Encuentran vínculos genéticos comunes en varias patologías psiquiátricas
La clasificación de los trastornos cerebrales se ha perfeccionado notablemente a lo largo del transcurso de este último siglo, gracias a que en la actualidad se emplean métodos diagnósticos altamente sofisticados, como pruebas de ADN, análisis de inteligencia artificial (IA), así como tratamientos que implican alta tecnología, en un esfuerzo creciente para comprender trastornos cerebrales graves y bastante comunes como son la depresión, el Alzheimer y la esquizofrenia.
Pese a estos elaborados esfuerzos diagnósticos, aún existen muchos aspectos básicos sobre estas condiciones que simplemente no se logran entender. Este hecho clave obstaculiza la capacidad para tratar de manera eficaz a los cientos de millones de personas que padecen cuadros psiquiátricos y neurológicos.
El estudio
En un esfuerzo mancomunado para mejorar la comprensión de los trastornos cerebrales, un equipo de investigadores de distintos países se unificó bajo el nombre del Consorcio Brainstorm, cuyo objetivo era determinar si existe un vínculo genético entre los diferentes trastornos.
Primeramente, los investigadores obtuvieron datos de varios estudios de asociación del genoma (GWAS), que buscan pequeñas variaciones en el genoma humano que aparecen con mayor frecuencia en personas que tienen una determinada enfermedad o trastorno, en comparación con aquellos que no la padecen.
En total, los GWAS que analizaron los investigadores incluyeron datos sobre 265,218 pacientes con al menos uno de los 25 trastornos cerebrales: diez trastornos fueron de índole psiquiátrico (trastorno depresivo mayor, esquizofrenia, etc.) y 15 fueron de origen neurológico (Alzheimer, epilepsia, etc.). Los GWAS también incluyeron un grupo control de 784,643 personas libres de estos trastornos.
Los investigadores también reunieron datos existentes sobre otros 17 aspectos de rasgos fenotípicos de un total de 1,191,588 personas. Los fenotipos analizados incluyeron el índice de masa corporal (IMC), el nivel de educación y el neuroticismo, datos que fueron empleados para establecer vínculos que puedan proporcionar indicios a los investigadores sobre aspectos en común que podrían tener los distintos cuadros estudiados.
El equipo hizo uso de métodos recientemente desarrollados de análisis de heredabilidad para medir con precisión la correlación de la variación genética común a través de trastornos neurológicos y psiquiátricos, además de rasgos conductuales-cognitivos.
Según manifestó Pat Levitt, PhD, Simms / Mann Chair in Developmental Neurogenetics, Director Científico y Director del Instituto de Investigación Saban del Children’s Hospital Los Angeles: «Refinar la clasificación de los trastornos psiquiátricos, que afectan a 1 de cada 6 adultos, relacionando las dimensiones de la función alterada con sus bases genéticas será importante para mejorar los tratamientos«,
Los investigadores cuantificaron el grado de superposición de factores de riesgo genéticos de 25 trastornos cerebrales comunes, más de lo que se había estudiado previamente, sobre la base de la asociación genómica común de la variación genética común para 215,683 pacientes y 657,164 controles, así como 17 aspectos del funcionamiento cerebral y los fenotipos de casi 1,2 millones de personas.
Hallazgos
Los investigadores descubrieron que muchos trastornos psiquiátricos comunes están profundamente conectados a nivel genético, compartiendo factores de riesgo genéticos específicos, lo que subraya la necesidad de reconocer las dimensiones compartidas de la disfunción cerebral y desarrolla nuevas estrategias de tratamiento. Los resultados de este estudio se publicaron en la edición del 22 de junio de 2018 de la revista Science.
Los trastornos psiquiátricos
El estudio encontró que ciertos trastornos psiquiátricos compartían una base genética similar, con los vínculos más fuertes entre el TDAH, el trastorno bipolar, el trastorno depresivo mayor (TDM) y la esquizofrenia. Algunos trastornos, como el TDM y los trastornos de ansiedad, tuvieron correlaciones significativas, que podrían sugerir un riesgo genético relacionado para expresar el trastorno, según estos hallazgos.
Levitt manifestó que el alto grado de correlación genética que se evidenció entre los trastornos psiquiátricos incorpora información adicional de que los criterios clínicos actualmente empleados no reflejan con precisión la naturaleza hereditaria de los procesos básicos que determinan a una enfermedad de este tipo: «Necesitamos estudios que determinen los factores que influyen en la forma en que el riesgo genético compartido para diferentes trastornos psiquiátricos puede llevar a la interrupción de diferentes funciones cerebrales. Una posibilidad es que las diferentes contribuciones ambientales durante el desarrollo interactúen con el riesgo genético compartido que da como resultado diagnósticos específicos«.
Los trastornos neurológicos
Por el contrario, encontraron pruebas limitadas de factores de riesgo genéticos comunes entre los trastornos neurológicos, lo que sugiere la necesidad de mayor especificidad diagnóstica y orígenes probablemente diferentes. De estos cuadros, las enfermedades de Parkinson y de Alzheimer, la epilepsia y la esclerosis múltiple, en particular, mostraron poca o ninguna correlación entre sí y con otros trastornos cerebrales.
El estudio también analizó el papel de determinados aspectos funcionales conductuales-cognitivas. De gran interés fue que los resultados sugieren un vínculo entre el rendimiento cognitivo en los primeros años de vida y el riesgo genético para los trastornos cerebrales tanto psiquiátricos como neurológicos.
En cuanto al análisis fenotípico, los investigadores encontraron algunas correlaciones notables, que incluyen un vínculo entre el desempeño cognitivo de una persona a temprana edad y su riesgo genético para mostrar posteriormente un trastorno cerebral, tanto psiquiátrico como neurológico.
Utilidad del estudio
El fin último de este estudio era comprender mejor la conexión genética entre varios trastornos, que podría mejorar la terapéutica futura, según señaló Levitt.
Si bien los autores reconocen la necesidad de realizar más estudios, estos resultados acercan un poco más a la comprensión del funcionamiento del cerebro humano, que a su vez optimizará y brindará mayor especificidad a la manera en que los pacientes son diagnosticados y tratados.