Una mirada a la ketamina, el antidepresivo a corto plazo

- Por

La depresión es un desorden mental caracterizado por episodios de tristeza, pérdida de interés, o de la sensación de placer. También se presentan sentimientos de culpa, falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, cansancio y falta de concentración. La depresión puede llegar a hacerse crónica o recurrente, a tal grado que afecta el desempeño de las personas en su trabajo, escuela o en la vida cotidiana.

Las causas de la depresión aún no son muy claras. Se ha observado que algunos factores relacionados son la genética, el estrés, los acontecimientos ambientales o sociales, enfermedades físicas, e incluso posibles infecciones maternas durante el embarazo.

En cuanto a los genes, incluyen aquellos que ayudan a desarrollar neurotransmisores químicos; así como los encargados de las neuronas y sinapsis.

En el caso del estrés, induce la plasticidad neural en el cerebro; esto tiene consecuencias en la conectividad funcional y la sinapsis.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que hay más de 300 millones de personas en el mundo que padecen depresión. Además, se ha convertido en la principal causa mundial de discapacidad.

La depresión afecta casi al 20% de los estadounidenses; el 80% de ellos sufrirá una recaída después de la remisión y algunos más tendrán una depresión resistente al tratamiento (TRD).

La ketamina ha sido reconocida por aliviar la TRD en poco tiempo. Sin embargo, provoca efectos secundario graves; pocos saben cómo funciona, y su efecto positivo no dura mucho.

Una investigación publicada esta semana en la revista Science indica que la ketamina, un antidepresivo que está convirtiéndose en un fármaco muy popular, podría mantener las espinas dendríticas en las neuronas.

Las espinas dendríticas son estructuras que establecen el contacto sináptico con las terminales del axón y forman parte de la porción postsinápticas de las neuronas.

En marzo, la Food and Drugs Administration aprobó una versión de ketamina en aerosol nasal para el uso breve en personas con TRD. Debido a sus efectos secundarios, esta versión del medicamento se administra solo en sitios certificados.

Dado que se necesita una mejor comprensión de los mecanismos de los antidepresivos; los investigadores de la Cornell University realizaron dos experimentos para entender el funcionamiento de la ketamina.

El primero comparó la línea de tiempo de la formación de nuevas espinas en las neuronas con el efecto en el comportamiento después de administrar ketamina.

En ese primer ensayo encontraron que la formación de sinapsis es importante; no obstante, resultó diferente a las hipótesis de los autores.

De hecho, la ketamina tuvo un efecto positivo sobre la depresión y llevó al aumento de la actividad neuronal en 3 horas aproximadamente; pero las nuevas sinapsis se formaron hasta 12 horas o más.

Así, la ketamina solo pareció mejorar los síntomas casi de inmediato; aunque estaba separando la reconstrucción de algunas de las sinapsis.

Eso dio paso al segundo análisis. Para ello, los científicos recurrieron a la Universidad de Tokio, cuyos especialistas desarrollaron una nueva herramienta de imágenes para observar espinas dendríticas en neuronas en ratones con reacciones de depresión humana inducidas.

El estrés hizo que los ratones perdieran algunas sinapsis; pero, en su mayoría, se restauraron después de la administración de ketamina.

La herramienta borró las sinapsis recién formadas para ver cómo cambió el comportamiento; y los roedores volvieron a su comportamiento deprimido.

Según los expertos, los hallazgos indican que el efecto antidepresivo de la ketamina podría durar más tiempo si se acompañan con intervenciones para mejorar y proteger la nueva formación de sinapsis.

Algunos expertos declararon a Axios que este avance es importante para el campo de la neuropsiquiatría; ya que la ketamina parece funcionar a través de un mecanismo distinto al de los antidepresivos tradicionales.

Asimismo, demostraron que hay un tiempo de retraso en la formación de sinapsis en relación con el aumento de la actividad del conjunto y respuestas conductuales antidepresivas.

Cabe mencionar que los especialistas intentaron replicar la depresión humana en ratones usando dos tipos de modelos que mostraron reacciones similares; no obstante, reconocieron que aún no es perfecto.

Anna Beyeler, neurocientífica en el French Health Institute INSERM, escribió en la revista Science que estos hallazgos son cruciales para entender la acción de la ketamina y para el desarrollo de nuevas estrategias para tratar a los pacientes con depresión resistente al tratamiento.