Leucemia: todo lo que siempre quisiste saber

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La leucemia es una forma de cáncer en la sangre, que afecta a la médula ósea, que es donde se empiezan a producir células sanguíneas anormales (leucémicas). Al invadir la médula, produce cuadros como anemias, infecciones y sangrados. Existen distintos tipos de leucemias, según la rapidez de su curso y según las células que se ven afectadas.

De acuerdo con el tipo del que se trate y de la edad del paciente, depende el tratamiento, pronóstico y sobrevivencia.

En México, entre la población general, se registra una incidencia anual de leucemias agudas de 2 casos cada 100 000 habitantes, los cuales corresponden en un 1,3 % a leucemia linfoide (LLA) y en un 0,7 % a leucemia mieloide (LMA).

¿Qué es la leucemia?

La leucemia se utiliza para definir a un grupo de enfermedades malignas de la sangre, que se origina principalmente en la médula ósea.

Se caracteriza por provenir de una célula sanguínea anormal que se reproduce de forma autónoma, sin experimentar el ciclo completo de maduración y muerte. Esto implica que una célula sanguínea en un etapa temprana sufre un cambio genético que ocasiona que se reproduzca a sí misma (clon) y de forma desordenada.

Las células anómalas de la leucemia, especialmente leucocitos inmaduros, van invadiendo gradualmente el espacio de la médula ósea normal y desplazando a la población celular normal (leucocitos, eritrocitos y plaquetas). Esto se traduce en anemia progresiva, sangrado anormal y predisposición a las infecciones.

Por otro lado, cuando las células anormales invaden otros tejidos, producen una falla funcional del órgano que es ocupado.

Factores de riesgo

La leucemia crónica es común en adultos, mientras que la aguda se da más en la población infantil.

Algunos de los factores de riesgo son:

  • Desordenes genéticos
  • Historia familiar
  • Exposición a ciertos productos químicos (mutágenos)
  • Radiación o quimioterapia previa
  • Ser fumador

Clasificación de las leucemias

Existen dos formas de clasificar a las leucemias.

1- En función de la rapidez de su producción y de su empeoramiento:

  • Leucemias agudas: Se producen rápidamente. El número de células leucémicas aumenta rápidamente e invaden la médula ósea con sus formas inmaduras (blastos). Los niños tienen más probabilidades de ser diagnosticados con leucemia aguda.
  • Leucemias crónicas: Se producen lentamente. Al principio, las células leucémicas son muy similares a las normales. A veces, el primer signo de enfermedad puede ser el hallazgo en un análisis de sangre de rutina.

2- En función de las células afectadas:

  • Leucemia mieloide
  • Leucemia linfoide

Al combinar ambas clasificaciones, según el linaje celular (linfoide o mieloide) y su rapidez de aparición (aguda o crónica), tenemos que los tipos más comunes de leucemia son:

  • Leucemia mieloide aguda (LMA): 32 %.
  • Leucemia linfoblástica aguda(LLA): 10 %.
  • Leucemia mieloide crónica (LMC): 14 %. En esta enfermedad es característica la presencia del cromosoma Filadelfia, un marcador cromosómico que se asocia a malignidad. Se presenta con una gran leucocitosis, trombocitosis y marcada esplenomegalia. 
  • Leucemia linfocítica crónica (LLC): 35 %. Ocurre más frecuentemente en adultos.
  • Otras leucemias: 11 %.

¿Cuáles son los signos y los síntomas de la leucemia?

Una de las principales manifestaciones de la leucemia es la inflamación o el agrandamiento de los ganglios linfáticos (adenomegalia).

Según el tipo de leucemia y la línea celular más afectada (eritrocitos, leucocitos o plaquetas) los síntomas pueden variar y es posible que no sean evidentes de inmediato. Puede presentarse:

  • Adenomegalia
  • Disnea
  • Fatiga
  • Fiebre
  • Sangrado nasal o de encías
  • Hemorragias de diversas zonas
  • Anemia
  • Debilidad, mareos
  • Infecciones crónicas
  • Hematomas sin causa aparente
  • Anorexia
  • Distensión abdominal
  • Pérdida inexplicable de peso
  • Manchas en la piel, incluidas petequias
  • Dolor óseo
  • Sudoración excesiva, especialmente nocturna

Por su parte, en el síndrome infiltrativo, que se refiere a la invasión de células de leucemia en cualquier tejido, se presenta:

  • Hepatomegalia o esplenomegalia.
  • Alteraciones del sistema nervioso central (SNC), que puede manifestarse en crisis convulsivas, fuertes cefaleas, entre otros síntomas.
  • Compromiso de los tejidos blandos, como testicular y de las encías.

Las leucemias crónicas son de curso indolente y hasta un 50 % de los casos se detectan en un chequeo de laboratorio en voluntarios que se consideran sanos.

En un determinado momento, estas leucemias crónicas pasan a una fase de agudización, donde manifiestan sintomatología variada.

Diagnóstico y tratamiento

Un análisis de sangre, como el hemograma, se realiza para buscar recuentos sanguíneos anormales, típicos de la leucemia. También se puede realizar una biopsia de médula ósea o de un tejido que parezca estar afectado.

Otros análisis incluyen pruebas genéticas para detectar cromosomas anómalos y mutaciones específicas, asociadas a determinados tipos de leucemias.

También se realizan exámenes de imágenes, como radiografías o tomografías computarizadas (TAC).

El diagnóstico temprano y específico es esencial para administrar la terapia adecuada.

Cuando se administra el tratamiento, un médico puede usar:

  • Quimioterapia: Es la principal forma de tratamiento para la leucemia. Se aplican medicamentos vía oral o endovenosa para matar los blastos leucémicos.
  • Terapia biológica: Ayuda al propio sistema inmunitario a reconocer y a atacar las células leucémicas.
  • Terapia dirigida: Atacan moléculas o acciones específicas de las células cancerosas.
  • Radioterapia: Emplea rayos X u otros haces de alta energía para dañar las células leucémicas y detener su crecimiento.

La radioterapia puede utilizarse previamente a un trasplante de células madre.

¿Qué tan grave es la leucemia?

En el caso de la leucemia mieloide aguda (LMA), que es casi exclusiva de los adultos, 1 de cada 10 pacientes muere antes de que se inicie el tratamiento. La tasa de sobrevivencia a 5 años para las personas de 20 años de edad es aproximadamente del 24 %. Para las personas menores de 20 años, esta tasa es de 67 %. Pero, en el caso de los mayores de 65 años, resulta mortal a los 5 años del diagnóstico en hasta el 90 % de los afectados.

Algunos tipos de leucemia son de progresión lenta, como es el caso de la leucemia linfocítica crónica (LLC), que es curable en muy contadas ocasiones. Pero, en general, se desarrolla muy lentamente y raramente requiere tratamiento. Estos pacientes sobreviven a un promedio de 15 años o más.

El pronóstico y la tasa de sobrevivencia de la leucemia depende del tipo del que se trate, la edad y la presencia de patologías previas.

Cuando esta neoplasia maligna se detecta en etapas más tempranas, generalmente es más fácil de tratar. Además, es más factible que el paciente pueda entrar en una etapa de remisión, que es la ausencia de signos o síntomas de leucemia, que puede ser temporal o permanente.