COVID-19: ¿genera predisposición al párkinson?

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Una investigación del Florey Institute en Australia detectó que un 90 % de los australianos con el mal de Parkinson no pueden oler y, en paralelo, 3 de cada 4 infectados por coronavirus también sufren esta afección. Conoce cuál es la relación entre el coronavirus y el párkinson.

Cuando la pandemia por COVID-19 comenzó, poco se sabía sobre los síntomas del coronavirus. Con el tiempo, la pérdida del olfato se sumó a la lista de signos que implicaban a este virus.

Este descubrimiento preocupa a los investigadores, ya que esta imposibilidad de oler es un síntoma neurológico que puede significar que el coronavirus está afectando al cerebro. Según los estudios realizados por el Florey Institute, el virus podría estar llegando al bulbo olfatorio, área de la cabeza que se encarga de procesar todo lo relacionado con los olores.

Debido a la llegada del virus al cerebro, se produce una inflamación aguda en las células epiteliales, condición que fue confirmada en casi todos los pacientes con covid-19.

Como bien dicen los expertos, esta situación no significa que todas las personas que han tenido el virus van a padecer de párkinson en el futuro. Sin embargo, afirman que haber contraído el virus suma un factor más de riesgo para el mal de Parkinson.

Por este motivo, una revisión de esta investigación, publicada en el Journal of Parkinson’s Disease, insta a que se realicen chequeos a largo plazo en aquellas personas que han contraído el covid-19 para verificar los daños neurológicos que puede haber causado.

¿Qué es el párkinson?

La enfermedad de Parkinson es un trastorno del sistema nervioso que afecta al movimiento del cuerpo y se va presentando de manera gradual. Por ejemplo, las manifestaciones pueden comenzar con un temblor en una mano o en ambas, pero puede empeorar con falta de movimientos de muchas partes del cuerpo además de dificultar el habla.

A pesar de que mujeres y hombres pueden padecer párkinson, estos últimos tienen un 50 % más de probabilidades de contraer esta enfermedad. En general, se manifiesta después de los 60 años, pero existe entre un 5 y un 10 % de personas menores de 50 años que presentan síntomas de párkinson a esa edad.

¿Qué causa la enfermedad de Parkinson?

Esta enfermedad surge cuando se deterioran o se mueren las neuronas encargadas del movimiento y cuando se pierden las terminaciones nerviosas que producen norepinefrina, la cual es la responsable de controlar funciones como la frecuencia cardíaca y la presión arterial.

Aún se desconoce con exactitud por qué se manifiesta esta enfermedad, pero un gran grupo de investigadores concuerdan en que es el resultado de factores genéticos y ambientales. Al día de hoy, se descartan componentes hereditarios.  

¿Cómo saber si padezco de párkinson?

La enfermedad de Parkinson puede presentar múltiples síntomas, pero los principales y más frecuentes son:

  • Temblor: A menuda comienza con una mano o con los dedos. Incluso, la mano puede temblar cuando está en reposo.
  • Rigidez muscular: Puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo, lo que limita los movimientos normales.
  • Cambios en el habla y en la escritura: Puedes notar que arrastras las palabras o que dudas antes de hablar, así como identificar que te cuesta escribir.
  • Lentitud de movimiento: Algunos ejemplos son la dificultad para levantarse de una silla, caminata lenta y acortada, o arrastre de los pies cuando te desplazas.
  • Equilibrio y coordinación deteriorados: Puedes comenzar a encorvarte y a tener problemas de equilibrio.
  • Pérdida de movimientos automáticos: Se refiere a los movimientos inconscientes, como parpadear, sonreír o mover los brazos cuando caminas.

¿Cuál es el tratamiento adecuado?

Es sabido que no existe cura para el párkinson, pero con algunos tratamientos se puede conllevar esta enfermedad durante toda la vida.

  • Medicamentos: Los más utilizados son la levodopa y el carbidopa. El primero ayuda a producir dopamina para reponer la que ya no se genera automáticamente y el segundo previene o reduce los efectos secundarios del primer medicamento.
  • Estimulación cerebral profunda: Este procedimiento quirúrgico se encarga de implantar electrodos en el cerebro para conectarlos con un dispositivo eléctrico ubicado en el pecho. Juntos estimulan al cerebro para detener los síntomas.
  • Terapias físicas, ocupacionales y del habla: Ayudan con los trastornos de la marcha y de la voz, y con los temblores y la rigidez.

¿Cómo la enfermedad afectará a mi vida?

No todas las personas reaccionan de la misma manera. En general, las personas con párkinson llevan una vida “casi” normal, dado que el tratamiento mantiene controlados los síntomas.

Sin embargo, en algunos casos, la enfermedad puede ser más grave e imposibilitar muchas de las actividades cotidianas.

De todas maneras, con un buen diagnóstico, el tratamiento adecuado y el seguimiento de un profesional, las personas con mal de Parkinson pueden llevar una vida normal sin mayores sobresaltos.

Con información de Mayo Clinic, National Institute on Aging y WebMd.