¿Tener cáncer es igual a desarrollar un tumor?

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La formación de masas anormales en el cuerpo puede ser señal de una enfermedad. Cuando eso pasa, por lo general, afirmamos que se trata de cáncer y que es igual a desarrollar un tumor. En términos generales es así, pero la asociación solo sucede en determinados casos.

Vamos por partes. En primer lugar definamos qué es cáncer: se trata del nombre que designa a un conjunto de enfermedades relacionadas. En todos los tipos de cáncer, algunas células del cuerpo comienzan a dividirse sin control y se diseminan alrededor de tejidos.

Este padecimiento puede aparecer en casi cualquier lugar del cuerpo. A medida que las células se vuelven anormales, las que son viejas sobreviven y nuevas se forman sin ser necesarias. Como resultado, las adicionales pueden dividirse sin interrupción hasta formar masas que se llaman tumores.

Un tumor es una masa anormal de tejido corporal, el cual puede ser benigno, que no representa mayor peligro, o maligno. En este último caso, entonces sí, el cáncer es igual a un tumor.

Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, los tumores ocurren cuando las células se dividen y se multiplican excesivamente en el cuerpo, es decir, el equilibrio de división-muerte celular está alterado.

Las causas por las cuales se generan las masas anormales del tejido no son del todo claras; sin embargo, algunos factores de riesgo ya conocidos son estos:

  • Problemas en el sistema inmunológico.
  • Tabaquismo.
  • Exposición a benceno, químicos y toxinas.
  • Mucho consumo de alcohol.
  • Toxinas ambientales como hongos venenosos o aflatoxinas que se produce en plantas como la del cacahuate.
  • Exposición excesiva a la luz solar.
  • Problemas genéticos.
  • Obesidad.
  • Exposición a la radiación.
  • Virus.

Los tipos de tumores asociados con virus son los siguientes:

  • Cáncer de cuello uterino, por el virus del papiloma humano (VPH).
  • Cánceres anales, por VPH.
  • Algunos cánceres de garganta, como el de velo del paladar, la base de la lengua o amígdalas, también por VPH.
  • Cánceres vaginales, de vulva y de pene, consecuencia de VPH.
  • Algunos tipos de cáncer de hígado, por el virus de la hepatitis B y C.
  • Sarcoma de Kaposi, a causa del herpes virus 8 humano.
  • Leucemia/linfoma de células T en adultos, provocado por el virus linfotrópico T humano tipo 1.
  • Carcinoma de células de Merkel, por el poliomavirus de células de Merkel.

Síntomas de un tumor

Los síntomas de los tumores dependen del tipo y de la localización. Por ejemplo, en el pulmón pueden causar tos, dificultad respiratoria o dolor torácico. En cambio, los de colon pueden provocar pérdida de peso, diarrea, estreñimiento, anemia y sangrado.

A pesar de lo anterior, algunas señales de alerta comunes:

  • Fiebre y escalofríos
  • Fatiga
  • Pérdida de apetito
  • Sudores nocturnos
  • Pérdida de peso sin razón aparente
  • Dolor

Diagnóstico

Existen algunos tipos de cáncer en los que los tumores son externos, como el de piel; no obstante, la mayoría de ellos no se pueden ver en un examen a simple vista porque se encuentran en los tejidos más profundos del cuerpo.

Así, para verlos es necesario hacer pruebas de laboratorio. Entre ellas se encuentran la biopsia, que es la extracción de un trozo de tejido para examinarlo bajo el microscopio, y la tomografía por emisión de positrones (TEP) para encontrar ciertos tipos de tumores. Algunas más incluyen:

  • Exámenes de sangre.
  • Biopsia de médula ósea para casos de leucemia o linfoma.
  • Radiografía de tórax.
  • Conteo sanguíneo completo.
  • Pruebas de función hepática.

Tratamiento

El tratamiento varía según el tipo de tumor, si es o no canceroso, y según el lugar donde se encuentre. Por supuesto, también se toma en cuenta la edad del paciente, su estado de salud en general y a qué terapias se ha sometido.

Si es benigno, puede no requerir tratamiento a menos que sea por cuestiones estéticas o para mejorar los síntomas. Por el contrario, los tumores cancerosos necesitan de intervenciones más invasivas, como la quimioterapia, radiación, cirugía, terapia dirigida, inmunoterapia. Todas estas en combinación o acompañadas, muchas veces, de fármacos.

Tumores y cáncer

Como se ha mencionado, cuando se habla de tumor, no necesariamente se habla de cáncer. Sin embargo, si estos son malignos, inevitablemente conducen a la enfermedad.

En la mayoría de los cánceres, los tumores son masas anormales sólidas, excepto en las leucemias.

La leucemia es un cáncer de los tejidos que forma la sangre en la médula ósea. Allí, un gran número de glóbulos blancos anormales, llamados células leucémicas y blastocitos leucémicos, se acumulan para desplazar a los glóbulos sanos. Esto provoca una difícil transportación de oxígeno al resto de los tejido.

Existen otros tipos de cáncer que empiezan en células muy específicas:

Carcinomas: Se forman en las células epiteliales que son las que cubren las superficies internas y externas del cuerpo. Se dividen:

  • Adenocarcinomas, ubicados en las células que producen fluidos o mucosidad, y en tejidos glandulares.
  • Carcinoma de células basales que empiezan en las capas más bajas de la epidermis. Se forman células escamosas que pueden revestir no solo la piel de las personas, sino órganos como el estómago, intestinos, pulmones, vejiga y riñones.

Sarcoma: Los tumores se forman en el hueso, tejidos blandos como músculo, tejido adiposo, vasos sanguíneos, vasos linfáticos, tendones y ligamentos.

Linfoma: Empieza en los linfocitos; su crecimiento anormal hace que se acumulen en los ganglios linfáticos y vasos linfáticos. Se divide en Linfoma de Hodgkin y Linfoma de no Hodgkin.

Melanoma: Se forma en piel y puede alcanzar otros tejidos pigmentados como los ojos.

Tumores de cerebro y de médula espinal: El más común es el tumor astrocítico que comienza en los astrocitos, células del cerebro en forma de estrella.

Tumor de células germinativas: Empiezan en las células que forman los espermatozoides u óvulos.

Tumores neuroendocrinos: Se forman en las células que secretan hormonas en la sangre como respuesta a una señal del sistema nervioso. Provocan la producción excesiva de forminas.

Tumores carcinoides: De tipo neuroendocrino, de crecimiento lento que, por lo general, se encuentran en el aparato gastrointestinal. Pueden diseminarse al hígado o a otros sitios del cuerpo; además, secretan sustancias como serotonina y prostaglandinas.

Grado de un tumor

El National Cancer Institute de Estados Unidos define al grado de un tumor como la descripción de la forma de las células y del tejido ante un microscopio. Es un indicador de la rapidez con la que probablemente crecerá.

Cabe destacar que el grado del tumor no es lo mismo que el estado del cáncer; este último se refiere al tamaño o a la extensión del tumor original y a la diseminación por el cuerpo. En cambio, el grado del tumor difiere según el tipo de cáncer, ya que se les asigna un número del 1 al 4 según su anormalidad.

Los tumores de grado 1 tienen células tumorales y organización del tejido cercana a la normal. En el grado 3 y 4, las células ya no se ven como las normales: tienden a un crecimiento rápido.

El sistema de gradación utiliza este sistema:

  • GX: No es posible asignar grado.
  • G1: Bien diferenciado o grado bajo.
  • G2: Moderadamente diferenciado, grado intermedio.
  • G3: Escasamente diferenciado, grado alto.
  • G4: Indiferenciado, grado alto.

Los médicos usan el grado de tumor, así como la etapa del cáncer, edad y estado de salud del paciente, para determinar pronóstico y tratamiento.

¿Cáncer es igual a secuenciación clínica del ADN de un tumor?

El cáncer es causado por cambios en los genes que controlan la forma cómo funcionan las células, en específico, cómo crecen y se dividen. Esos cambios pueden ser heredados o surgir al azar como resultado de errores en las células o por exposición a elementos carcinógenos.

El National Cancer Institute señala que cada persona tiene una combinación única de cambios genéticos. La secuenciación de ADN en los tumores, que también llaman perfil genético o pruebas genéticas, es un análisis para identificar esos cambios.

En algunos casos, conocer esas alteraciones ayuda a determinar el plan de tratamiento. Por lo general, es más benéfica para pacientes con tipos de cáncer susceptibles de terapias dirigidas, como el cáncer colorrectal o el de pulmón.

Del mismo modo, se recomienda en pacientes con etapas muy avanzadas y que no responden al tratamiento convencional.

Tipos de secuenciación

Para realizar la secuenciación de ADN del tumor, se extrae un muestra del tumor y se aísla en el laboratorio para luego “leerlo”. Ahí se determina si hay alteraciones que lo hacen susceptible a determinados tratamientos.

Entre los tipos de prueba de secuenciación se encuentran:

  • Pruebas de un panel de muchos genes que indican con claridad si existe una alteración genética susceptible de una terapia existente.
  • Pruebas amplias de secuenciación de ADN para analizar más regiones. El problema es que su interpretación puede ser más difícil, ya que identifica también alteraciones genéticas que no causan cáncer, pero sí tumores benignos. Esto no ayudaría a definir el tratamiento.

De manera adicional, este método permite descubrir la presencia de alteraciones heredadas que aumentan el riesgo de cáncer o que están asociadas a enfermedades o padecimientos distintos.

A pesar de sus ventajas, este tipo de pruebas genéticas no necesariamente funcionan con todos los pacientes, pues se podrían no identificar las alteraciones de ADN que impulsan el crecimiento de los tumores o no hallar un tratamiento al que sean susceptibles.

Asimismo, una primera prueba podría no ser funcional si el cáncer sigue avanzando pues, al componerse de células cancerosas con alteraciones genéticas variadas, el tumor podría cambiar con el tiempo.

Por todo lo anterior, y para evitar el desarrollo de cáncer y de tumores, es importante tener una alimentación saludable, actividad física regular, así como chequeos médicos constantes para obtener diagnósticos oportunos.