Consumir suplementos de vitamina D no mejora la calidad ósea, ni previene fracturas
Son decenas los productos alimenticios de diario consumo que anuncian entre sus componentes la vitamina D, aparte de los suplementos que se expenden para suplir supuestos déficits de este micronutriente, que se activa en el organismo gracias a la radiación solar.
Algunos estudios observacionales han mostrado una asociación entre esta vitamina y la prevención de graves patologías crónicas como cáncer mamario y colorrectal, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico y diabetes mellitus, entre otras.
Pero donde los suplementos de vitamina D han gozado de una gran reputación al ser recomendados, desde hace mucho tiempo, entre la población de la tercera edad como tratamiento o prevención de la osteoporosis, dadas algunas evidencias tempranas que sugieren beneficios para la salud ósea.
Sin embargo, a la luz de las revisiones recientes- incluso algunas que se han realizado a partir de poblaciones numerosas- no se ha reportado ningún efecto benéfico de la suplementación con vitamina D en la densidad mineral ósea, ni en la prevención de fracturas por caídas.
El gran metanálisis
Recientemente, se publicó un estudio en la revista The Lancet Diabetes &Endocrinology , que fue conducido por investigadores de la Universidades de Auckland y de Aberdeen, que consiste en el metanálisis más grande realizado hasta la fecha, ya que incluye datos de 81 ensayos controlados aleatorios, (con un total de 53,537 participantes), y que pone en luz como la suplementación con vitamina D no tiene utilidad en la salud ósea, puesto que no previene fracturas, ni mejora la densidad ósea en la población adulta.
En el estudio, los autores agruparon los datos obtenidos de estos 81 ensayos según algunos criterios:
- La mayoría de los ensayos estudiaron solo la vitamina D, es decir, no se prescribió junto con los suplementos de calcio. Su duración aproximada fue de un año o menos.
- La mayoría incluyó mujeres mayores de 65 años (77% de los ensayos) que formaban parte de la comunidad estudiada y que recibieron dosis diarias de más de 800 UI por día (68% de los ensayos).
- Más del 50% de los ensayos se realizaron en poblaciones con concentraciones basales de vitamina D (medida como el metabolito en sangre 25-hidroxivitamina D (25 (OH) D) inferiores a 50 nmol/L, valor empleado como un indicativo de niveles bajos de vitamina D. Pero solo 6% se realizaron en poblaciones con deficiencia de vitamina D: valor de referencia de 25 (OH) D inferior a 25 nmol/L.
- La mayoría de los ensayos (91%) informaron que alcanzaron concentraciones de 25 (OH) D de 50 nmol /L o más, y aproximadamente la mitad informaron que lograron niveles de 25 (OH) D de 75 nmol/L o más.
Hallazgos clínicos
Los hallazgos indican que no hubo un efecto clínicamente significativo de la suplementación con vitamina D sobre la incidencia de fractura total, fractura de cadera o las caídas en un 15%, un umbral que se considera clínicamente significativo.
Incluso, al evaluar los casos con suplementaciones más bajas, hubo evidencia confiable de que la vitamina D tampoco reducía las caídas ni los casos de fracturas totales.
En los análisis secundarios en que se estudió la densidad ósea, se encontraron pequeñas diferencias para algunas zonas anatómicas, como la columna lumbar, el cuello femoral y para el esqueleto total, pero ninguna de ellas demostró ser clínicamente relevante. Además, los autores realizaron más de 60 análisis de subgrupos para corroborar estos hallazgos.
Limitaciones del estudio y recomendaciones
Si bien el grupo de investigadores señaló que pudo haber errores de sesgo y limitaciones metodológicas en algunos de los ensayos, ya que los datos para la ocurrencia de caídas se recopilaron de forma diferente en los distintos estudios, hecho que podría afectar los hallazgos realizados.
Además, indicaron que los ensayos con un menor tamaño muestral y que tuvieron una menor duración, tendieron a encontrar mayores asociaciones positivas con la vitamina D, en comparación con los ensayos con poblaciones más numerosas y de mayor duración.
Debido al pequeño número de ensayos con 25(OH) D por debajo de los 25 nmol/L (un total de 831 participantes), los investigadores indican que sería necesario realizar más estudios sobre el efecto de la suplementación con vitamina D en los sujetos con estos valores.
Como el estudio tampoco encontró diferencias significativas al comparar los efectos de dosis más altas en relación con aquellas más bajas de vitamina D, los científicos concluyen que existe poca justificación para usar suplementos de vitamina D para mantener o mejorar la salud musculoesquelética de los individuos en general.
Esta suplementación sí puede ser necesaria para la prevención de enfermedades raras como el raquitismo y osteomalacia en grupos de alto riesgo, que puede darse por la deficiencia de vitamina D posterior a una carencia prolongada de exposición a la luz solar.
Por lo anteriormente expuesto, el autor principal- Dr. Mark J. Bolland, de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda– señala que las pautas clínicas que continúan recomendando los suplementos de vitamina D para la salud ósea deben ser modificados a la brevedad posible para reflejar la nueva y sólida evidencia disponible: “Desde la última revisión importante de evidencia en 2014, se han publicado más de 30 ensayos controlados aleatorios sobre la vitamina D y la salud ósea, casi duplicando la base de evidencia disponible. Nuestro meta-análisis encuentra que la vitamina D no previene fracturas ni mejora la densidad mineral ósea, ya sea en dosis altas o bajas. Las guías clínicas deben cambiarse para reflejar estos hallazgos. Sobre la base de la evidencia existente, creemos que hay poca justificación para más ensayos de suplementos de vitamina D que tengan en cuenta los resultados musculoesqueléticos.”
Si bien aún queda mucha información por obtener en relación a los beneficios extra-esqueléticos de la vitamina D, en lo que se está trabajando actualmente, con aproximadamente unos 100,000 participantes en ensayos aleatorios controlados con placebo en base a la ingesta de suplementos de vitamina D, que deberían aportar datos de aquí a 3 años más.