Diferencias entre la varicela y el sarampión

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Además del nuevo brote de sarampión que ha surgido en Europa y EEUU,- sumado al incremento de casos de varicela– los padres y comunidad en general, se han puesto en estado de alerta, por lo que es importante estar informados sobre las particularidades de estas dos enfermedades infectocontagiosas, además de conocer sus complicaciones posibles, prevención y tratamiento.

Ambas infecciones solían ser comunes durante la infancia, pero ahora se pueden evitar con una elevada eficacia mediante la vacunación.  Sin embargo, el número de familias que rechaza vacunar a sus hijos por desconfiar en su valor preventivo, parecería ser la principal causa del aumento de este tipo de enfermedades.

Datos epidemiológicos

Si bien en Estados Unidos se declaró la erradicación del sarampión en el año 2000, han ocurrido brotes esporádicos en los últimos años. Hasta marzo del presente año, se habían reportado más de 300 casos individuales confirmados en quince estados, según datos del gobierno federal. 

Por su parte, desde el 1 de enero de 2016 hasta el 31 de marzo de 2019, el continente europeo también ha sufrido una gran epidemia, con 44,074 casos reportados de sarampión por 30 Estados miembros, según datos publicados por el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC).

Según los objetivos establecidos por la OMS, el sarampión ya debería haber sido erradicado de la región europea para el año 2000, pues existe una vacuna eficaz contra esta enfermedad desde la década del sesenta.

Entre los principales factores que ponen en riesgo a la población de contraer sarampión está, en primer lugar, una «histórica» escasa cobertura de vacunación, especialmente entre el grupo de niños y adolescentes nacidos posteriores a 1999, que según el ECDC, incluye unos 4,5 millones de niños y adolescentes con edades inferiores a 20 años que están en riesgo de contraer sarampión.

Además, los países que alcanzaron la meta de la OMS de una cobertura de vacunación del 95% considerada para las dos dosis- necesaria para eliminar la enfermedad- ha disminuido significativamente.

Por su parte, la varicela es una enfermedad de amplia distribución en el mundo: en los países templados, el 90-95 % de los casos se produce antes que los niños cumplan 12 años, presentando la mayor incidencia entre los 2 y los 10 años. En los países con climas fríos del norte de Europa, la mayor parte de los niños la sufren a edades más tempranas.

Agentes causales y síntomas

Es importante considerar que estas dos son patologías eruptivas que afectan a niños y suelen confundirse, pero mientras la varicela es producida por el virus varicela zoster, el agente causal del sarampión- también llamada rubéola-  es el virus del sarampión.

Si bien ambas enfermedades causan una erupción reveladora, la aparición del exantema difiere entre los dos virus, característica que puede ser una forma sencilla de distinguir entre las dos enfermedades.

Los signos y síntomas de la varicela incluyen:

  • Una erupción cutánea que inicialmente aparece en el pecho, la cara y la espalda, pero que puede extenderse al resto de su cuerpo.
  • Esta erupción comienza con protuberancias o pápulas rojas elevadas, que se transforman en ampollas llenas de líquido- muy pruriginosas- o vesículas, que eventualmente se romperán y se filtrarán, previo a la formación de costras.
  • Fiebre.
  • Cefalea.
  • Fatiga.
  • Disminución del apetito.

El cuadro clínico del sarampión incluye:

  • Una erupción que aparece primero en la línea del cuero cabelludo o en la frente y luego se propaga descendentemente a otras zonas del cuerpo.
  • Fiebre.
  • Tos seca.
  • Goteo nasal.
  • Dolor de garganta
  • Conjuntivitis.
  • La erupción aparece como manchas rojas planas, aunque a veces puede haber protuberancias, no tienen líquido en su interior. 
  • Manchas de Koplik: pequeñas manchas rojas con centros azules y blancos que se encuentran en la mucosa de boca y mejillas.

Transmisión

Tanto la varicela como el sarampión son altamente contagiosos. La varicela se transmite a través de la inhalación de gotitas producidas cuando un enfermo tose o estornuda. También se puede propagar por el contacto con superficies contaminadas o con líquido proveniente de la ruptura de ampollas.

Existe también la posibilidad de transmisión vertical, intrauterina (varicela congénita) y perinatal (varicela neonatal), cuando la gestante no inmunizada sufre la infección en el transcurso del embarazo o el periparto, respectivamente.

El  periodo de contagio se extiende desde 1-2 días previos a la aparición de las erupciones, hasta unos 5-7 días posteriores a esto, cuando todas las lesiones cutáneas han formado costras.

Como la varicela, el sarampión puede transmitirse de forma aérea- por la tos y estornudos- así como a través del contacto con superficies u objetos contaminados. Su contagiosidad es cuatro días antes de que aparezca la erupción y cuatro días posteriores a su aparición.

Curso y complicaciones

Una infección por sarampión puede durar entre dos y tres semanas. Dentro de sus complicaciones, uno de cada diez niños sufre una otitis, que puede causar sordera permanente. Con menor frecuencia, pueden derivar en neumonía y la encefalitis, que puede ocasionar daño cerebral. 

Las mujeres gestantes que padecen sarampión están en mayor riesgo de tener bebés prematuros o con bajo peso al nacer.

La varicela es la expresión clínica de la primoinfección por el virus varicela-zóster (VVZ), que es muy poco probable que la vuelva a contraer, pero  tras lo cual el virus permanece latente en los ganglios de las raíces neurales posteriores, que puede reactivarse y ocasionar el doloroso herpes zóster.

Si bien la varicela habitualmente tiene un curso clínico benigno- que suele durar entre 5 y 10 días- pueden ocurrir complicaciones en un 2- 6% de los casos, sobre todo sobreinfecciones en la piel y tejidos blandos, siendo en menor medida la ocurrencia de trastornos neurológicos y pulmonares.

Tratamiento

Dada su etiología viral, el tratamiento radica en aliviar los síntomas hasta que la infección desaparezca.

Debido a que la erupción de la varicela puede ocasiona una picazón muy intensa, el médico puede prescribir un antihistamínico.

En aquellas personas que tienen un alto riesgo de complicaciones por la infección de varicela, se les puede recetar aciclovir, para ayudar a disminuir la gravedad de la infección.

En caso de haber estado expuesto a estas enfermedades- sin haberlas padecido previamente ni estar vacunado- le pueden administrar al paciente la vacuna y una inmunoglobulina, que pueden atenuar el cuadro clínico, en caso de manifestarse.

Manejo domiciliario

Para aliviar ambas infecciones se recomienda:

  • Descansar y beber abundante líquido.
  • Usar un antipirético de venta libre como paracetamol o ibuprofeno.
  • En caso de tos o dolor de garganta, usar un humidificador para disminuir las molestias.
  • No rascarse, para evitar cicatrices e infección. 
  • Tomar un baño frío o aplicar compresas frías para aliviar la picazón. 
  • Usar una loción de calamina o un antihistamínico de venta libre para aliviar el prurito. 

Vacunas

Tanto la varicela como el sarampión se pueden prevenir mediante las vacunas específicas, que forman parte del programa de vacunación de un niño. 

Ambas vacunas se administran en dos dosis: primera se administra entre los 12 y los 15 meses de edad, mientras que la segunda es entre los 4 y los 6 años de edad.

Si la persona no se vacunó contra ninguna de las dos enfermedades durante su infancia, debe hacerlo, puesto que la vacuna no solo protege contra la infección, sino que también ayuda a prevenir la varicela y el sarampión dentro de la comunidad, al evitar la propagación del virus.

 Con información de Medical News Today.


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