Uso de marcadores florescentes específicos e imágenes PET para visualización de trombos

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A nivel mundial, las enfermedades tromboembólicas como son el infarto de miocardio, los ataques isquémicos transitorios, el accidente cerebrovascular, y la embolia pulmonar son una de las principales causas de morbi-mortalidad en las sociedades modernas, y su incidencia, lejos de disminuir, va en franco aumento, comprometiendo, además, la calidad de vida de los pacientes que han sufrido un cuadro tromboembólico.

Los médicos, para poder tratar los coágulos, primeramente necesitan encontrarlos, utilizando técnicas imagenológicas. De momento, estas técnicas, a menudo se basan en poder detectar cambios ocurridos en el flujo sanguíneo, en lugar de poder visualizar directamente los coágulos.

Según la  ubicación que se sospeche de un coágulo, se requieren técnicas de imagen variadas para poder detectar el mismo, más aún, en zonas de vasos de pequeño calibre o que se encuentren con daño tisular.

Etiología molecular del trombo

En el proceso de agregación plaquetaria y la consiguiente formación del trombo,  la glicoproteína IIb / IIIa (GPIIb / IIIa) es el receptor principal involucrado en el proceso, lo que la vuelve un objetivo clave a considerar para los enfoques diagnósticos, como es en la obtención de una imagen  precisa de su ubicación y tamaño, así como en los posteriores abordajes terapéuticos.

Recientemente, un grupo de investigadores alemanes ha logrado desarrollar un método basado en un compuesto trazador de flúor, que puede unirse con una elevada afinidad a los coágulos de tamaño más pequeño, para poder ser, posteriormente visualizadas a través de una tomografía de emisión de positrones (PET).

El desarrollo clave consistió en un átomo de 18F, que muestra gran afinidad para unirse a receptores GPIIb / IIIa de las plaquetas. Este trazador de 18F puede ser inyectado por vía endovenosa, uniéndose al coágulo, que se evidencia por PET.

Los investigadores probaron su método en monos, en lo que pudieron observar coágulos de pequeño tamaño en vasos sanguíneos, tanto arterias como venas del cerebro. Además pudieron visualizar daños en el revestimiento interno que presentaban algunos vasos sanguíneos, que podrían servir de focos futuros para la formación de nuevos trombos.

Este es un enfoque muy prometedor para el desarrollo de la imagenología diagnóstica, puesto que las actuales  modalidades de imagen se basan en la evaluación de las alteración presentes en las características estructurales, como es el caso de  alteración del flujo sanguíneo en los vasos afectados, sin abordar los aspectos moleculares implicados en la patología de base.

Según las explicaciones de Andrew W. Stephens, MD, PhD, de Piramal Imaging GmbH, Berlín, Alemania: «Las técnicas diagnósticas actualmente disponibles para obtener  imágenes de los trombos dependen de diferentes modalidades,  en función del territorio vascular implicado.» (…) «Una única modalidad de proyección de imágenes que pueda visualizar trombos de diversas fuentes y en diversas regiones anatómicas sería muy valiosa.»

Fuente: Zipongo.com

Aspectos prometedores del ensayo:

  • Lograron el desarrollo exitoso de un nuevo trazador de moléculas de pequeño tamaño, el  18F-GP1, que logra una unión altamente específica y estable a los receptores  GPIIb / IIIa, para poder así ser visualizado claramente a  través de una tomografía de emisión de positrones (PET).
  • El trazador 18F-GP1 mostró una gran concentración en el sitio de formación de los coágulos, y su capacidad para unirse al trombo no se vio afectada por fármacos anticoagulantes como la heparina y la aspirina.
  • Posterior a su aplicación, este trazador mostró una rápida depuración de la sangre.
  • La imagen PET utilizada en un modelo animal de mono Cynomolgus demostró la detección de coágulos de pequeño tamaño, tanto en territorio venoso como arterial, además de daño endotelial y embolismo a nivel cerebral.

Estudio en humanos y utilidad diagnóstica

El estudio, que fue publicado en The Journal of Nuclear Medicine, dados los resultados preclínicos tan favorables, ha dado lugar a un primer estudio en humanos utilizando el trazador  18 F-GP1.

Según Stevens: «Aunque los estudios actuales son preliminares, el 18 F-GP1 puede proporcionar no sólo una localización anatómica más precisa, sino también,  información del riesgo de crecimiento o embolización de los coágulos«.

Este medio diagnóstico puede llevar a cambios significativos en el enfoque clínico a cada paciente, ya que el uso de los anticoagulantes puede resultar de elevada peligrosidad: «Estos medicamentos pueden causar sangrado significativo y potencialmente mortal. Hay una necesidad crítica para equilibrar el riesgo de sangrado contra el riesgo de coagulación en cada paciente. El trazador 18 F-GP1 puede en el futuro,  ayudar en esta importante decisión«.


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