Los trastornos de ansiedad y su relación con genes mitocondriales

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Un término que engloba una serie de afecciones se refiere a trastornos de ansiedad, cuyo común denominador es la manifestación de síntomas como sentimientos de preocupación, miedo y pánico. Estas condiciones incluyen trastorno de ansiedad general, trastorno de pánico, trastorno de ansiedad social y mutismo selectivo.

Dentro de los factores de riesgo que predisponen a este tipo de trastornos, el estrés -particularmente el sufrido  durante la infancia- juega un papel clave en su desarrollo. Otros factores de riesgo incluyen ser de sexo femenino y tener un familiar con antecedentes de ansiedad o trastornos depresivos.

Si bien los expertos han logrado identificar estos factores de riesgo, no está claro qué determina que algunas de las personas que han sido expuestas al estrés desarrollen un cuadro de ansiedad clínica, por lo que esta respuesta podría hallarse en los mecanismos moleculares vinculados a la influencia que ejercen los factores ambientales en la ansiedad.

A nivel mundial, se calcula que más de 260 millones de personas  padecen de tienen trastornos de ansiedad. Según datos proporcionados por la última Encuesta Nacional de Epidemiología y Psiquiatría, un 14,3% de la población mexicana vive con alguno de estos cuadros.

Resistencia al estrés en ratones

Iiris Hovatta, profesora del Departamento de Psicología y Logopedia de la Universidad de Helsinki en Finlandia, junto con un equipo de colaboradores internacionales, ha estado investigando qué vías biológicas están implicadas en la ansiedad relacionada con el estrés, tanto en modelos de ratones y humanos, hallazgos que presentó recientemente en la revista PLOS Genetics.

El equipo había demostrado anteriormente que los ratones de laboratorio varían en su resistencia al estrés, al igual que los humanos. Además, observaron que este porcentaje de ratones resistentes es distinto según las cepas: el porcentaje de resiliencia varía del 5% en la cepa de ratón DBA / 2NCrl (D2) al 69% en la cepa C57BL / 6NCrl (B6).

«Las razones subyacentes de estas diferencias aún no se entienden completamente, pero implican una interacción de factores genéticos y ambientales complejos que varían entre los individuos, lo que resulta en susceptibilidad al estrés o resistencia«, explica Hovatta.

Al presentar sus últimos descubrimientos, Hovatta y sus colegas hicieron uso de los antecedentes del estudio previo, para estudiar los cerebros y la sangre de los animales que pertenecen a estas dos cepas ( DBA / 2NCrl (D2) y C57BL / 6NCrl (B6)) después de exponerlos a lo que llaman estrés crónico de derrota social (CSDS):

«Se trata de 10 días de breve confrontación diaria de dos ratones […] machos, un agresor residente y un intruso que reacciona con un comportamiento defensivo, de vuelo o sumiso«.

Explican los autores: «Aunque todos los ratones derrotados experimentan estímulos estresantes, solo algunos desarrollan síntomas relacionados con el estrés, medidos como evitación social, lo que lo convierte en un excelente modelo para investigar los mecanismos asociados con la susceptibilidad y la resistencia».

Después de la prueba CSDS, los animales mostraron cambios significativos en la expresión génica y las concentraciones proteicas en una región del cerebro llamada núcleo del lecho de la estría terminal (BNST)- estructurada ubicada en el prosencéfalo- a la que los investigadores relacionan cada vez más con las condiciones de salud mental relacionadas con el estrés.

Estos cambios tuvieron una asociación particularmente prominente con las mitocondrias -organelas responsables de la producción de la energía en la célula- donde observaron que en la cepa de ratón D2 susceptible al estrés, varios genes relacionados con las funciones mitocondriales se expresaron en niveles más bajos, mientras que en la cepa de ratón B6- resistente al estrés- se expresaron en niveles más elevados.

Expresión génica y ataque de pánico

En la segunda fase del estudio, Hovatta y sus colegas trabajaron con 21 voluntarios- 6 hombres y 15 mujeres- que asistieron a la unidad ambulatoria de trastorno de ansiedad en el Instituto de Psiquiatría Max Planck en Munich, Alemania. Estos participantes tenían un diagnóstico de trastorno de pánico, para el cual no habían ingerido medicación.

El experimento realizado por el equipo consistió en exponer a cada voluntario al desencadenante que los hacía experimentar un ataque de pánico y recolectar muestras de sangre en tres momentos: antes del estímulo, 1 hora y 24 horas después de la exposición.

Cuando analizaron la expresión génica en las células sanguíneas de los voluntarios, evidenciaron cambios en los genes asociados con las mitocondrias: los cambios en la expresión génica guardaba similitud con el patrón observado en los ratones D2 expuestos a CSDS, con la subexpresión de varios genes mitocondriales:

«Por lo tanto, aunque encontramos patrones de expresión génica opuestos en las dos cepas de ratón, el patrón de la cepa de ratón altamente susceptible al estrés se parecía al de los pacientes con trastorno de pánico”, en palabras de los investigadores.

Al analizar los resultados obtenidos, el equipo piensa que la expresión reducida de varios genes mitocondriales de gran importancia para su normal funcionamiento podría conducir a cambios metabólicos tanto en ratones como en personas que experimentan ansiedad inducida por el estrés.

Hovatta hace énfasis sobre la importancia de investigar y descubrir los mecanismos biológicos que subyacen a la ansiedad inducida por el estrés en humanos y modelos animales, a fin de desarrollar terapias de mayor eficacia, que mejoren la calidad de vida de estos pacientes:

«Se sabe muy poco acerca de cómo el estrés crónico puede afectar el metabolismo de la energía celular y, por lo tanto, influir en los síntomas de ansiedad. Los mecanismos subyacentes pueden ofrecer una clave para nuevos objetivos, para intervenciones terapéuticas de enfermedades relacionadas con el estrés«.