Bacterias intestinales en niños desnutridos ayudan en su recuperación
Dentro de la desnutrición existen cuatro tipos principales: emaciación (insuficiente peso con respecto a la talla), retraso del crecimiento (talla insuficiente en relación a la edad), insuficiencia ponderal (menor peso en relación con su edad), y carencias de vitaminas y minerales. A causa de estas falencias los niños, son mucho más susceptibles ante la enfermedad y tienen mayor riesgo de muerte.
La desnutrición asociada al retraso del crecimiento impide que los niños alcancen su potencial físico y cognitivo. Incluso después de que los niños desnutridos ingieren la cantidad y calidad de alimento suficiente, a menudo dejan de crecer. Sus cerebros no se desarrollan adecuadamente y son más susceptibles a las enfermedades, incluso después de muchos años.
Estas graves alteraciones son consecuencia de una desnutrición crónica o recurrente, generalmente asociadas a condiciones socioeconómicas deficitarias, madre poco saludable, enfermedades recurrentes y/o a una alimentación o cuidados inadecuados para el lactante y el niño pequeño.
Anualmente, más de 3 millones de niños menores de 5 años mueren de desnutrición o por causas relacionadas, a nivel mundial. Del total, el 80% de los casos de desnutrición en sus formas más agudas están concentradas en 20 países del mundo, más puntualmente en África subsahariana y en algunas regiones del sur de Asia.
Microbioma y nutrición
Tahmeed Ahmed, director de investigación nutricional del Centro Internacional para la Investigación de Enfermedades Diarreicas, Bangladesh, en Dhaka, ha trabajado durante 30 años para ayudar a los niños desnutridos para obtener una mejor recuperación.
Junto a Jeffrey Gordon, de la Universidad de Washington en St. Louis, Missouri, se preguntaron si el microbioma también podría desempeñar un papel en la desnutrición. Esta investigación conjunta dio como resultado en 2014 el hallazgo que el microbioma intestinal normalmente «madura» cuando un bebé crece y se convierte en un niño pequeño. También notaron que el microbioma permanece inmaduro en niños con desnutrición severa.
Desnutrición infantil, alimentos y bacterias
Para descubrir cuáles de las numerosas cepas del microbioma están vinculadas a la maduración, Arjun Raman, postdoctorado en el laboratorio de Gordon, analizó datos de muestras fecales que el equipo de Ahmed había recolectado mensualmente de 50 bebés sanos en Bangladesh, a medida que crecían.
Raman identificó 15 tipos de bacterias que aumentaron y disminuyeron en relación a la maduración del microbioma, por lo que los científicos pensaron que estimular o suprimir estos gérmenes podría servir para ayudar a los niños a recuperarse de la desnutrición. Para poner a prueba esa idea, requerían una forma efectiva de monitorear la recuperación, para lo cual una estudiante graduada en el laboratorio de Gordon, Jeanette Gehrig, y sus colegas monitorearon más de 1,000 proteínas y metabolitos- como grasas y aminoácidos- para detectar modificaciones a medida que crecían los niños sanos y se recuperaban los desnutridos.
Gehrig y el equipo probaron los efectos de diversos alimentos en ratones y lechones libres de gérmenes, a los cuales les fueron trasplantados microbiomas de bebés desnutridos, para encontrar alimentos que pudieran «estimular el crecimiento de la microbiota«, dice Gordon. La leche en polvo y el arroz, componentes estándar de la ayuda alimentaria, no estimularon la maduración, pero las harinas de garbanzos, plátanos, soja y maní ayudaron a que los microbiomas maduraran.
Posteriormente, los investigadores alimentaron a ratones y lechones con suplementos que combinaban los cuatro alimentos y vieron que los microbiomas de los animales maduraron y su crecimiento mejoraba, por lo que «Este estudio señala la importancia y la utilidad de los nutrientes seleccionados cuidadosamente para apoyar a los miembros clave de una microbiota«, dice Relman.
Finalmente, Ahmed, Gordon y sus colegas compararon los suplementos nutricionales con el grado de recuperación en aproximadamente 60 niños desnutridos de Bangladesh, durante 1 mes, que si bien fue muy poco tiempo para evaluar la recuperación física a largo plazo, sirvió para evidenciar los efectos positivos de los cuatro alimentos, así como la mejoría en las bacterias maduras, según informaron en Science.
Los resultados sugieren una forma de mejorar la nutrición incluso en niños bien alimentados, según explica Gehrig: “Para empezar, si los padres conocen los mejores alimentos para alimentar a sus hijos y para apoyar el desarrollo de su microbiota intestinal, podríamos prevenir la desnutrición y la microbiota inmadura”.
Ahmed está coordinando en Bangladesh una iniciativa para proporcionar una dieta que estimule el microbioma en un grupo más grande de niños desnutridos. El equipo seguirá a los niños durante 3 meses, el tiempo suficiente para ver si los efectos beneficiosos se traducen en un desarrollo saludable. Tiene la esperanza, dice, de que «esto puede cambiar las reglas del juego en el tratamiento de la desnutrición«.