¿La COVID-19 podría convertirse en una gripe estacional?
Los hallazgos parecen indicar que el SARS-CoV-2 continuará circulando por el mundo, quizás manteniendo su transmisibilidad entre huéspedes intermedios y humanos. Pero se prevé que se convertirá en una gripe estacional y disminuirá ostensiblemente su peligrosidad y mortalidad.
COVID-19 y fin de la pandemia
Pese a que la COVID-19 ha enfermado a más de 16,5 millones de personas en el mundo y está evidenciando algunos rebrotes, los expertos dicen que la pandemia terminará en algún momento. Esto se debería a la existencia de suficientes personas que han sido infectadas, a la inmunidad de rebaño o inmunidad cruzada con otros coronavirus. Esto se sumaría a la aplicación de una vacuna segura y efectiva contra la enfermedad.
Se cree que el virus continuará circulando en niveles más bajos en todo el mundo. Habrá brotes esporádicos a través del tiempo, aún con la implementación de una vacuna, puesto que reducirá la incidencia de COVID-19, pero nunca se erradicará por completo.
Estos rebrotes dependerán de la duración de la inmunidad. Es decir, si solo dura unos pocos meses o un par de años podría haber una gran pandemia seguida de brotes más pequeños cada cierto número de meses o años.
Inmunidad y vacuna
Actualmente no está claro cuánto dura la inmunidad frente a la COVID-19, debido al escaso tiempo que ha estado infectando a los humanos. Sin embargo, hay estudios que evidencian que los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 disminuyen notablemente a los 2-3 meses después de la infección.
En el caso de los coronavirus relacionados, sirven para hacer una comparación útil: con el SARS, los anticuerpos disminuyen después de dos años. Por su parte, las inmunoglobulinas contra los coronavirus que causan resfríos comunes desaparecen en solo un año. Por lo tanto, cuanto más rápido cae la protección humoral, más difícil es lograr la erradicación de la enfermedad.
Estos datos también tienen implicaciones en una vacuna contra la COVID-19, pues cuando esté disponible, podría requerir dosis de refuerzo para mantener la inmunidad a través del tiempo.
Es posible que se instaure dentro de un calendario de vacunación, en el que se indique todos los años, como la vacuna contra la gripe, o cada dos años.
Incluso si el virus lograra ser eliminado de la población humana, podría seguir circulando en los huéspedes intermedios e infectar nuevamente a nuestra especie al tomar contacto con estos reservorios.
La existencia de reservorios animales, que siguen teniendo estrecho contacto con los humanos, implica que la infección vuelva a circular. Esta es la razón por la cual los científicos no hablan de «erradicación» de estos virus.
¿Otro virus estacional?
Con el tiempo, el SARS-CoV-2 puede constituirse en otro virus respiratorio estacional. Esto implica que la COVID-19 puede convertirse en una gripe estacional. Los virus son los responsables de una proporción considerable de resfríos comunes en el mundo, como 229E, OC43, NL63 y HKU1.
Estos coronavirus fríos son tan comunes que es probable que todos hayamos estado infectados en algún momento, incluso varias veces. Pueden causar brotes de gravedad, especialmente en los ancianos, pero en baja proporción.
Los virólogos se plantean si los coronavirus del resfrío común también comenzaron como una pandemia, antes de establecerse como virus de circulación rutinaria entre los humanos.
En el caso de la gripe o influenza, consta de varias cepas diferentes de virus que circulan estacionalmente. Después de pandemias como la gripe H1N1 de 2009, también conocida como gripe porcina, la cepa pandémica no desapareció, sino que se convirtió en una de gripe estacional que circula todo el año, pero que alcanza su punto máximo durante el invierno.
Pero los picos estacionales nunca alcanzan a convertirse en pandemia, debido a la inmunidad de la población. Después, aparece una nueva cepa, contra la cual las personas no tienen inmunidad. Esta desencadena una nueva pandemia y luego se convierte en la nueva cepa estacional dominante.
Contagiosidad versus mortalidad
En 2005, en Bélgica, un grupo de biólogos estudiaron mutaciones en el coronavirus frío OC43, que probablemente evolucionó a partir de un coronavirus estrechamente relacionado que infecta a las vacas.
Los investigadores pudieron datar el contagio de las vacas a los humanos a fines del siglo XIX. Alrededor de esa fecha, una enfermedad respiratoria altamente infecciosa estaba matando vacas.
Llamativamente, en 1889, una pandemia causó una gran mortalidad humana en todo el mundo. La población mayor era la más susceptible. Sus síntomas se relacionaron con la influenza, debido a los anticuerpos encontrados en los sobrevivientes medio siglo después. Pero no se demostró definitivamente el agente etiológico a partir de muestras tisulares.
Esto lleva a especular que el virus ha sido traspasado desde las vacas a los humanos. De haber sido así, también podría suceder que el SARS-CoV-2 se volviera menos mortal con el tiempo, como pasó con esta cepa de resfrío común.
Los otros cuatro coronavirus del resfrío también pueden ser menos mortales porque todos nos hemos contagiado en la infancia e, incluso, si volvemos a tenerlos, nuestra inmunidad puede prevenir una enfermedad grave.
Todo esto, junto con la inmunidad proporcionada por una esperada vacuna, significa que es probable que la COVID-19 se convierta en una gripe estacional en el futuro. Esto podría ofrecer alguna esperanza de retorno a la normalidad en el mediano plazo.
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