Las diez complicaciones más frecuentes durante el parto

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El nacimiento de un bebé suele ser una de las mejores experiencias de vida para algunas mujeres. La mayoría de los nacimientos ocurren sin incidentes graves. Sin embargo, en algunas ocasiones, se presentan complicaciones durante el parto que pueden poner en riesgo a la madre y al bebé. Estos problemas pueden incluir hemorragias, infecciones o derivar en patologías no controladas previas a la gestación.

Estadísticas de complicaciones del parto

Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, solo en 2015, se produjeron 303 000 muertes derivadas del embarazo o del parto; la mayoría de ellas, indica, sucedieron en países de bajos ingresos.

Según la OMS, los problemas pueden incluir hemorragias, infecciones o derivar en hipertensión durante el embarazo o en alguna otra enfermedad no controlada previa a la gestación.

En la guía titulada Manejo de las complicaciones del embarazo y parto, la OMS señala que un 15 % de las mujeres manifiesta alguna dificultad potencialmente mortal que requiere de atención médica especializada e inmediata.

El parto

El parto, como proceso natural, consta de tres estadios: borramiento y dilatación del cuello uterino, descenso y salida del bebé y, finalmente, la expulsión de la placenta.

​En la actualidad, las mujeres pueden optar por alumbramientos sin la intervención de personal médico ni la ida a instituciones hospitalarias, aun cuando tienen acceso a servicios médicos de calidad. Algunas de estas opciones son las siguientes:

  • Parto respetado o humanizado. Se prioriza la voluntad de la mujer, a la vez que se respetan sus tiempos fisiológicos individuales para que se desarrolle lo más natural posible sin recurrir a intervenciones quirúrgicas innecesarias.
  • Parto en casa. Se recibe al bebé en la intimidad del propio hogar. Dentro de esta modalidad, se puede optar por el nacimiento en el agua, el cual se califica como un proceso muy suave, tanto para la mamá como para su hijo.

Complicaciones del parto

Ahora bien, aunque la mayoría de los partos se desarrollan y culminan sin dificultades, las complicaciones pueden ocurrir durante cualquiera de sus etapas.

Si lo anterior sucede, será necesaria la intervención rápida y puntual por parte del personal médico. En estos casos, el parto debe realizarse en instalaciones sanitarias que cuenten con el equipo adecuado para hacer frente a los problemas conocidos como imprevisibles. De esa manera, habrá una solución oportuna que puede incluir intervención urgente de instrumentalización o cesárea.

El trabajo de parto generalmente comienza dentro de las 24 horas posteriores a la ruptura de la fuente. De lo contrario, y si el embarazo está a término o cercano a esta fecha, es probable que el médico induzca el parto. Si la ruptura sucede antes de las 34 semanas de embarazo, la mujer será monitoreada en el hospital, pues existe el riesgo de infección.

¿Por qué se dan complicaciones durante el parto?

Dentro de los riesgos de la madre durante la labor de parto, la OMS menciona que las enfermedades preexistentes podrían aumentar las probabilidades de complicaciones durante esta etapa, ya sea por falta de cuidados o porque no existe la posibilidad de recibir la atención sanitaria necesaria.

La falta de cuidados prenatales puede conducir a graves complicaciones del embarazo, por lo que, dentro de las medidas que la OMS enumera para reducir el número de muertes maternas y de recién nacidos por problemas del parto se encuentran el acceso a servicios de planificación familiar, seguimiento competente del embarazo y atención posterior al nacimiento.

Por su parte, especialistas del Eunice Kennedy Shriver National Institute of Child Health and Human Development exponen que hay mayor riesgo de dificultades si un embarazo supera las 42 semanas, si ha habido cesáreas anteriormente o si la madre es de edad avanzada.

Entre las diez problemáticas más comunes, se encuentran las siguientes:

1. Falta de progreso o parto prolongado

Esta complicación se da cuando un alumbramiento primerizo dura más de 20 horas o más de 14 si ha habido otros previamente. Se calcula que afecta a un 8 % de las mujeres.

Sus causas incluyen variados factores maternos, fetales, emocionales o relacionados con medicamentos.

Si este problema se produce durante la fase temprana, suele culminar en un gran agotamiento físico y mental de la madre. No obstante, si se da durante la fase activa, puede ser necesaria una evaluación y una intervención médica de urgencia.

Las razones por las cuales el nacimiento puede prolongarse son la lenta dilatación del cérvix, un canal uterino pequeño, un bebé grande, gestación múltiple o preocupación, miedo o estrés.

Si el parto no progresa en una primera etapa, la mujer debe tratar de relajarse y esperar. En ciertos casos, les permiten dar un paseo, dormir o tomar un baño caliente. En las etapas posteriores, se pueden administrar medicamentos inductores o recomendar la cesárea.

2. Sufrimiento fetal

El estado fetal no tranquilizador, anteriormente conocido como sufrimiento fetal, indica que un feto no parece encontrarse en buenas condiciones. Suele suceder en embarazos que duran 42 semanas o más.

Esto puede asociarse con un ritmo cardíaco irregular en el bebé, problemas con el tono muscular y el movimiento, o baja cantidad de líquido amniótico. Estas complicaciones pueden deberse a problemas maternos como hipoxia, anemia e hipertensión, retraso del crecimiento intrauterino, líquido amniótico con meconio, entre otros.

Las estrategias para este tipo de problemas del parto consisten en mejorar la hidratación y la oxigenación materna, inserción de líquido amniótico, entre otras. En situaciones más graves, se recurre a la cesárea.

3. Asfixia perinatal

Esta complicación del parto se ha definido como «fallo para iniciar y para mantener la respiración al nacer».

La asfixia perinatal puede ocurrir antes, durante o inmediatamente después del alumbramiento, debido a falta de oxígeno, que acarrea problemas como hipoxemia, hipercapnia (altos niveles de dióxido de carbono) y acidosis metabólica (alteración de la acidez sanguínea). Esto, a su vez, puede producir problemas cardiovasculares y disfunción orgánica.

El tratamiento de la asfixia perinatal puede proporcionar oxígeno a la madre o basarse en una cesárea. En ciertas situaciones, se recurre a respiración mecánica o a medicación.

4. Distocia del hombro

Este problema sucede cuando la cabeza del bebé ha salido de la vagina, pero uno de los hombros se atasca dentro del canal de parto. Es poco común, pero es más probable en mujeres nulíparas.

Para evitar esto, los médicos pueden realizar maniobras específicas para liberar los hombros, tales como cambiar de posición a la madre o girar los hombros del bebé con las manos. Si no resulta, se puede recurrir a una episiotomía para ampliar el espacio para los hombros.

Las complicaciones generalmente son pasajeras y tratables. Sin embargo, en caso de alteraciones de la frecuencia cardíaca, deben evaluarse posibles problemas, como lesiones del plexo braquial del bebé o fractura del húmero o clavícula del feto. En especial, se debe poner atención a la presencia de lesión hipóxica-isquémica con daño cerebral.

En la madre puede haber desgarro uterino, vaginal, cervical o rectal, y abundante hemorragia posparto.

5. Sangrado excesivo

En promedio, las mujeres pierden medio litro de sangre durante el parto vaginal y hasta un litro por cesárea. Durante las 24 horas posteriores y hasta 12 semanas después, puede ocurrir una hemorragia secundaria.

Alrededor del 80 % de los casos de sangrado excesivo ocurren por falta de tono uterino.

Ciertas condiciones médicas y algunos tratamientos pueden aumentar el riesgo de desarrollar hemorragia posparto, como el desprendimiento de la placenta, gestación múltiple, hipertensión, desgarro perineal, parto prolongado o asistido, o uso de fórceps.

Incluso, la utilización de medicamentos, algunas infecciones y la obesidad, así como vasos sanguíneos desgarrados, hematomas en la vulva vagina o pelvis y ruptura uterina pueden ser factores de esta complicación.

El tratamiento tiene como objetivo detener rápidamente la hemorragia para evitar la muerte. Este incluye fármacos, eliminación de la placenta retenida, atadura de vasos sanguíneos o extirpación del útero.

6. Posición anormal del feto

La posición cefálica del feto es la habitual para nacer (95 % de los casos), pero los bebés pueden estar mirando hacia arriba, de nalgas (o podálica) o de forma transversa (acostado de lado), por lo que puede ser necesario cambiar manualmente la posición, usar fórceps, realizar una episiotomía o una cesárea.

Asimismo, existen problemas del cordón umbilical, como envolvimiento del bebé o compresión en el canal de parto, que, generalmente, requieren intervención médica urgente.

7. Placenta previa

Se refiere a que la placenta cubre la abertura del cuello uterino. Afecta a 1 de cada 200 embarazos en el último trimestre y puede requerir una cesárea.

Esta complicación del parto se asocia a antecedentes o a más de cuatro embarazos previos, gestaciones múltiples, fibroides, tabaquismo o ser mayor de 35 años. El riesgo se ve incrementado en el caso en los que la placenta se adhiere firmemente al útero.

Algunos indicadores de esta afección son contracciones muy tempranas, un útero más grande de lo normal para esa etapa del embarazo o tener al bebé en posición podálica.

El tratamiento incluye permanecer bajo observación en el hospital, transfusiones de sangre, cesárea inmediata y limitaciones posteriores, como viajar, tener relaciones sexuales o examinaciones pélvicas.

8. Desproporción cefalopélvica

La desproporción cefalopélvica es cuando la cabeza de un bebé no puede pasar a través de la pelvis de la madre, situación que ocurre en 1 de cada 250 embarazos. Puede suceder si el bebé es de gran tamaño, tiene una cabeza grande o se encuentra en una posición poco común. También se ha observado cuando la pelvis de la madre es pequeña o su anatomía es inusual. Por lo general, se recurre a la cesárea.

9. Ruptura uterina

La ruptura uterina sucede cuando se pierde la integridad de la pared del útero. Puede suceder por cesáreas previas que aumentan el riesgo de abrir la cicatriz en partos futuros. Del mismo modo, otros factores son la inducción del nacimiento, el tamaño del bebé, tener más de 35 años de edad y uso de instrumentación.

Las señales de la rotura del útero son una frecuencia cardíaca anormal en el bebé, dolor abdominal, sensibilidad en una cicatriz por cesárea, sangrado vaginal, labor de parto lenta y presión arterial alta en la madre.

En estos casos, el bebé puede estar en riesgo de hipoxia y puede ser necesaria una cesárea. Por su parte, la madre puede presentar hemorragias, así que la atención y el control adecuados son fundamentales para reducir el riesgo de mortalidad.

10. Parto precipitado

En conjunto, las tres etapas del parto suelen durar de 6 a 18 horas, aunque, a veces, solo son de 3 a 5 horas y comienza una serie de contracciones rápidas e intensas.

Las posibilidades de un parto precipitado aumentan cuando el bebé es más pequeño que el promedio, si el útero se contrae eficientemente o si existen antecedentes de esta condición.

Las desventajas para la madre son el riesgo aumentado de desgarro de cuello uterino y de vagina, hemorragia y shock posparto. Para el bebé existe el riesgo de aspiración de líquido amniótico y mayor probabilidad de infecciones.

Para atender este problema es vital acudir al médico de inmediato, usar técnicas de respiración para el control emocional y permanecer en un lugar limpio.

Las complicaciones durante el parto pueden ser potencialmente mortales si hay falta de atención médica adecuada. Por esto, es fundamental acudir a las citas prenatales, seguir los consejos del personal médico y las instrucciones para un embarazo saludable.

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