¿Existe asociación entre consumo de leche y cáncer de mama?

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Las mujeres que ingieren mayores cantidades de leche podrían tener un aumento en el riesgo de desarrollar cáncer de mama, según concluyó un estudio.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), anualmente se detectan 1,38 millones de casos nuevos de cáncer mamario, de los cuales, unos 458 000 son fatales.

En México, este tipo de cáncer es la segunda causa de muerte en mujeres y cada año se detectan más de 23 000 nuevos casos. De estos, mueren unas 6000 pacientes.

Los científicos han descubierto una serie de factores de riesgo para el cáncer de mama, los que guardan relación con el estilo de vida, como el consumo de alcohol, un índice de masa corporal más alto y falta de actividad física.

Muchos científicos creen que también puede haber factores de riesgo nutricionales, donde dos grupos particulares de alimentos han sido objeto de mayor sospecha, como son la soya y los lácteos. Sin embargo, los datos obtenidos no han sido concluyentes.

Existe evidencia sugerente de que el consumo de soya puede estar asociado con un riesgo reducido de cáncer de mama. Por su parte, otro grupo de científicos ha concluido que ingerir lácteos podría aumentar el riesgo de padecer esta neoplasia.

Debido a que las personas que consumen más soya probablemente ingieren menos productos lácteos y viceversa, lograr develar esta relación ha sido muy difìcil.

Consumo de soya y de leche

A fin de encontrar un vínculo entre el consumo de leche y soya con el cáncer de mama, un equipo de científicos analizó estas variables. Sus hallazgos fueron publicados en el International Journal of Epidemiology.

Los datos fueron obtenidos del Adventist Health Study-2, a partir de 52 795 mujeres de 30 años en adelante. De las participantes, el 40 % eran veganas o vegetarianas. La particularidad de este grupo era que estas mujeres vegetarianas consumían un 60 % menos de huevos y de productos lácteos que el resto de la población de los EE. UU.

Al comienzo del estudio, las participantes completaron un cuestionario de frecuencia de ingesta de alimentos, el que aportó información sobre el consumo de lácteos y de soya. Además, proporcionaron algunos detalles, como si bebían alcohol, sus niveles de actividad física, existencia de familiares con cáncer de mama, origen étnico, antecedentes ginecológicos y reproductivos.

Muchas de las voluntarias consumieron cantidades significativamente mayores de soya que la población general, mientras que el 50 % del grupo ingirió aproximadamente igual cantidad de lácteos que el promedio de los EE. UU.

Estos patrones de ingesta entre los consumidores de soya y los de lácteos permitió a los autores «evaluar asociaciones independientes entre la soya, el consumo de lácteos y la incidencia de cáncer de mama».

Los científicos siguieron a las participantes durante un promedio de 7,9 años. Durante este período, hubo 1057 casos de cáncer mamario.

Leche y riesgo de cáncer de mama

Los autores llegaron a la conclusión de que la soya no tenía un efecto protector contra el cáncer de mama. Dijeron que tampoco existía una relación entre la soya y el riesgo de cáncer de seno.

Pero al analizar el efecto de la leche y de sus derivados, encontraron una interacción significativa: «Los productos lácteos, especialmente la leche, se asociaron con un mayor riesgo, y hubo una marcada reducción en el riesgo al sustituir la leche de soya por una cantidad aproximadamente equivalente […] de leche. Los hallazgos previos de una menor incidencia de riesgo de cáncer de mama entre los mayores consumidores de soya pueden deberse, al menos en parte, a una relativa ausencia de lácteos».

El primer autor del estudio, Gary E. Fraser, resumió los hallazgos:

  • El consumo de tan solo 1/4 a 1/3 de taza de leche por día se asoció con un aumento del riesgo de cáncer de mama en un 30 %.
  • Al beber hasta 1 taza por día, el riesgo asociado aumentó en un 50 %. 
  • Para los que beben 2 o 3 tazas por día, el riesgo aumentó en un 70 % y en un 80 %, respectivamente.

Algunas aclaraciones

A pesar del gran tamaño muestral analizado, existen algunas limitaciones. Está el hecho de que este estudio fue de tipo observacional, por lo que es imposible relacionar causa y efecto. Debido a esto, puede haber otros factores asociados con el consumo de leche que están afectando el riesgo de cáncer de mama, como la ingesta de café o té.

Además, la información dietética se recopiló una sola vez. Por esta causa, se desconoce si las mujeres estudiadas cambiaron sus hábitos alimenticios significativamente a lo largo de los años que duró la investigación.

Pero dados los resultados, Fraser concluye que «la leche tiene algunas cualidades nutricionales positivas, pero debe equilibrarse con otros posibles efectos menos útiles». Este trabajo sugiere la necesidad urgente de más investigación».

Debido a que el cáncer de mama es bastante frecuente y la leche se consume ampliamente, comprender la verdadera relación entre ambas variables es de gran importancia para la salud femenina.