Hongos para diagnóstico y control biológico de 4 especies de Candida
Los hongos han jugado un papel muy importante para las investigaciones científicas. Pueden ser los causantes de enfermedades y, al mismo tiempo, la respuesta para protegernos de ciertos padecimientos. Gracias a sus características, son usados en distintas áreas, desde la alimenticia, la medicina, hasta la bioquímica y la ingeniería. Los cultivos pueden ser destinados como alimentos o como degradadores de desechos.
En México y en el mundo, se han realizado estudios para clasificar especies de hongos; conocer sus componentes bioactivos; utilizarlos en pro del cuidado del medio ambiente; y para crear tratamientos adecuados cuando dañan la salud, como lo hacen ahora investigadores del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (Ipicyt).
Candida, el hongo que se aprovecha de personas inmunodeprimidas
Más de 200 hongos pertenecen al género Candida. Algunas de estas especies comen mamíferos. Quince de ellas han sido asociadas a enfermedades humanas. Asimismo, pueden ser patógenas si el sistema inmune tiene deficiencias severas, como cáncer, trasplantes, estancias prolongadas en cuidados intensivos; o han estado en terapias largas con antibióticos.
Beatriz Castaño, del IPICYT, desarrolló, junto a sus colaboradores, un método de diagnóstico para detectar cuatro especies de Candida. Estas especies son: albicans, glabrata, tropicalis y parapsilosis. Los métodos actuales para identificarlas tardan mínimo una semana, lo que pone en estado crítico al paciente. Son responsables del 90% de los casos de candidemia.
Para saber qué especie está atacando, se crean muestras de hemocultivos de pacientes en riesgo para aplicar el tratamiento cuanto antes; de lo contrario, la posibilidad de muerte aumenta más del 40 por ciento.
Esta investigación ha logrado cuatro patentes, tres en México y una en Europa. El método ha sido probado con más de 300 muestras con 100% de aciertos en la identificación de las especies de Candida. Lo anteriores de suma importancia porque, al saber exactamente cuál es especie que infecta, se da el tratamiento correcto.
Gracias a este nuevo método, el diagnóstico se hace en menor tiempo —un sólo día es necesario—, y no es necesario contar con una gran cantidad de especialistas; esto también se traduce en menores costos.
Este estudio cuenta con financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), desde 2005.
Hongos como agentes degradadores
Cada día, en promedio tiramos 1.2 kilogramos de basura. Muchos de los residuos que desechamos se pueden reciclar; sin embargo, terminan en tiraderos a cielo abierto. Como consecuencia, estos sitios terminan como lugares no controlados debido a la gran cantidad de basura que reciben diariamente.
El Estado de México, Jalisco, y la Ciudad de México son las entidades que concentran el 33% del volumen de basura total del país. Los esfuerzos de los científicos por ayudar a reducir la cantidad de desechos que se generan y poder aprovecharlos en otras áreas continúan.
En 2016, por ejemplo, se investigadores mexicanos de Tlaxcala, comenzaron a trabajar hongos que degradan plásticos en menos de tres días. Con el apoyo de especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana y la Universidad Popular Autónoma de Puebla, encontraron hongos fitopatógenos y comestibles para combatir el tardado proceso de descomposición de los polímeros. Por su parte, en el Instituto Politécnico Nacional, también se han realizado proyectos de investigación de microorganismos degradadores de PET.
Ahora, Conacyt ha dado a conocer que el doctor Jorge Luis Folch, del Centro de Investigación en Biotecnología de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, estudia el potencial del hongo Trichoderma para degradar biomasa vegetal.
De acuerdo con el investigador, los hongos en general son los expertos en la degradación y separación de los componentes de la biomasa vegetal. A través de la biología molecular y la bioquímica, se usan para deconstruir los desechos.
Trichoderma: un agente de control biológico
El género Trichoderma comprende una enorme cantidad de cepas; en su mayoría son aislados de suelos boscosos o agrícolas; son fáciles de cultivar in vitro. Su olor es dulce gracias a su esporulación verde, que es un compuesto volátil biológicamente activo.
Cuando se trata de separar desechos, los hongos son las estrellas; en especial cuando en sus estructuras tienen ramificaciones diferentes. Las “tijeras” utilizadas para separarlos se llaman enzimas. Con este se hacen fracciones con diferentes propiedades que pueden servir para crear fármacos antiinflamatorios; o para elaborar productos de interés comercial e industrial como pegamentos y aislantes térmicos. Los hongo del grupo Trichoderma son parte de ese mecanismo de desconstrucción.
Loosenina, la proteína que facilita la descomposición del plástico
El grupo de investigación del doctor Folch, descubrió, en 2011, la proteína capaz de distender la estructura de los polímeros para facilitar su degradación. Ésta se crea en el hongo Bjerkandera adusta y se llama Loosenina. La proteína permite la entrada del agua y de las enzimas que actúan como esas tijeras; de esta manera, se obtienen las fracciones que inician el proceso de descomposición.
Con estos conocimientos, se logran desarrollar innovaciones en pro del desarrollo humano y del cuidado del medio ambiente.