Actividad cerebral excesiva reduce el tiempo de vida y aumenta el riesgo de Alzheimer
Existen muchos factores que influyen en el tiempo que puede vivir una persona, como por ejemplos los genes, están fuera de nuestro control. Otros, como su estilo de vida y su entorno , son un poco más fáciles de modificar, para mejorar la calidad de vida y su duración.
Dentro de las condiciones para mantenerse sano física y cognitivamente ha predominado el pensamiento preventivo para saber cómo proteger el cerebro que envejece, respaldado por una extensa investigación que muestra que hay muchos beneficios al mantenerse activa física y mentalmente a medida que las personas envejecen.
La proteína de la longevidad
Pero a nivel cerebral se ha observado que cuando las personas envejecen hay muchos cambios en la actividad cerebral, debido a la actividad del gen REST, que codifica para la proteína del mismo nombre, que actúa como un regulador que enciende o desactiva los genes del envejecimiento en el cerebro humano.
La función de la proteína REST en las células cerebrales consiste en anular aquellos genes que provocan la muerte de las células a causa del envejecimiento- que se asocia al desarrollo de Alzheimer- además de proteger de la neurodegeneración al limitar el efecto oxidativo celular.
Estudios previos habían sugerido que el sistema nervioso jugaba un papel clave en la regulación del envejecimiento, pero hasta el descubrimiento de esta proteína clave no habían podido identificar los mecanismos que podían explicar esta relación.
Menor actividad, mayor duración
Investigadores del Instituto Blavatnik de la Facultad de Medicina de Harvard (EEUU) analizaron el tejido cerebral post mortem donado a bancos de cerebro humano por personas de entre 60 y 70 años de edad, hasta longevos que vivieron hasta los 100 años o más.
La información se había recopilado por medio de tres estudios de investigación separados de adultos mayores. Los cerebros analizados en este estudio provenían de individuos cognitivamente sanos.
Los resultados de este estudio, que fueron publicados en la revista Nature, sugieren que mayor cantidad no siempre se traduce en calidad: «Un aspecto intrigante de nuestros hallazgos es que algo tan transitorio como el estado de actividad de los circuitos neuronales podría tener consecuencias para la fisiología y la duración de la vida«, según explica el autor principal del estudio, Bruce Yankner -profesor de genética y neurología en la Escuela de Medicina de Harvard- puesto que la actividad cerebral excesiva podría ser dañina.
El equipo descubrió que las personas que murieron antes de los 80 años tenían niveles cerebrales más bajos de la proteína REST, en comparación con las personas más longevas. Si bien REST ya había demostrado tener un efecto protector contra la enfermedad de Alzheimer, no sabían si REST protegía a las personas de la muerte o era solo un signo de un mayor envejecimiento cerebral.
En el estudio se evidenció una notable diferencia entre los participantes del estudio más viejos y más jóvenes, dijo Yankner: las personas más longevas- mayores de 85 años- presentaban una menor expresión de genes relacionados con la excitación neuronal que las que murieron entre los 60 y los 80 años, hecho que evidenció que esta proteína también suprime la excitación neural.
REST en animales
Puesto que en la actualidad no es posible medir REST en los cerebros de personas vivas, los científicos realizaron experimentos en un tipo de nematodo, el Caenorhabditis elegans- conocidos por sus largas vidas- y ratones genéticamente modificados, para probar si esta proteína desempeña un papel en la vida.
La modificación en la expresión del gen REST en los modelos animales condujo a diferentes resultados. Al disminuir REST hubo una mayor actividad neuronal y muertes más tempranas, mientras que estimular la actividad y síntesis de REST hizo que la actividad cerebral de los gusanos disminuyera y vivieran más tiempo.
En el caso de los ratones genéticamente modificados carentes del gen REST también tenían más probabilidades de tener experimentar una actividad cerebral incrementada, incluidas las explosiones de actividad, similares a las convulsiones.
Pese a este descubrimiento, todavía no está claro cómo estas diferencias en la actividad cerebral a nivel celular se traduce en diferencias cognitivas o el comportamiento en las personas.
Bruce Yankner, contó que su laboratorio ya está haciendo un seguimiento para ver si afectar la actividad de REST por medio del uso de medicamentos podría conducir a nuevas formas de tratar enfermedades neurodegenerativas o el envejecimiento mismo.
Investigaciones relacionadas también con REST podrían ser de interés al tratar de comprender cómo las intervenciones alternativas como la meditación- que afecta los ritmos neuronales- podrían funcionar como un tratamiento preventivo e casos de pérdida temprana de memoria, dijo Yankner.
En palabras de Yankner:»Creo que la implicación de nuestro estudio es que con el envejecimiento, hay una actividad neuronal aberrante o perjudicial que no solo hace que el cerebro sea menos eficiente, sino que es perjudicial para la fisiología de la persona o el animal, y como resultado reduce la vida útil. “.