Metales pesados y sus efectos en la salud

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Los metales pesado son, en general, tóxicos para los seres humanos porque pueden causar daño orgánico, cambios en el comportamiento y alteraciones cognitivas. Los síntomas específicos dependen del tipo de metal y de su concentración.

Los metales pesados son un grupo de elementos químicos que presentan una masa o peso elevado. Proceden del ambiente y de la producción industrial, desde donde pueden contaminar el agua y los alimentos.

Metales pesados en el agua

El incremento de concentración de los metales pesados en las aguas para consumo humano se debe principalmente a contaminación de origen industrial o minero. Otra fuente son los lixiviados de vertederos o vertidos de aguas residuales en cursos de agua naturales.

En algunos casos existen aguas que se enriquecen naturalmente en su concentración de metales pesados al atravesar acuíferos conformados por rocas que los contienen en su estructura química.

Por ser bioacumulativos (no pueden eliminase del organismo), las concentraciones permitidas en el agua de consumo humano por la legislación vigente mexicana son muy bajas.

Límites establecidos en el agua para los principales metales pesados en miligramos/L:

  • Cromo (VI): 0,500
  • Plomo: 0,200
  • Mercurio: 0,005

La presencia de estos elementos es muy poco habitual y, de aparecer, lo hacen como trazas. Esto se logra empleando aguas que, en su origen, cuentan con el límite de concentración establecido por la legislación vigente.

En zonas en la que esto no es posible, debido a la concentración elevada generalizada de algún metal pesado, se realiza un tratamiento permitido por la autoridad sanitaria para eliminar el metal.

Contaminación de alimentos

Este tipo de contaminación química por metales pesados proviene del ambiente. Esto involucra la contaminación de la cadena trófica hasta llegar a los alimentos destinados al consumo humano, donde pueden causar graves enfermedades.

Los metales pesados más importantes en cuestión de salud son el mercurio, el plomo, el cadmio, el níquel y el zinc.

La contaminación de los alimentos por metales pesados proviene de diversas fuentes. Las más importantes son:

  • Suelos contaminados en los que se producen los alimentos
  • Lodos residuales
  • Fertilizantes y plaguicidas químicos empleados en la agricultura
  • Contaminación por mercurio, algunos medicamentos, industrias y gases procedentes de la combustión de los vehículos

Alimentos contaminados con metales pesados

Como esta contaminación se produce desde fuentes tan diversas, se encuentra un número amplio de alimentos contaminados de origen vegetal (cereales, raíces comestibles, trigo, arroz, hongos).

En el caso de alimentos de origen animal, el pescado es uno de los productos más contaminados por metales pesados, debido a que son bioacumulables en el medio acuático y transferibles a través de la cadena alimentaria.

El mercurio se encuentra en mayor cantidad en los pescados, especialmente en los de gran tamaño y de mayor edad.

¿Qué efectos tienen los metales pesados sobre la salud?

La exposición prolongada a metales pesados provoca que se acumulen en el organismo y puedan producir variados síntomas y patologías:

  • Diarrea
  • Náuseas, vómitos y dolor abdominal
  • Hormigueo en las extremidades
  • Disnea
  • Escalofríos
  • Debilidad
  • Mutaciones cancerígenas
  • Daños hepáticos y renales, debido a que los metales pesados tienden a acumularse en los órganos encargados de la depuración
  • Enfermedades neurológicas, como retraso intelectual en los niños
  • Patologías cardiovasculares
  • Cuadros respiratorios
  • Anemia y otros trastornos hematológicos
  • Osteoporosis y otras alteraciones del metabolismo óseo
  • Problemas de fertilidad
  • Lesiones dermatológicas
  • Abortos espontáneos, embarazos de riesgo y mayor prevalencia de enfermedades congénitas

Una investigación que apareció en la revista Microbial Biotechnology de mayo se suma a hallazgos anteriores que sugieren que, debido a que las bacterias se adaptan a la contaminación radiactiva y por metales pesados, también desarrollan actividad para degradar antibióticos. Esto agravaría aún más el hecho de que la resistencia a los antibióticos es ya una importante crisis sanitaria mundial. 

Hay que considerar que existen ocupaciones con más riesgo de intoxicación por metales pesados, como los que realizan galvanizado, plomería, minería, pintura y reparación de baterías.

Diagnóstico y tratamiento de intoxicaciones

Existen las pruebas de metales pesados en sangre para medir sus niveles y otros componentes biológicos. Se usan para averiguar si la persona ha estado expuesta a ciertos metales y qué concentración existe en su cuerpo.

El médico podría pedir esta prueba en caso de sospechar de que tiene síntomas de intoxicación por metales pesados. Los síntomas dependen del tipo de metal y del grado de exposición.

Los metales que más comúnmente se analizan son el plomo, el mercurio, el arsénico y el cadmio. Los que menos se tienen en cuenta son el cobre, el zinc, el aluminio y el talio.

Lo básico es disminuir la exposición al metal. Si eso no reduce lo suficiente el metal en la sangre del paciente, se podría aplicar una terapia de quelación para eliminar el exceso en el cuerpo.

Por lo tanto, es fundamenta cuidar la alimentación y favorecer la ingesta de agua segura para prevenir una intoxicación por metales pesados, aunque esto no siempre es posible, debido a las múltiples fuentes de contaminación natural e industrial de donde provienen.

Además, se encuentran presentes en objetos y en materiales de uso cotidiano, que hay que eliminar de manera cuidadosa para no incrementar aún más su recirculación en la naturaleza.