¿Cómo un tatuaje puede ayudar a las víctimas de violencia sexual?
Los tatuajes han estado presentes desde la antigüedad en diferentes civilizaciones, y han servido para diferentes propósitos.
En la práctica, tatuar es depositar un pigmento dentro de la piel con la intención de dejar una marca permanente.
Esa marca en algunas tribus es un símbolo de pertenencia e identificación para ciertas profesiones, grupos culturales, e, incluso, mafias. Con el paso de los años, los tatuajes han sido aceptados también como forma de expresión.
Investigaciones previas han dividido a los tatuajes en tres categorías:
- traumáticos, en los cuales alguna sustancia, accidentalmente, penetró la piel;
- cosméticos, que son micropigmentos para un maquillaje permanente o con propósitos terapéuticos para corregir alguna desfiguración de la piel;
- y decorativos.
Recientemente, se ha dado a conocer que los tatuajes pueden ser una especie de terapia para las víctimas de violación y violencia sexual.
Quizá una de las primeras pruebas de ello se dio en la entrega de Premios Oscar en 2016:
Lady Gaga se presentó y, junto con ella, 50 sobrevivientes de violencia sexual subieron al escenario. Algunas de esas personas se realizaron un tatuaje común para simbolizar un pacto entre ellas.
El tatuaje se inspiró en la estructura del ADN y en el símbolo infinito; además, integró la flor favorita de Lady Gaga, la rosa blanca, como un símbolo de crecimiento.
Este movimiento inició con la intención de apoyar a quienes han sufrido violencia sexual, tanto hombres como mujeres. Asimismo, ha significado la oportunidad de seguir adelante para esas personas.
En enero de este año, December Maxwell, actualmente estudiante de Ph.D. en la University of Texas y quien fuera víctima de violación en su infancia, publicó un estudio en la revista Deviant Behavior.
En él, sugiere que tatuarse puede ser una terapia para sobreponerse al trauma de este tipo de violencia.
La investigadora habló con 10 sobrevivientes de violación y violencia sexual sobre las motivaciones que las llevaron a hacerse tatuajes tras ese evento traumático. En las respuestas, encontró razones muy diferentes a los motivos comunes.
Según Maxwell, al tatuarse, las personas resignifican la relación con sus cuerpos.
Es una experiencia catártica que comienza desde la decisión de hacerse el tatuaje; pasando por la elección del diseño que simbolice la experiencia; hasta el resultado final.
Así, para las sobrevivientes significa tomar de nuevo el control de sus cuerpos y de los ambientes donde se desenvuelven; de igual manera, se convierte en su postura ante una sociedad donde el patriarcado predomina.
La autora de la investigación asocia esa decisión con la terapia de arte tradicional; en la cual las personas dibujan algo relacionado con el sentimiento que les generan sus experiencias. Sin embargo, a diferencia de la terapia de arte, para los sobrevivientes de violencia sexual , tatuarse los lleva a hablar sobre cómo el miedo y el dolor fueron parte del proceso de sanación.
En el análisis, las víctimas de violencia sexual se sintieron estigmatizadas, tanto por el evento traumático como por la decisión de tatuar su cuerpo. Esos motivos las llevaron a evitar la terapia tradicional; pero encontraron en los tatuajes un método alternativo y efectivo.
Un reporte de 2013 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que el 35% de las mujeres en todo el mundo han experimentado violencia física o sexual por parte de su pareja o de otra persona.
Durante ese tipo de asaltos, indican los expertos, un individuo puede pelear o paralizarse.
En cualquier caso, tras la situación, la información comienza a asimilarse; por eso, es normal tener la sensación de estrés o agitación, problemas para dormir o tener pensamientos intrusivos.
El proceso para superarlos puede ser largo y doloroso; no obstante, con el apoyo de terapias, es posible aceptar lo que sucedió sin culparse y tener resultados benéficos en la calidad de vida.
En el caso de los tatuajes, se ha observado que funcionan como un recordatorio de la posibilidad de sanar y como un mecanismo para volver a sentirse en control.
Por supuesto, otros especialistas señalan que no es una forma definitiva para solucionar el problema, pues puede ser solo una distracción: curar el dolor con otro dolor.
December Maxwell aseguró a CNN que está de acuerdo con que el proceso de recuperarse del trauma con tatuajes debe apoyarse en otro tipo de terapia; así, se evitará que los tatuajes se conviertan en la única manera de procesar los eventos de la vida.