Fiebre tifoidea: ¿puede ser mortal?

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La bacteria Salmonella typhi causa una infección bacteriana que puede provocar manifestaciones como diarrea, vómitos y fiebre elevada. La fiebre tifoidea puede ser mortal si no se administra tratamiento antibiótico como la ceftriaxona.

Anualmente, se presentan alrededor de 5700 casos en los Estados Unidos, cuya mayoría son contraídos en el extranjero. A nivel mundial, alrededor de 21,5 millones de personas al año contraen tifoidea.

Su diagnóstico es, principalmente, a través de cultivos bacteriológicos en heces y en sangre.

Fiebre tifoidea: etiología y transmisión

La fiebre tifoidea es una infección bacteriana causada por la bacteria Salmonella typhimurium (S. typhi).

Es una infección común en países subdesarrollados, debido a deficiencias en el saneamiento ambiental y a la falta de agua potable. Se propaga entre individuos por contacto directo con las heces de una persona infectada. En los países desarrollados, la transmisión se produce principalmente por parte de portadores sanos, a través de la contaminación de los alimentos durante su manipulación.

En algunas ocasiones, puede producirse la transmisión de la tifoidea por contacto directo (vía fecal-oral) entre los niños durante juegos, mientras que entre los adultos se puede dar en las relaciones sexuales.

Ningún animal es portador de esta enfermedad, por lo que la transmisión siempre es entre huéspedes humanos.

La S. typhi entra por la boca y pasa entre 1 y 3 semanas en el intestino. Después de este período, se abre paso a través de la pared intestinal hacia el torrente sanguíneo. Desde ahí, se propaga a otros tejidos y órganos.

La S. typhi puede vivir dentro de las células, a salvo del sistema inmunológico, por lo que es difícil erradicarla.

La tifoidea es diagnosticada al detectarse la presencia de la S. typhi a través de la sangre, las heces, la orina o una muestra de médula ósea.

Cuadro clínico

Si bien algunas personas portan la bacteria sin desarrollar síntomas, la inmensa mayoría presenta fiebre alta y alteraciones gastrointestinales, como dolor abdominal, vómitos y diarrea.

El período de incubación es de 8 a 14 días, pero los síntomas normalmente comienzan entre 6 y 30 días después de la exposición a la bacteria.

La fiebre y la erupción cutánea son las dos manifestaciones principales. La fiebre es particularmente alta, entre 39 y 40 °C.

La erupción, que no afecta a todos los pacientes, consiste en manchas rosadas, especialmente en el cuello y en el abdomen.

Otros síntomas pueden incluir:

  • debilidad
  • dolor abdominal
  • estreñimiento
  • cefaleas

Otras manifestaciones menos comunes incluyen disuria, epistaxis y tos no productiva.

Tratamiento

Sin tratamiento antibiótico, la fiebre tifoidea puede ser mortal en el 25 % de los casos. El único tratamiento efectivo para la tifoidea son los antibióticos. Los más utilizados son el ciprofloxacino (para adultas no embarazadas y para eliminar el estado de portador) y la ceftriaxona.

Aparte de los antibióticos, es importante la rehidratación. En casos donde el intestino se ha perforado, puede requerirse una cirugía.

Algunos datos de la ceftriaxona

La ceftriaxona corresponde a una cefalosporina de tercera generación, que se aplica por vía parenteral. Tiene una prolongada acción bactericida. Su amplio es­pec­tro incluye microrga­nis­mos gram positivos y gram negativos.

En adultos y niños mayores de 12 años, la dosis usual para el tratamiento de infecciones es de 1-2 gm en una sola aplicación o dividida en 2 dosis diarias, dependiendo del tipo y de la gravedad de la infección. La duración del tratamiento habitualmente es de 4 a 14 días, pero, en caso de infecciones complicadas, se pueden requerir más días de tratamiento. Su vida media es de aproximadamente unas 12 horas.

Sirve para tratar:

  • Fiebre tifoidea
  • Algunas infec­ciones del SNC, como la meningitis
  • Infecciones gonocócicas diseminadas
  • Enfermedades inflamatorias agudas pélvicas
  • Infecciones pulmonares, abdominales, articulares, óseas, dermatológicas
  • Manifestaciones cardíacas, neurológicas o artríticas de la enfermedad de Lyme, asociadas a la penicilina
  • Profilaxis preoperatoria

Al igual que con otras enfermedades bacterianas, actualmente existe preocupación por la creciente resistencia de las salmonellas a los antibióticos.

En el caso del ciprofloxacino, algunos estudios han encontrado que las tasas de resistencia de la Salmonella typhimurium son de alrededor del 35 %.

Prevención

Se recomienda que, aquellas personas que son portadoras del bacilo, no trabajen con niños o con personas mayores hasta comprobarse su erradicación.

Vacunación contra la tifoidea

Antes de viajar a un país de alto riesgo, es recomendable vacunarse contra la fiebre tifoidea.

Esto puede lograrse con medicamentos orales o con una inyección monodosis:

  • Oral: es una vacuna viva, atenuada. Consiste en 4 tabletas, se ingiere una cada dos días, y la última se toma 1 semana antes del viaje.
  • Inyectable: una vacuna inactivada, administrada 2 semanas antes del viaje.

Las vacunas no son 100 % efectivas y se debe tener cuidado al comer y al beber. Además, puede tener efectos adversos.

Recomendaciones al viajar a zonas endémicas:

  • Beber agua embotellada, de preferencia gasificada.
  • En caso de emplear otro tipo de agua no potable, el agua se debe calentar a punto de ebullición durante al menos un minuto antes de consumirla.
  • Tener cuidado de ingerir alimentos manipulados por otra persona.
  • Evitar comer en puestos de comida en la calle.
  • No poner hielo a las bebidas.
  • Evitar las frutas y verduras crudas. Se recomienda pelarlas y eliminar la cáscara.