemiológica de este nuevo patógeno y evaluar la situación del SIDA en el mundo.

También sirvió para dar a conocer y entender que el VIH se podía transmitir entre la población heterosexual, por medio de transfusiones de sangre y el contagio vertical madre-hijo.

 Características de la epidemia

Eran los inicios de los ochentas, época en que se relacionaba al SIDA con grupos de riesgo como homosexuales y los adictos a las drogas inyectables, por lo que tres palabras podían definir la epidemia de esa época, que llegó matar a miles de personas: miedo, estigma e ignorancia.

Para ilustrar el desalentador panorama, a fines de la década de 1980, «las perspectivas para las personas con VIH eran bastante sombrías«, dice la Dra. Rachel Baggaley, coordinadora de pruebas y prevención del VIH en la OMS, pues «Los antirretrovirales aún no estaban disponibles, por lo que aunque podríamos ofrecer tratamiento para infecciones oportunistas, no había tratamiento para el VIH. Fue un momento muy triste y difícil«.

Cómo surgió el primer «Día Mundial del SIDA»

Al irse construyendo una creciente conciencia de que el SIDA había aparecido como una amenaza de grandes proporciones para la salud a nivel global, se celebró la primera Conferencia Internacional sobre el SIDA en Atlanta en 1985.
En febrero de 1987 la OMS instauró el Programa Especial sobre SIDA, que se transformaría en el Programa Mundial sobre el SIDA, liderado por el Dr. Jonathan Mann, cuyo objetivo era impulsar la investigación y las respuestas sanitarias en todos los países.

En el año 1988, dos miembros del área de comunicaciones de la OMS, propusieron la idea de fijar un Día Mundial del SIDA anual, a fin de concientizar más efectivamente sobre el VIH, movilizar a las comunidades y promover acciones sanitarias preventivas e informativas en todo el mundo, en una época en que el tratamiento específico y el diagnóstico eran muy escasos o inexistentes, más aún en los países de escasos recursos.

Recién en 1991 el movimiento del VIH fue reconocido con la simbólica e inconfundible cinta roja, gracias a la creación de los miembros del Comité Visual de Artistas del SIDA de Nueva York, cuyo color representa la «conexión con la sangre y la idea de la pasión, no solo la ira, sino el amor …»

Este 1 de diciembre de 2018 marca el 30° aniversario del Día Mundial del SIDA, con el lema: «Conozca su estado».

Inicio y ampliación del tratamiento

Los esfuerzos para obtener un tratamiento eficaz para el VIH dieron pronto sus frutos. Los ensayos clínicos de antirretrovirales (ARV) comenzaron en 1985, el mismo año en que se aprobó el primer análisis para la detección del VIH.

El primer ARV se aprobó para su uso en 1987. Sin embargo, se encontró que un solo fármaco proporcionaba beneficios solo a corto plazo. Para subsanar este inconveniente, en 1995, los ARV se estaban prescribiendo en varias combinaciones.

Un gran avance en la terapia antirretroviral se anunció al mundo en la 11ª Conferencia Internacional sobre el SIDA en Vancouver, catalogándose a una combinación de tres ARV como un «tratamiento antirretroviral altamente activo» (TARGA), que se había visto podía reducir la mortalidad relacionada con el SIDA en un 60- 80%.

Sin embargo, esta importante innovación terapéutica no llegaba a la mayoría de los países de ingresos bajos y medios a través de sus programas públicos, lo que generó indignación en las comunidades más desposeídas y demandas de medicamentos asequibles y la creación de programas de tratamiento público.

La fabricación genérica de ARV comenzaría recién en el 2001 y serviría para brindar acceso masivo y de bajo costo de estos medicamentos para los países más afectados, especialmente los pertenecientes a África subsahariana, que para el año 2000, el VIH se había convertido en la principal causa de mortalidad entre sus habitantes.

Iniciativas mundiales

Cada vez se veía más claramente que los esfuerzos para tratar el VIH debían ser multisectoriales, en especial, para abordar los aspectos sociales como marginación y discriminación, así como su acceso limitado a diagnóstico y tratamiento por  factores económicos.

Es así como surgieron iniciativas como la de 1996 llamada ONUSIDA- el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/SIDA-para promover y dirigir la respuesta de diversos sectores para apoyar y fomentar las estrategias preventivas y terapéuticas contra esta epidemia.

Para el año 2000 la Asamblea General de las Naciones Unidas había incorporado el documento Objetivos de Desarrollo del Milenio, que hacía énfasis en el compromiso de “detener y revertir la epidemia de SIDA para 2015”.

Dos años después, el Fondo Mundial para Combatir el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria surgió como una instancia financiera para promover inversiones para erradicar estas tres enfermedades.

En el 2003 la OMS anunció el plan de acción “3 por 5” con el objetivo de brindar tratamiento contra el VIH a 3 millones de personas en países de ingresos bajos y medios para el 2005.

A la luz de la implementación de estas medidas globales, se ha evidenciado una enorme mejora en las medidas diagnósticas y terapéuticas, ya que para el 2017, más del 75% de las personas (28 millones) con VIH positivo  pudieron acceder a las pruebas para detectar el virus.
Para el 2020, las metas a lograr son las siguientes: que el 90% de todas las personas VIH positivo conocerán su condición; el 90% de las personas diagnosticadas con infección por VIH recibirán terapia antirretroviral sostenida en el tiempo y el 90% de las personas que reciben ARV lograrán la supresión viral.

Estos resultados han sido obtenidos gracias al esfuerzo mancomunado del sector salud y el decidido impulso de los activistas, para mejorar y fomentar la atención  y el acceso a los fármacos, así como para promover la investigación del VIH.

 Prevención de infecciones

El uso correcto de los preservativos o condones es fundamental para prevenir la transmisión del VIH, pero ha sido difícil su concientización e implementación como norma, especialmente entre la población de trabajadores sexuales.

Por su parte, la concientización en el empleo de agujas en aquellos usuarios de drogas de abuso inyectables, se ha convertido en un tema de difícil abordaje y solución.

Lo que ha mejorado sustancialmente ha sido la disponibilidad y cobertura de los ARV para prevenir la transmisión vertical del VIH, pues se estima que el 80% de las mujeres embarazadas portadoras de VIH pueden acceder a  estos fármacos a nivel mundial.’

En 2015, la OMS recomendó la profilaxis pre exposición o PrEP, para aquellas que no tienen VIH pero que corren un riesgo sustancial de contagio, como es el caso de los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres y aquellas personas que emplean drogas intravenosas. Sin embargo, el segmento más precarizado recién está empezando a formar parte de estos los programas en regiones como el este y África del Sur.

Situación actual del VIH/SIDA

Desde que comenzó la epidemia de VIH/SIDA, más de 70 millones de personas han contraído la infección y alrededor de 35 millones de personas han fallecido a consecuencia de ésta.

Actualmente, aproximadamente unos 37 millones de pacientes viven con el VIH en todo el mundo, de los cuales, 22 millones están en tratamiento. Actualmente, casi un millón de personas mueren cada año a causa del VIH, porque desconocen su infección y no reciben tratamiento, o comienzan el tratamiento tarde. En el 2017 se calcula que 1,8 millones de personas se infectaron con VIH.

La mayoría de los casos nuevos y mortalidad por VIH se producen en zonas donde los grupos de alto riesgo que carecen del conocimiento o conciencia necesarios para realizar su autocuidado y optar al diagnóstico y tratamiento  oportuno, ya que un 75% de las nuevas infecciones por el VIH que se produce fuera del África subsahariana se da en hombres que practican relaciones sexuales con otros hombres, drogadictos intravenosos, personas encarceladas, trabajadores sexuales o personas transgénero, así como las parejas sexuales de estos individuos.

El segmento de jóvenes y adolescentes es particularmente vulnerable a esta infección, pues se estima que un tercio de los casos nuevos de VIH afecta a personas de 15 a 25 años, especialmente en lugares como el África subsahariana, donde el 71% de las infecciones nuevas se dan en adolescentes.

El caso de las mujeres jóvenes -de 15 a 24 años de edad- es especialmente preocupante, pues se ha visto que tienen entre tres y cinco veces más probabilidades de tener el VIH en comparación a los varones de igual edad.

Dentro de las comorbilidad de mayor impacto que afectan a los pacientes VIH positivo están la tuberculosis y la hepatitis, ya que de cada tres muertes en este grupo de pacientes es debida a la tuberculosis y unos 5 millones de personas padecen hepatitis virales.

Esfuerzos mundiales

El lema “Conozca su estado” de este Día Mundial del SIDA, es de gran importancia, pues se estima que una de cada cuatro personas con VIH no sabe que está infectada.

Para facilitar este conocimiento entre los infectados, la OMS recomienda el uso de autoanálisis para el VIH– que viene promoviéndose desde el 2016- lo que ha llevado a que más de 50 países hayan desarrollado políticas sobre esta práctica individual.

La OMS, en colaboración con organizaciones internacionales está apoyando importantes programas de autodiagnóstico del VIH en seis países del sur de África. A estos esfuerzos se está sumando la Organización Internacional del Trabajo que dará directivas para ayudar a las empresas y organizaciones a ofrecer los test del VIH en el lugar de trabajo.
Puesto que fuera del África subsahariana, el 75% de las nuevas infecciones se encuentran entre las poblaciones de riesgo y sus parejas, es necesario enfocar el accionar en base a estos datos y favorecer la llegada de los servicios sanitarios a estos grupos más vulnerables y derribar las barreras del estigma y discriminación que pesan sobre ellos.

En el 2016, la Asamblea Mundial de la Salud amplió las directrices para abordar el tema VIH/SIDA, al incorporar la Estrategia Mundial de la OMS para el Sector de la Salud sobre el VIH 2016-2021 para lograr la cobertura universal de salud para el año 2030, donde todas las personas puedan recibir atención sanitaria y medicamentos de alta calidad sin mediar limitaciones económicas.

A esto debe sumarse un tratamiento global, que apunte a las comorbilidades, como la tuberculosis, enfermedades no transmisibles y la salud mental de los pacientes.

A modo de cierre, manifiesta Hirnschall: «30 años después de la primera campaña del Día Mundial del SIDA, todavía no podemos ser complacientes con nuestra respuesta al VIH«.

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