La vacuna del Alzheimer es testada exitosamente en ratones
La enfermedad de Alzheimer (EA) es la principal causa de demencia en la población, cifra que aumenta con el aumento de la longevidad y el respectivo incremento de la población mayor.
Los últimos datos de la Asociación de Alzheimer indican que ahora existen unos 5,8 millones de personas que viven con la enfermedad de Alzheimer tan solo en los E.E.U.U.
La enfermedad de Alzheimer afecta a casi un tercio de los adultos mayores y está aumentando de manera dramática, hasta adquirir características de verdadera pandemia, afectando actualmente a unos 43 millones de personas en todo el mundo.
Proteína tau como responsable de la EA
Dentro de las causas posibles de esta patología neurodegenerativa, se considera que la proteína tau jugaría un papel preponderante en mantener estabilizada la estructura de las neuronas. En esta enfermedad, se ha observado que esta macromolécula adquiere un aspecto anormal, formando unas especies de ovillos superenrollados, que afectan la normal comunicación interneuronal.
La forma en que la proteína tau aparece en todo el cerebro de los enfermos de Alzheimer se ha prestado para especulaciones dentro del ambiente científico. Una hipótesis que se maneja para explicar este hallazgo es que la tau anómala comienza en un lugar y luego se propaga a otras regiones cerebrales, desatando una reacción en cadena, conocida como “propagación transneuronal”, que está avalada por estudios en ratones.
Otra hipótesis es la “vulnerabilidad metabólica”, la cual dice supone que tau se sintetiza localmente en las neuronas, pero que algunas regiones exhiben mayores demandas metabólicas, que las vuelve más vulnerables a la acción de la proteína. En estos casos, tau sería un marcador de sufrimiento neuronal.
La tercera hipótesis, llamada de “soporte trófico”, también supone que algunas regiones cerebrales son más vulnerables que otras, por lo que estarían más expuestas a la carencia de nutrientes en la región en particular, o bien, tendría que ver con los patrones de expresión génica para las proteínas.
Dados estos hallazgos, muchas de las actuales investigaciones están dirigidas a desarrollar vacunas que detengan o prevengan el Alzheimer a través de anticuerpos específicos, dirigidos contra las proteínas anómalas detectadas, tanto la beta amiloide, como la tau, a fin de evitar el deterioro neuronal que se ha observado en esta patología.
Vacuna a prueba
Investigadores de la Universidad de Nuevo México (UNM) están trabajando en una vacuna, que esperan pueda servir para prevenir la enfermedad de Alzheimer.
Kiran Bhaskar, profesor asociado del Departamento de Salud y Ciencias de la UNM, se ha dedicado a estudiar la enfermedad durante la última década, que se inició en el 2013, explica optimista: «Yo diría que se necesitarán unos cinco años para generar la idea y obtener la vacuna que funcione completamente”.
Bhaskar y su equipo comenzaron a probar la vacuna en ratones, que posteriormente fueron sometidos a una serie de pruebas, similares a laberintos. Los ratones que fueron inoculados con la vacuna tuvieron mucho mejor desempeño que aquellos que no la recibieron.
«Utilizamos un grupo de ratones con enfermedad de Alzheimer y les administramos una serie de inyecciones«, dijo la estudiante de doctorado Nicole Maphis, “Lo que elegimos como objetivo fue una región específica de tau, como se vio en la tau patológica, que son comunes en la enfermedad de Alzheimer. Queríamos hacer una vacuna contra eso «, que además explicó que la vacuna se dirige contra una proteína específica -la tau– que se encuentra comúnmente en los cerebros de los pacientes con enfermedad de Alzheimer, donde «Estos anticuerpos parecen haber eliminado la tau patológica. La tau patológica es uno de los componentes de estas marañas que encontramos en los cerebros de los pacientes con enfermedad de Alzheimer«, agregó. La respuesta duró meses, según informó la UNM.
Estas pruebas solo han sido realizadas en ratones y puesto que los fármacos que parecen funcionar en ratones no siempre tienen el mismo efecto en los humanos, se requerirá un ensayo clínico con personas para ver si el medicamento funciona en los pacientes reales, que es un trabajo difícil y costoso, que no garantiza que funciones de manera efectiva, como explicó Bhaskar:»Tenemos que asegurarnos de tener una versión clínica de la vacuna para poder probarla en las personas«.
Probar solo un grupo de pocos pacientes costaría al Departamento de Ciencias de la Salud de la UNM unos US 2 millones, por lo que en la actualidad Maphis y Bhaskar están buscando asociaciones estratégicas con empresas interesadas, que los ayuden a obtener una vacuna aplicable en la clínica.
Con información de KRQE.