Cáncer de piel: tipos y prevención

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Los órganos internos, los músculos y el esqueleto están cubiertos por piel, un solo órgano tan expuesto al exterior que puede sufrir lesiones y enfermedades. Así que, para reducir los daños y para saber cómo evitar padecimientos graves, es importante conocer qué es el cáncer de piel, sus tipos y su prevención.

Además de protegernos de agentes externos del ambiente, como bacterias y sustancias químicas, la piel nos ayuda a regular nuestra temperatura a través de la contracción o de la dilatación de vasos sanguíneos, gracias a las sustancias que secreta y a la melanina, un pigmento químico que hace frente a los rayos ultravioletas.

La piel cuenta con tres capas diferentes:

  • Epidermis, la parte exterior o visible.
  • Dermis, la capa interna con los vasos linfáticos, folículos pilosos y glándulas.
  • Hipodermis, la capa inferior acumuladora de grasa y con tejido fibroso.

El National Institute of Cancer de Estados Unidos incluye tres clases de células en la epidermis:

  • Escamosas, que son delgadas y planas.
  • Basales, que son redondas y están debajo de las células escamosas.
  • Melanocitos, encargados de generar melanina y ubicados en la parte inferior de la epidermis. En otras palabras, son los que aportan el pigmento de color a nuestro cuerpo, cabello y ojos.

La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos señala que el cabello, las uñas y las glándulas sebáceas y sudoríparas conforman parte del sistema tegumentario, es decir, son derivados de la piel.

Clasificación del cáncer de piel

El Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos señala que hay distintos tipos de cáncer que se forman en sus diferentes células. Algunos investigadores los dividen en melanoma y no melanoma, según su grado de agresividad.

Dentro del tipo no melanoma encontramos a los dos más comunes: el carcinoma de células basales y el de células escamosas.

Por su parte, en la revista de la Facultad de Medicina, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se reconocen cinco tipos de los arriba mencionados.

El carcinoma de células basales o basocelular

Es el más común y suele aparecer en las partes más expuestas al sol. Suele tener la apariencia de un bulto elevado y liso. Se caracteriza por un crecimiento lento, invasivo y destructivo, pero con bajo potencial de metástasis.

Según los especialistas, quien lo haya presentado, tiene el 40 % de probabilidades de desarrollarlo nuevamente en un periodo de cinco años.

Carcinoma de células escamosas, epidermoide o espinocelular

Es el segundo con mayor frecuencia. Provoca lesiones en ojeras, labio inferior y dorso de las manos. Forma bultos enrojecidos y firmes, escamosos con costra y sangre. Puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo, incluso en los genitales.

Melanoma

Este tipo de cáncer es menos común, pero es el más grave. Las señales de su existencia son lunares inusuales, así como cambios en el aspecto o en la pigmentación de un lunar ya existente.

Este cáncer cutáneo se origina en los melanocitos, y, a su vez, se divide en nodulares, léntigo maligno, acral lentiginoso y lentiginoso de mucosas.

El problema con el melanoma es que, al desarrollarse, las células cancerosas tienen mayores probabilidades de destruir los tejidos y diseminarse a otros órganos.

Otros tumores malignos

Existen otras enfermedades de la piel clasificadas como cáncer porque los tumores que generan suelen ser malignos. Entre ellas:

  • Síndrome de Sézary y la micosis fungoide. Por este padecimiento se forma sarpullido rojizo, manchas, bultos o úlceras.
  • Sarcoma de Kaposi. Forma lesiones color morado en la piel, membranas mucosas, ganglios linfáticos y otros órganos. Puede suceder en varios lugares del cuerpo al mismo tiempo.
  • Carcinoma de Merkel. Aparece con un solo bulto sin dolor.

Finalmente, es importante mencionar que la queratosis actínica es un problema de la piel que, si bien no es cáncer, puede mutar a carcinoma de células escamosas, porque sucede en las zonas expuestas al sol y produce escamas ásperas y rojas que se agrietan con facilidad.

Factores y prevención

Es bien sabido que uno de los principales factores que aumenta las probabilidades de desarrollar cáncer de piel es la exposición al sol. Del mismo modo, lo es el uso prolongado de la luz solar artificial, como las cámaras de bronceado.

Entre los factores principales de cáncer de piel encontramos:

  • Tener antecedentes de quemaduras solares.
  • Antecedentes familiares de cualquier tipo de carcinoma cutáneo.
  • Cambios genéticos.
  • Inflamación persistente en la piel.
  • Sistema inmune débil.
  • Exposición al arsénico.
  • Tratamientos previos con radiación.
  • Ser mayor de 50 años.
  • Tener la tez muy clara que se pone pecosa o se quema con facilidad, además de que no se broncea o se broncea mal.
  • Tener ojos o cabello muy claro.

¿Cómo saber si es cáncer de piel?

La única forma certera de conocer si una persona tiene cáncer cutáneo es mediante exámenes realizados por médicos especializados. Solo ellos podrán determinar el riesgo, saber si existen células precancerosas, en qué etapa se encuentra el carcinoma en caso de tenerlo y los tratamientos.

La piel, por supuesto, puede presentar diversos cambios a lo largo de la vida debido al estilo cotidiano, a la salud y al cuidado; sin embargo, no todas esas modificaciones son señales de cáncer. A los signos que sí es importante prestarles atención son los siguientes:

  • Llagas con dificultad para cicatrizar.
  • Partes elevadas, lisas, brillantes o con tono perla.
  • Áreas firmes que parecen cicatrices de color blanco o amarillo.
  • Partes elevadas rojas o marrones.
  • Áreas escamosas sangrantes o con costras.

Los expertos señalan que los carcinomas de células basales y escamosas suelen aparecer en la nariz, ojeras, labio inferior o dorso de las manos, pues son las partes más expuestas al sol.

Ante cualquiera de los síntomas indicados, lo más importante es acudir con un dermatólogo para encontrar el motivo de esas anormalidades.

¿Qué procedimientos determinan el diagnóstico de cáncer de piel?

Entre los procedimientos más recurrentes para identificar carcinomas encontramos:

  • Exámenes físicos para determinar el estado de salud general.
  • Revisión de la piel para identificar manchas o bultos anormales en color, textura, tamaño o forma.
  • Biopsias, sea por raspado sobre la piel o por extracción del tejido que tiene aspecto anormal. Escisión de un bulto o de una parte de él.

Tratamiento

Entre las opciones de tratamiento para el cáncer de piel se encuentran la cirugía, radioterapia, quimioterapia, terapia fotodinámica, inmunoterapia, terapia dirigida, exfoliación química y fármacos.

Por supuesto, la elección dependerá del estado de salud general del paciente, estilo de vida, consumo de alcohol o tabaco y estadio del cáncer.

Respecto a esta última características se debe tomar en cuenta que la etapa del carcinoma, en este caso, se mide por el tamaño del tumor en centímetros y por la capa de piel en la que se encuentra. También, por si ha alcanzado huesos, tejidos debajo de la dermis o ganglios linfáticos. Sin embargo, es diferente si sucede en el párpado, ya que la estadificación se realiza por las medidas del tumor en milímetros.

Cáncer de piel en México

La Universidad Nacional Autónoma de México señala que, desde 2001, el cáncer de piel es el segundo más frecuente en el país. De acuerdo con especialistas de la Facultad de Medicina de esta casa de estudios, es resultado de un daño solar acumulado por la exposición recurrente.

A diferencia de lo que algunas personas piensan, el enrojecimiento de la piel tras pasar tiempo bajo el sol es señal de alarma, pues significa que ya existe un daño.

Rodrigo Roldán Marín, de la Facultad de Medicina, señaló en un comunicado que, aunque en México predomina la piel morena, no quiere decir que sea más resistente al sol. En realidad, somos mestizos y portadores de genes caucásicos, susceptibles al cáncer de piel.

Roldán Marín mencionó también que el carcinoma basocelular es el tumor maligno más frecuente en el ser humano y uno de cada cinco mexicanos lo va a desarrollar. Es importante tenerlo en cuenta porque este tipo de cáncer crece de forma paulatina y, aunque en el 95 % de los casos no hace metástasis, es bastante común.

Por su parte, la Secretaría de Salud, en 2015, alertó que el cáncer de piel duplica su incidencia cada diez años. Según sus registros, anualmente suceden mil casos. Las autoridades sanitarias indican que los más susceptibles son los campesinos, vendedores ambulantes y marinos, pero cualquier persona que se exponga sin protección de forma recurrente a la luz solar, o que tenga factores genéticos susceptibles, tiene mayor riesgo de desarrollar cáncer de piel.

Las recomendaciones para prevenir el cáncer de piel es realizarse una revisión anual con el dermatólogo a partir de los 40 años, utilizar filtro solar con un factor de protección mínima de 30 o 50, y aplicarlo cada cuatro horas todos los días en las zonas expuestas. Además, se invita a no hacer uso de las camas bronceadoras porque su radiación es mucho más intensa que la solar.