Un cambio repentino. Sobre la fuga disociativa: síntomas, causas y tratamiento

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Desaparecer no es irse. Cuando una persona sufre de una fuga disociativa no sabe donde se encuentra, entonces puede llegar a perderse, se abstrae de la realidad hasta el punto de olvidar quién es. La fuga disociativa o estado de fuga es una alteración mental que provoca disociación de las funciones integradoras de la conciencia, la identidad, la memoria y la percepción del entorno.

Cualquier persona puede ser víctima de un episodio de amnesia, su duración no es precisa, en algunas personas se manifestó por unas horas, mientras que en otras se presentó durante meses. Y, regularmente, afecta en la memoria de manera parcial o total. Por lo que, en raras ocasiones, las personas que lo padecen pueden llegar a sufrir alteraciones en su identidad, incluso hay casos en los que adquirieron nuevas identidades.

No existe una causa contundente, pero esta condición se asocia con la exposición a eventos traumáticos o estresantes. Entonces, la mente busca una salida y genera la disociación. Sin embargo, no debe entenderse como una condición inventada, ni como el intento deliberado en el que un individuo evita una situación difícil.

En la historia, uno de los casos más conocidos es el de la escritora Agatha Christie. El 3 de diciembre de 1926, en Inglaterra, la escritora desapareció. Días más tarde fue encontrada en un spa de salud en el que se registró bajo otro nombre. Andrew Norman, médico y escritor británico, escribió hace más de 10 años una biografía sobre la autora inglesa, en la que revela que Christie tuvo una fuga disociativa porque “se hallaba en una situación suicida”, pues “su estado mental era débil -inclusive ella lo mencionó- como dijo a través del personaje de Celia en su novela autobiográfica Unfinished Portrait”.

Este raro trance amnésico afecta sólo al 0,2% de la población en el mundo, en su mayoría adultos. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, cualquier persona puede experimentar una fuga disociativa durante o después de un evento que sea altamente traumático, como: un grave accidente, sobrevivir a un enfrentamiento bélico o a un desastre natural.

Fuente: Blogspot

Síntomas

La American Psychiatric Association la clasifica como uno de los cuatro trastornos disociativos junto con la amnesia disociativa, el trastorno de identidad disociativo y el trastorno de despersonalización.

Los síntomas son difíciles de detectar ya que una persona puede actuar, parecer normal o mostrarse sólo un poco confundido. En el listado destacan: identidad confusa, depresión, ansiedad, desapego emocional, estrés en el ámbito laboral y que el individuo acuda a un lugar inusual.

Existen tres tipos de amnesia relacionados con la fuga disociativa o un estado de fuga:

  • Amnesia localizada: cuando una persona no recuerda un evento específico, o cierto periodo de tiempo en el que se distingue claramente los puntos de inicio y final.
  • Amnesia selectiva: la persona olvida una parte de los acontecimientos ocurridos.
  • Amnesia generalizada: cuando el afectado olvida quién es y de dónde proviene. La persona olvida su historia de vida, esto incluye las habilidades que ha dominado. Las investigaciones sugieren que las personas que han padecido este tipo de amnesia es porque han sufrido un traumatismo extremo como les ocurrió a los veteranos de combate y a las víctimas de agresión sexual.

Diagóstico

En el estado de fuga, la gente no es consciente que su identidad y memoria se han perdido, dijo David Schacter, profesor de psicología en Harvard. Las víctimas vagan fuera, a menudo viajando lejos de su casa. Es sólo cuando se ven obligados a revelar cierta información biográfica que se dan cuenta que no saben quiénes son, lo que los lleva a una búsqueda desesperada para descubrir su identidad.

El diagnóstico se realiza, generalmente, después de que la fuga terminó, y una vez que la persona afectada ha contado lo que le sucedió. Toda persona que pasó por un estado de fuga debe acudir al médico para realizarse un examen físico exhaustivo. Y considerar tener los antecedentes médicos del paciente para que el médico pueda descartar una causa neurológica como una lesión en la cabeza, un accidente cerebrovascular, encefalitis viral o epilepsia del lóbulo temporal.

Posteriormente, el paciente será remitido al psicólogo.

Salud mental

La atención en este rubro puede ser con un psicoterapeuta o un psiquiátra, que ayudará a disminuir los niveles de ansiedad y angustia con medicamento.

En cualquiera de ambos casos, el tratamiento se centrará en ayudar a la persona a lidiar con lo que ha sucedido para identificar lo que desencadenó el estado de la fuga.

Las terapias que se recomiendan son:

  • La terapia cognitiva, o de charla, es esencial para ayudar a la persona a lidiar con sus patrones de pensamiento que rodean el evento, y para construir mecanismos apropiados de afrontamiento.
  • La hipnoterapia sirve para ayudar a los pacientes a recuperar los recuerdos perdidos, y a trabajar a través en ellos. El médico David Speigel, de la Univerisdad de Standford, describe la experiencia de la soldado Sandra de 25 años.
  • Terapias creativas: como el arte o la música, ayudan a las personas a explorar sus pensamientos y emociones de una manera creativa. También ayuda a las personas a recuperar el sentido del autocontrol después de un estado de fuga.
  • Terapia de grupo: puede proporcionar apoyo continuo para la persona afectada.
  • Terapia familiar: los familiares pueden ayudar a complementar el tratamiento con la información que tienen del paciente acerca de su pasado.

Complicaciones

La fuga disociativa y, potencialmente, el evento traumático que la causó, está asociada con varias otras condiciones de la salud mental, como: trastorno de estrés postraumático, depresión, ansiedad, trastorno del sueño, uso de drogas o alcohol y pensamientos suicidas.

Como el caso del abogado de Westchester, que perdió toda la memoria de su vida pasada, su esposa proporcionó información de antecedentes que sugieren que la amnesia se presentó tras sufrir un estrés postraumático prolongado. El abogado era un veterano de la Guerra de Vietnam que caminó entre las torres gemelas del World Trade Center el 11 de septiembre de 2001. Después del primer impacto experimentó un regreso de dolorosos recuerdos de su experiencia de guerra y requirió tratamiento para la depresión.

Este texto está basado en un artículo de Nicole Galan, publicado recientemente en el portal Medical News Today.