La obesidad afecta a la actividad del tejido graso

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Un estudio sobre los efectos adversos de la obesidad en el metabolismo evidenció que están mayormente asociados a ciertos cambios en el tejido graso. Además, los resultados sugieren que las personas con obesidad tienen un metabolismo energético reducido y una mayor inflamación.

Obesidad, riesgo y prevalencia

Bien sabemos que la obesidad puede tener graves repercusiones en la calidad y esperanza de vida de una persona, pues es conocido que incrementa el riesgo de padecer enfermedades como la diabetes tipo 2, patologías cardiovasculares y algunos tipos de cánceres.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el 2016, más de 650 millones de adultos eran obesos. Además, se sabe que el sobrepeso y la obesidad son los responsables de la muerte de más de 2,8 millones de personas cada año.

En México, según los datos aportados por la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut 2018-19), realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la prevalencia nacional de obesidad es más elevada en relación al promedio mundial, que pasó de 72,5 % en 2016 a 75,2 % en 2018 considerando ambos sexos.

Si bien esto significa que 3 de cada 4 adultos padecen sobrepeso u obesidad, el sexo femenino es el más afectado, pues el 76,8 % de las mujeres mexicanas padecen alguna de estas condiciones, en comparación con el 71 % de los hombres.

Obesidad y estilo de vida

Un equipo de investigadores, dirigido por dos científicos de la Unidad de Investigación de la Obesidad de la Universidad de Helsinki, en Finlandia, utilizó una forma ingeniosa para eliminar el efecto de los genes como variable sobre la progresión de la obesidad y sus efectos en la salud.

Puesto que generalmente se hace difícil la separación de las variables relevantes a analizar, estudiaron a 49 pares de gemelos idénticos, que tenían distintos valores de índice de masa corporal (IMC).  

Los gemelos idénticos o monocigóticos tienen la misma información genética, experimentan condiciones casi idénticas en el útero y, generalmente, son educados de forma muy similar.

Este estudio implica, por lo tanto, que las diferencias entre los gemelos del estudio se debieron a la influencia de su ambiente o al estilo de vida como adultos, más que a sus genes o condiciones vividas durante la niñez.

Los investigadores publicaron sus hallazgos en la revista Cell Reports Medicine.

Actividad metabólica en la obesidad

En primer lugar, los investigadores obtuvieron muestras de sangre y biopsias de tejido adiposo y del músculo esquelético de los voluntarios.

Posteriormente, sometieron las muestras a estudios (basados en técnicas moleculares) para analizar la transcripción de genes, la síntesis de proteínas y el metabolismo en los dos tipos de tejido.

Un hallazgo fundamental fue la reducción en la actividad metabólica de las mitocondrias de las personas con obesidad. Las mitocondrias son las organelas encargadas de producir la energía en las células. Este cambio, manifestado en la reducción de enzimas y proteínas mitocondriales encargadas de ciertos procesos de degradación, fue más marcado en el tejido adiposo que en el muscular.

Además, se detectó un incremento de la inflamación en los tejidos pertenecientes a los gemelos con obesidad, en comparación con sus hermanos más delgados.

Aquellos cambios que se produjeron en el tejido adiposo, pero que no afectaron al tejido muscular, se asociaron con efectos dañinos en la salud, incluida la enfermedad del hígado graso y la resistencia a la insulina; alteraciones de la fisiología que se han relacionado con el desarrollo de la diabetes.

Mitocondrias menos eficientes y proinflamación

En cuanto al funcionamiento mitocondrial, la autora principal del estudio, la profesora Kirsi Pietiläinen, explica: «Si las mitocondrias […] se comparan con el motor de un automóvil, se podría decir que la producción de potencia disminuye a medida que aumenta el peso».

Los investigadores creen que estas mitocondrias de bajo rendimiento energético producen mayor cantidad de especies de oxígeno reactivo o radicales libres, con un daño que exacerba la respuesta inflamatoria.

Sin embargo, «lo sorprendente fue que las vías mitocondriales en el músculo no tenían asociación con estos efectos adversos para la salud», agrega la investigadora.

Otro hallazgo importante fue que las mitocondrias en el tejido adiposo y muscular de las personas con obesidad eran menos eficientes en la descomposición de un tipo de aminoácido, que son las unidades constituyentes básicas de las proteínas.

Los investigadores observaron que, en las personas con obesidad, un exceso de nutrientes puede alterar el control de los procesos metabólicos de catabolismo (reacciones de descomposición) y anabolismo (reacciones de síntesis de moléculas) que se llevan a cabo en los tejidos.

Los autores comentan: «Debido a una alta carga nutricional, el tejido adiposo y el tejido del músculo esquelético ya no cambian lo suficiente entre reacciones catabólicas y anabólicas en la obesidad adquirida. En consecuencia, las células de estos tejidos aumentan su comunicación [interna] y activan respuestas de emergencia, como la inflamación».

Con información obtenida de MedicalNewsToday e Infobae.