El efecto placebo en la reducción del estrés
Un estudio reciente presenta evidencia fisiológica de que los tratamientos con placebos pueden brindar beneficios en la reducción del estrés y en la disminución de síntomas asociados. Esto se evidencia incluso cuando los investigadores les dicen a los participantes que lo que recibirán no contiene ningún ingrediente activo.
¿Qué es el efecto placebo?
Cuando una persona recibe algún tratamiento, es natural que espere que le proporcione algún beneficio. A veces, esta expectativa por sí sola produce un evidente efecto positivo, como ocurre, habitualmente, en estudios clínicos, en los que los participantes reciben un placebo en vez del medicamento real sin saber sobre esto.
Definimos efecto placebo a aquel beneficio producido por un placebo. Es decir, lo produce una sustancia o tratamiento que no posee cualidades que puedan intervenir en la fisiología para apaciguar un síntoma. Pero la mejoría sucede por el hecho de recibir un tratamiento, que hace creer a la persona que se va a mejorar.
En el caso de que el placebo sea una sustancia, esta puede ser totalmente inocua (solución salina o azúcar), también llamado placebo puro, o una sustancia que sí posee un efecto terapéutico para algún síntoma, pero no para el que se ha prescrito.
En los ensayos clínicos, los investigadores habitualmente no informan a los participantes del grupo de control que se les han administrado placebos. Estos placebos «engañosos» a veces parecen producir efectos benéficos.
¿Cómo funciona el efecto placebo y nocebo?
El funcionamiento del efecto placebo se explica a nivel psicológico por las expectativas y por el condicionamiento clásico.
Cuando un paciente recibe el placebo tiene la expectativa de recuperarse, lo que favorece el proceso. Esto se debe a la historia de aprendizaje que se ha tenido a lo largo de la vida, en la que, generalmente, se produce una mejoría tras el seguimiento de un tratamiento.
A mayor expectativa de mejora, mayor incremento del efecto del placebo, con lo que el condicionamiento también es cada vez más grande.
También se ha observado que placebos de apariencia más elaborada y que, se supone, son más caros, tienden a ser más efectivos.
Los estudios de neuroimágenes muestran que los placebos estimulan estructuras del cerebro específicas, como la corteza frontal, el núcleo accumbens, la sustancia gris y la amígdala. En estas zonas se observa la activación de una sensación de recompensa y de relajación, que coincide con la mejoría percibida por los pacientes.
Por su parte, en el efecto nocebo, el paciente empeora su condición o describe síntomas adversos, que son independientes a los principios activos del tratamiento o del placebo.
Esto ocurre debido a los efectos negativos que se describen o a la percepción del tratamiento. Sobre esto actúan factores como creencias sanitarias, consejos, información adquirida por internet y modelación social.
Minimizar el efecto nocebo ayuda a mejorar la adherencia y los beneficios del tratamiento. Las áreas cerebrales implicadas son similares a las del placebo.
Aunque se sepa, funciona
Un estudio, publicado en Nature Communications, en base a los efectos ejercidos por los placebos sobre el estrés, fue realizado por investigadores de la Michigan State University, University of Michigan y Dartmouth College.
Los participantes del estudio estaban afectados por condiciones que incluían síndrome del intestino irritable, dolor de espalda crónico, falta de bienestar psicológico, angustia emocional y trastornos del sueño.
Los autores llevaron a cabo dos experimentos en los que los participantes vieron 40 imágenes cargadas de emoción: 30 fueron negativas y 10 fueron neutrales. En ambos grupos, los participantes leyeron material que explicaba el efecto placebo.
Luego, los investigadores les dieron instrucciones a los participantes para que inhalaran un aerosol nasal compuesto de solución salina. A la par, les informaron que se trataba de un placebo. También les dijeron que este compuesto podría disminuir el impacto emocional de las imágenes que iban a ver.
A los participantes del grupo de control no se les informó del efecto placebo. Si bien inhalaron el mismo aerosol, se les dijo que su función era mejorar la precisión de las lecturas del sensor que les pondrían mientras veían las imágenes.
Este estudio utilizó lecturas de electroencefalograma (EEG) para evaluar los cambios en la actividad neuronal relacionada con el estrés, mientras los participantes veían las imágenes.
Reducción del estrés
En el primer experimento, los participantes informaron una reducción en el impacto estresante de las imágenes. Los autores observaron una reducción gradual de la actividad, mientras el cerebro estaba desarrollando una respuesta emocional a una imagen.
Esto sugiere que el placebo estaba calmando fisiológicamente a los participantes, en cuanto a los niveles de estrés generados por el cerebro.
El efecto placebo podría ser de gran utilidad, como explica el coautor del estudio Jason Moser: «Los placebos tienen que ver con la mente sobre la materia. Los placebos no perceptivos nacieron para utilizarse en la práctica habitual. Entonces, en lugar de recetar una gran cantidad de medicamentos para ayudar a un paciente, podríamos darle un placebo, decirle que puede ayudarlo y, lo más probable, es que si creen que puede, entonces lo hará».
El investigador Ethan Kross coincide: «Estos hallazgos brindan un respaldo inicial de que los placebos no engañosos no son simplemente un producto de sesgo de respuesta, que le dicen al experimentador lo que quiere escuchar, sino que representan efectos psicobiológicos genuinos».
El autor principal del estudio, Darwin Guevarra, resume: «¿Qué pasaría si alguien tomara una pastilla de azúcar sin efectos secundarios dos veces al día después de ver un video breve y convincente sobre el poder de los placebos y, como resultado, experimentara una reducción del estrés? Estos resultados plantean esa posibilidad».